El ruido y la música
Lejos del ruido de otras latitudes, el Pleno de Política General del Parlamento vasco sonó razonablemente bien. El lehendakari trató de darle un sentido histórico ... a su legislatura aportando un relato propio de los acontecimientos del siglo XX. Este hecho evoca la ambición de alcanzar un liderazgo que transcienda la institucionalidad de su cargo. El PNV, que estrena mandato bicéfalo con el tándem Esteban-Pradales, tendrá que gestionar esta compleja dualidad en este ciclo que ya ha empezado. Veremos las pistas que nos da, en ese sentido, la escenografía del próximo Alderdi Eguna, a finales de este mismo mes.
Además, el lehendakari va esbozando un corpus ideológico que, desde una genealogía que parte de Sabino Arana y permea influencias contemporáneas como el europeísmo, el nacionalismo cívico, la democracia cristiana y hasta la socialdemocracia, trata de actualizar con pragmatismo liberal en lo económico (compartiendo inquietudes con el canciller conservador alemán y con el ya ex primer ministro francés Bayrou) y conjugar, junto a ello, una tradición comunitaria vasca con la democracia deliberativa como fórmula doble para reconectar el partido con la sociedad y hacerse con la vacuna contra la epidemia de la polarización que contamina el continente.
Otxandiano estuvo notablemente acertado. Sin llegar a la vehemencia, subió el tono, ofreciendo, al mismo tiempo, al lehendakari su total colaboración «sin límites» para afrontar un tiempo excepcional de amenazas excepcionales. El candidato de EH Bildu combinó su natural carácter estratégico con una renovada expresividad comunicativa que le favorece a él y al debate.
Especialmente hábil fue su apelación a un horizonte de esperanza y de cambio partiendo de la argumentación del propio lehendakari. Presentar los puntos de encuentro («un suelo nuevo») de dos proyectos tan diferentes para posicionar las ideas propias como compartidas, y marcar las diferencias en los puntos en los que a uno le posicionan mejor (vivienda, Ertzaintza… ) indican el crecimiento dialéctico de Otxandiano.
Y es que las tendencias de fondo de la sociedad vasca siguen siendo favorables para los intereses de EH Bildu, algo que, si nada cambia, tendremos la ocasión de comprobar en las elecciones municipales y forales del 2027, verdadera primera meta volante de la legislatura vasca, nuestras 'midterms' particulares.
Andueza, por su parte, cambió el esperado papel de 'enfant' terrible por el de 'bon élève' para tranquilidad del Gobierno, con advertencia a los límites jurídicos del pretendido nuevo estatus incluida.
No nos dan demasiadas pistas, pero la música de las tres fuerzas implicadas en la reforma estatutaria suena a que se está terminando de escribir la letra de esa canción. Si eso ocurre, el próximo debate de Política General sonará aún mejor, mucho mejor.
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