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Xabier Markiegi, en el Parlamento vasco, tras ser elegido Ararteko en 1995. JAVIER MINGUEZA
Muere Xabier Markiegi, exdirigente de Euskadiko Ezkerra y Ararteko

Muere Xabier Markiegi, exdirigente de Euskadiko Ezkerra y Ararteko

Se desmarcó de la fusión entre su partido y el PSE, «consolidó» la figura del Defensor de Pueblo y plantó cara a ETA, lo que le obligó a dejar Bilbao

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Lunes, 29 de marzo 2021, 15:32

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Xabier Markiegi Candina, histórico militante de Euskadiko Ezkerra, Ararteko entre 1995 y 2000, y exdirector del Instituto Cervantes en Rabat, falleció el domingo por la noche en su domicilio de Aguadulce (Almería), a la edad de 82 años, cuando se recuperaba de una pequeña intervención tras una caída.

Dos son los adjetivos a los que quienes le conocieron recurren a la hora de describirle: «Honesto y riguroso». Markiegi nació en Bilbao la víspera de la Nochevieja de 1938. Estudió Filosofía y Teología, y la enseñanza fue una de sus pasiones. «Mis alumnos me recuerdan como un profesor serio. Y no me arrepiento, los chavales necesitan cimientos», defendía. La otra fue la política. Llegó a ser vicesecretario general de Euskadiko Ezkerra (EE) en dos ocasiones. Fue concejal del Ayuntamiento de Abanto-Zierbena y apoderado en las Juntas Generales de Bizkaia, hasta que en 1981 se incorporó al Parlamento vasco al sustituir en el escaño a Mario Onaindia. Permanecería en la Cámara las tres legislaturas siguientes. No obstante, su último año lo pasaría adscrito al Grupo Mixto tras desmarcarse de la fusión entre Euskadiko Ezkerra y el PSE.

Markiegi apostó por una convergencia que diera pie a un único referente de la socialdemocracia en Euskadi, pero consideraba que las bases sociales y electorales de EE y el PSE necesitaban un tiempo de colaboración en programas comunes para favorecer una integración real. Y actuó en consecuencia. En febrero de 1993 participó en el congreso que su partido celebró para abordar dicha unión de fuerzas. No votó, pero aceptó la decisión. «Hasta aquí hemos caminado juntos y espero que en la vida nos sigamos encontrando y sigamos siendo buenos amigos», se despidió. Markiegi se unió al Grupo Mixto y mantuvo una gran amistad con dirigentes del Partido Socialista. Siempre dijo que fueron Ramón Jáuregui y Fernando Buesa quienes mejor comprendieron sus argumentos y decisiones.

El 3 de marzo de 1995 fue elegido por el Parlamento autonómico como Ararteko, convirtiéndose en su segundo titular tras Juan San Martín. Propuesto por el PSE-EE, su nombramiento contó con el apoyo del PNV, IU y Unidad Alavesa. El PP se abstuvo, mientras que EA y HB se opusieron.

«Rebelión social»

Cinco años permaneció en el cargo, durante los cuales «ayudó a consolidar la institución», señala Mertxe Agúndez, que le acompañó como adjunta durante su andadura. «Abogó por la cercanía, tenía claro que había que estar en la calle. Se involucró en multitud de temas, desde la defensa de los mayores y menores, hasta la situación de las cárceles vascas», recuerda a este periódico. Cuando se convirtió en Ararteko tan solo existía una oficina de atención al público, situada en Vitoria. Un año después, tenía presencia en los tres territorios. En 2000, dejó el cargo debido a la falta de acuerdo entre el PNV y el PSE-EE. Su sustituta fue la propia Mertxe Agúndez.

Volvió a la actividad docente. Dirigió el Instituto Cervantes en Rabat y a punto estuvo de ser nombrado Defensor del Pueblo de Europa, pero finalmente retiró su candidatura. Xabier Markiegi, socio de la Filarmónica y de la ABAO, fue también el primer vicepresidente de la Fundación Buesa. La viuda del exvicelehendakari socialista asesinado por ETA, Natividad Rodríguez, aseguraba este lunes sentir una «profunda tristeza» por el «vacío difícil de llenar» que deja la pérdida de «un hombre bueno». «En los tiempos difíciles siempre estuvo cerca», agradecía.

No se calló Markiegi ante quienes ejercían la violencia. Y eso, en plena «socialización del sufrimiento», le llevó a padecer las amenazas y la presión de ETA. Siempre llamó a la «rebelión social» de los vascos frente a los asesinatos y los secuestros. Incluso aunque aquello les obligara a su mujer, Begoña, y a él a dejar su Bilbao natal.

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