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Varios ertzainas, poco después del atentado, junto a la tierra de la macetera que escondía las granadas. e. c.

Una acción heroica que fue el comienzo del fin

Un cabo de la Policía Municipal de Bilbao, que patrullaba en moto cerca de allí, logró detener a uno de los etarras. ETA le amenazó de muerte

Miércoles, 12 de octubre 2022, 08:13

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L. era cabo de la Policía Municipal y aquel funesto 13 de octubre de 1997 patrullaba por los alrededores del Guggenheim. Cuentan sus compañeros que ... era un jefe admirado y uno de los pilotos más diestros del grupo motorizado. De pronto, un aviso urgente por la emisora rompió la rutina y unas cuantas cosas más. Habían tiroteado a un ertzaina en la explanada del museo, aunque en ese momento ni siquiera estaba claro qué había pasado. Él estaba muy cerca de allí, así que aceleró la moto y llegó en segundos hasta un grupo de ciudadanos que le gritaron que los etarras habían escapado corriendo, uno hacia el puente de Deusto y otros hacia Alameda Rekalde. El miembro de ETA Kepa Arronategi se vio acorralado por el motorista e intentó dispararle. No está claro si el arma se encasquilló, si cayó al suelo el cargador o si le faltó tiempo. Varios policías cuentan que L. levantó la rueda delantera a modo de parapeto y se abalanzó contra él. Los dos cayeron al suelo. El cabo de la Policía Municipal era corpulento, muy alto y con brazos fuertes. Kepa Arronategi fue reducido.

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