Inaugurada en Bayona con polémica la escultura sobre el desarme de ETA
Representantes de las víctimas se han acercado al lugar con paraguas en los que se leía la palabra «vergüenza» en francés y que recordaban los 829 crímenes de la banda terrorista
EL CORREO
Domingo, 8 de abril 2018
Ayer domingo, pasadas las 11.00 horas, en la explanada Roland Barthes de Bayona, se inauguró el polémico monolito titulado 'Arbolaren Egia', del escultor guipuzcoano Koldobika Jauregi, un árbol de acero y hierro de ocho metros de alto, cuatro de ancho y tres toneladas de peso cuyo tronco es un hacha (símbolo de ETA) invertido. Una obra que ha provocado las críticas de las víctimas de la banda terrorista, para quienes supone un «homenaje a los asesinos». Por ello, se han acercado al lugar varias personas que portaban paraguas en los que se leía la palabra «vergüenza» en francés y que recordaban los 829 crímenes de ETA.
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Tanto el autor de la escultura Koldobika Jauregui como el alcalde de Baiona y presidente de la Mancomunidad de Iparrade, Jean René Etchegaray, han defendido la instalación del monolito y, en sus intervenciones, han recordado «todas las violencias» y han asegurado que se solidarizan con «el sufrimiento y el dolor» que las víctimas han padecido.
Según han explicado, la escultura se ha ubicado frente a la universidad de la localidad para recordar a las generaciones futuras que no se puede repetir la violencia que se ha vivido en el pasado en el País Vasco. «Esta escultura es, quizá, la apología de la paz y de la reconciliación a la que aspira toda la sociedad», ha indicado.
El pastor irlandés Harold Good, que actuó como verificador del decomiso de armas del IRA, ha estado presente en el acto, y ha recordado «a las personas que todavía están sufriendo este conflicto».
Asistencia
En la inauguración han estado representantes de la Corporación de Bayona, 'artesanos de la paz' y miembros de Bake Bidea, además de una amplia representación de EH Bildu, encabezada por Arnaldo Otegi y Maddalen Iriarte.
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Otegi ha considerado que se ha dado «un nuevo paso» en el proceso de paz de Euskadi y que en próximos meses se seguirá avanzando más. El político abertzale, que no se ha referido explícitamente a la disolución de ETA, ha señalado, en declaraciones a los periodistas, que estos «nuevos pasos» se darán «en términos constructivos».
«Somos muy conscientes de que hay sectores muy poderosos, sobre todo en el Estado español, que no quieren que la paz se construya ni se estabilice, pero sus esfuerzos van a ser baldíos porque este país va a dar nuevos pasos hacia la paz, la reconciliación y también hacia la libertad», ha subrayado.
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Críticas del PSE
El portavoz parlamentario del PSE, José Antonio Pastor, ha criticado el acto al considera que se intenta «lavar la imagen sangrienta» de ETA y dotarle «de una cierta épica». Además, considera que, con su disolución, la banda terrorista pretende «un acto de propaganda más», pero cree que simplemente va a ser la escenificación de «derrota total y absoluta».
Pastor ha considerado que, tras el desarme de ETA hace ahora un año, apenas ha cambiado la situación. «A la mayoría de la sociedad vasca nos importó muy poco el tema del desarme, lo que era un sinsentido es que se hiciera después de seis años y medio de haber anunciado el cese definitivo. Lo debería haber hecho el mismo día», ha apuntado.
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A su juicio, el desarme del 8 de abril de 2017 «no tiene más valor que el meramente simbólico». «Lo triste es que todavía el día 1 de abril ha hecho una reivindicación de su historia sangrienta, lo cual dice poco de la capacidad de autocrítica que tiene la organización», ha indicado, en alusión a su último comunicado.
Por ello, ha destacado que lo que le preocupa ahora «es que se haga una adecuada política de justicia, de reparación de todas las víctimas». «Lo otro es simplemente un acto de propaganda más de ETA», ha manifestado.
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El dirigente socialista ha apuntado que, con su próxima desaparición, la banda «va a escenificar, por mucho que quieran vestir con otro ropaje, la derrota total y absoluta de ETA, de su estrategia de terror». «ETA no abandonó las armas por hacer un favor a la sociedad vasca, lo hizo obligada por las circunstancias, por la movilización ciudadana, por la presión internacional y por la presión de la Policía», ha indicado.
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