«Ha sido un momento muy duro volver al lugar del atentado en el Hotel Monbar»

La familia Irazustabarrena Arbelaiz, padres de un niño de tres meses, Suharri, vivía muy cerca del hotel Monbar. Según ha relatado «todavía me pone muy nerviosa recordar todo. Es como si hubiera pasado hace dos días. Hacía varios años que no volvía a este lugar porque son unos recuerdos muy malos, a pesar de que en esta ciudad también tenemos recuerdos muy buenos. Hubo una época que vivimos bien pero cuando empezó el GAL cambió totalmente la historia y era una inseguridad total y mucho miedo».

El homenaje organizado por las familias de las víctimas, con el apoyo de Egiari Zor, ha contado con la presencia de la directora de Víctimas del Gobierno Vasco, Ainhoa Zugasti, y el director de Gogora, el Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos, Alberto Alonso, así como los alcaldes de Astigarraga, Xabier Urdangarin; Hernani, Xabier Lertxundi; y Zestoa, Mikel Arregi.Begoña Arbelaiz ha relatado el «olvido» que han sufrido durante cuatro décadas. «Las instituciones no se han acordado de nosotros», ha remarcado aunque ha agradecido que hoy haya asistido una representante del Gobierno Vasco y del Instituto de la Memoria. «Es un pasito adelante».

Arbelaiz también ha recordado que el lunes se inaugurará en San Sebastián la exposición 'Hotel Monbar, 1985. 40 años de la mayor masacre de los GAL'. En su opinión es importante que se pueda ver la muestra para que «por lo menos la sociedad se entere de lo que realmente pasó y que la gente joven, que no está muy informada, sepa que ha habido otras víctimas también que lo hemos pasado muy mal y que hemos estado olvidadas. Eso es justamente lo que nos duele sobre todo porque somos familias de víctimas que hemos estado bastante olvidadas».

Su hijo, Suharri, ha leído un texto en nombre de las familias de las víctimas del atentado. Ha iniciado su intervención reclamando que se «detenga» el «genocidio que el Estado de Israel está realizando contra el pueblo palestino». A continuación a remarcado que durante los 40 años transcurridos desde el atentado que costó la vida a su padre «el calor y la solidaridad de la ciudadanía nos ha ayudado a seguir avanzando, suavizando y de alguna manera ayudándonos a compartir nuestro dolor». Ha denunciado que «sin embargo. desde las instituciones no hemos recibido ningún apoyo», por lo que ha agradecido la presencia en el acto de «representantes políticos de Hego e Ipar Euskal Herria».

Ha subrayado que «el nuestro ha sido un recorrido doloroso, en general, así ha sido el camino de quienes hemos sufrido la violencia del Estado; porque la Justicia nunca llamó a nuestra puerta ante los crímenes cometidos contra nuestros familiares, porque la impunidad generalizada se ha naturalizado y porque hasta ahora los reproches genéricos hacia la violencia que hemos sufrido, siempre han evitado abordar las responsabilidades de los GAL».

«Que la tragedia vivida durante décadas se convierta en la enseñanza que impida que hechos de esta naturaleza puedan repetirse en el futuro», ha concluido.

Los hechos que se han recordado este mediodía tuvieron lugar la noche del 25 de septiembre, cuando dos sospechosos se acercaron al bar del hotel y comenzaron a disparar. Les tirotearon en la cabeza y en el tórax. Asteasuinzarra, Etxaniz e Irazustabarrena murieron en el acto, mientras que Etxaide falleció poco después en el hospital de Baiona. Iriart también resultó herido en una mano. Tras escuchar los disparos, varias personas corrieron tras ellos y fueron testigos de cómo se deshicieron de las armas lanzándolas al río Errobi. Poco después los responsables de la mayor masacre de los GAL fueron interceptados en un puente cercano.

En el juicio, los dos mercenarios de la mafia marsellesa, Pierre Frugoli y Lucien Mattei, apuntaron en el juicio al subcomisario de Bilbao, José Amedo. Según Frugoli, se desplazó hasta Marsella, donde se presentó como 'Francis' junto a un tal 'Miguel', que podría ser el agente español Michel Domínguez, para cerrar un trato de suma relevante por el atentado y más dinero por cada víctima mortal, refugiados en una época en la que el Estado francés no estaba implicado en la lucha contra ETA.

Debido a un defecto de forma Frugoli fue sentenciado a 20 años de prisión, mientras que Mattei asumió una condena de facto que no llegó a las dos décadas.

En 1991 el caso fue archivado en la Audiencia Nacional por falta de pruebas. Cuatro años después, el juez Baltasar Garzón decidió reactivar la investigación, y procesó al entonces secretario de Estado, José Sancristóbal; al exdirector del Cesid Alberto Perote y al que fuera responsable de la brigada antiterrorista Francisco Álvarez. Sin embargo, el sumario volvió a cerrarse en 2001 al considerarse que no se habían logrado avances en la investigación policial y judicial.