La militancia del PNV pide reforzar el papel de las mujeres en el partido

Uno de los apartados más interesantes del documento del PNV, por lo inhabitual que resulta que un partido haga públicas las quejas internas de sus bases, es el que recoge la visión de los alderdikides y arroja algunas percepciones curiosas, como la de ser conscientes de proyectar una imagen «más social» en Gipuzkoa en contraste con la netamente «institucional» de Bizkaia.

Entre lo que a la militancia le gustaría «cambiar ya hacia dentro» destaca como «muy urgente», en mayúsculas en el texto, la necesidad de «reforzar y visibilizar» el papel de las mujeres en un partido que perciben como «masculinizado», un reproche que ha forzado, sin duda, los cambios en las listas de mayo. Los militantes exigen también «huir de los amiguismos dentro y fuera» del partido, «repensar» el modelo de batzoki, fomentar la «empatía» con los afiliados y enfatizar la pluralidad interna. «Aquí también hay frikis, que se vean», apuntan, de forma gráfica.

Hacia fuera, es recurrente el llamamiento a incorporar a «personas de valor» externas al partido. Flota, de hecho, en las conclusiones, una sensación permanente de que al PNV le faltan referentes públicos que se identifiquen con la sigla y puedan conectar con los jóvenes, por ejemplo en el mundo de la cultura. «Menos corbatas y más camisetas», resumen los afiliados, que exigen «otros perfiles» en la dirección jeltzale. Hace falta, apuntan, «gente joven en el partido y en los cargos públicos». «Si no, difícilmente se va a poder lograr la confianza de la juventud», abundan, al tiempo que demandan también «abrir el partido a la inmigración» y «sensibilizar» a las bases contra «rumores y estereotipos».

Los militantes ven al PNV como un partido «interclasista» y «de la calle» pero son conscientes de que «en algunos sectores se nos ve ligeramente orientados a las clases más fuertes», aunque con pragmatismo y capacidad de liderazgo.

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