Javier Zumalde, 'El Cabra', en el museo de ETA que montó en 2004. LUIS ÁNGEL GÓMEZ

Fallece 'El Cabra', el estrambótico personaje que dirigió el primer frente militar de ETA

Javier Zumalde pasó de ser uno de los primeros jefes de la banda en los 60 a trabajar para el PNV en los 80, para terminar creando un fugaz museo del terrorismo y ejerciendo de inventor

Óscar B. de Otálora

Lunes, 6 de noviembre 2023

Javier Zumalde, 'El Cabra', falleció el sábado en la localidad vascofrancesa de Askain y con él desaparece una de las figuras más rocambolescas de la ... historia de ETA. Este personaje fue uno de los jefes del frente militar de la banda en los años 60, pero su personalidad histriónica hizo que muy pronto quedase fuera de la organización. Posteriormente trabajó para el PNV y llegó a estar investigado en las escuchas ilegales al exlehendakari Carlos Garaikoetxea, realizadas por mandos de la Ertzaintza, e incluso con una estrambótica red de zulos dedicadas a proteger a los líderes nacionalistas en caso de golpe militar. En sus últimos años fundó un efímero museo de ETA, cerrado tras las denuncias de las víctimas, y publicó un libro autobiográfico para su mayor gloria. También se presentaba como inventor.

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'El Cabra' se incorporó a la primera ETA en 1965, tras pedirle al cura de su pueblo que le buscase un contacto con la banda. Su figura, un casero procedente de Amorebieta, enamorado de las armas y con escasa cultura, fascinó a los universitarios que crearon la organización. Como era uno de los pocos que sabía moverse por el monte -había hecho la 'mili' en un regimiento de montaña en Huesca- le nombraron jefe del aparato militar. Zumalde comenzó a entrenar a los terroristas con acciones más propias de la guerrilla latinoamericana que de un grupo urbano como ETA.

Confundidos con ladrones de ganado

Una de las primeras acciones que protagonizó fue la toma del pueblo vizcaíno de Garai el 1 de mayo de 1966. Varios militantes de la banda se pintaron las caras con un corcho quemado, lanzaron chinchetas en las carreteras, y se pasearon por la localidad pintando ikurriñas. Se marcharon antes de que llegase la Guardia Civil y, según reconocería el propio Zumalde, les confundieron con ladrones de ganado.

'El Cabra' -que siempre tuvo un problema con su narcisismo- no tardó en crear su propia organización, 'los cabras', un grupo de jóvenes a los que engañó diciéndoles que iban a entrar en ETA, cuando en realidad, él ya estaba fuera de la disciplina de la organización. Cuando en 1968 se produjo el primer asesinato de la banda -la muerte del cabo de la Guardia Civil José Pardines-, Zumalde huyó al País Vasco francés, donde residió como refugiado hasta la muerte del dictador. Entonces se acogió a la amnistía. Según algunos investigadores, las primeras cartas de extorsión a empresarios -el denominado 'impuesto revolucionario'- fueron enviadas por 'Los cabras'. Ese sistema de financiación fue copiado luego por los 'polimilis'.

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Zumalde, en su segunda etapa, comenzó a colaborar con el PNV. Este paso es bastante oscuro pero él mismo afirmó que ayudó a crear una red de zulos en los que esconderse si se producía un levantamiento militar en la Transición. Zumalde aseguró que esa red secreta, denominada 'M-35', también debía servir para alzarse en armas si se producía un golpe como el del 23 de febrero de 1981. Lo cierto es que esa trama jamás se activó, si es que era algo más que una exageración de 'El Cabra'.

En 1986 trabajaba como agente forestal para la Diputación de Bizkaia. Ese año fue procesado junto con el consejero de Interior, Luis María Retolaza, por las escuchas ilegales al exlehendakari Carlos Garaikoetxea, quien en ese momento preparaba la escisión del PNV y la creación de EA. Tanto Retolaza como Zumalde resultaron absueltos pero se condenó a dos agentes de la Ertzaintza y a un funcionario del Departamento de Interior. Este episodio reveló la conexión de Zumalde con algunos sectores de la Policía vasca que nunca fueron aclarados. Al parecer, Zumalde entregó a la Ertzaintza información sobre algunos manuales de la banda que no eran sino textos que él había escrito en el pasado.

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Tres euros por visitar el museo de ETA

Zumalde montó más tarde un restaurante en un local municipal de Amorebieta que se presentó como una especie de espacio ecológico dedicado al caserío vasco. Junto al comedor, por ejemplo, tenía reproducciones en cartón piedra de mamuts y maniquíes vestidos con trajes regionales. En ese escenario presentó en 2004 su museo de ETA. Se trataba de una serie de pequeñas salas en las que se mezclaban carteles históricos de la organización, con algunas armas antiguas y objetos de la banda. El local fue clausurado por la Ertzaintza tras una decisión del alcalde peneuvista de Artea. 'El Cabra', que pretendía cobrar tres euros por la entrada, desafió al ayuntamiento y reabrió el inmueble, pero acabó cerrándolo después de que la Guardia Civil le incautase las armas. Las víctimas del terrorismo también habían pedido que se clausurase el museo.

En los últimos años, 'El Cabra' concedió algunas entrevistas en las que arremetía contra el PNV, contra ETA y contra el nacionalismo. Se declaraba pacifista y se enorgullecía de no tener delitos de sangre. Ejercía también de inventor y aseguraba que había desarrollado un sistema para limpiar de minas zonas de combate y un mecanismo para entrar y salir de la bañera sin riesgo.

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