El Gobierno se compromete a «acelerar» los estudios para la conexión del TAV con Navarra

En plena polémica política y territorial por la conexión de alta velocidad que deberá conectar Euskadi y Navarra, el Gobierno central dice ahora que va a «acelerar» los estudios técnicos que deberán servir para tomar la decisión definitiva sobre el trazado que unirá ambas comunidades autónomas. Sánchez trasladó a Pradales el «compromiso» a este respecto por parte del ministro de Transportes, Óscar Puente. Tanto el lehendakari como el titular de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, informaron de este planteamiento en sendas comparecencias al término de la cita.

La documentación a la que se refieren ambas partes es el informe técnico que justificará la elección entre las dos alternativas existentes: la idea original, la del pueblo guipuzcoano de Ezkio-Itsaso, cuyo coste ascendería a 2.061 millones de euros, según cálculos de 2018 que habría que actualizar, y cuya ejecución sería más compleja al precisar de un megatúnel de 22 kilómetros por la sierra de Aralar; o la propuesta posterior y preferida por el Gobierno central, la de Vitoria, que reduciría la factura a 704 millones y facilitaría la obra al ser un trazado a cielo abierto. Eso sí, la alternativa por suelo alavés alargaría la duración de los trayectos desde Bilbao y San Sebastián hasta Pamplona.

Previsiblemente, ese informe no se presentará hasta el primer semestre de 2025, aunque el nuevo compromiso de Moncloa abre la puerta a un adelanto. El ministro Torres, quien actuó como portavoz de Sánchez y Puente, quiso demostrar la voluntad de agilizar todos los trabajos esgrimiendo una licitación que el Ministerio de Transportes activó a finales de agosto y que, según dijo, pretende «avanzar en la conexión entre Navarra y el País Vasco». Sin embargo, el contrato al que hizo alusión se refiere a la conexión de alta velocidad entre Castejón y Pamplona; es decir, en sentido contrario, hacia el sur de la comunidad foral y no hacia el este de Euskadi.

Sea como fuere, la presentación de los estudios deberá servir no sólo para fundamentar la decisión definitiva, sino también para cerrar una controversia que va mucho más allá de lo técnico. No en vano, si bien la de Ezkio-Itsaso era la fórmula original, con los años los ejecutivos central y navarro han ido mirando cada vez más hacia la alternativa de Vitoria como una opción más pragmática. El Gobierno vasco, por su parte, ha pasado de defender la vía guipuzcoana en sus alegaciones a una posición neutral a la espera de los informes. Lakua es consciente de que la fórmula alavesa tiene muchas papeletas para ser la escogida y por eso ha ido modulando su posición.

En cualquier caso, la postura no es unánime entre las administraciones y formaciones políticas vascas. Las diputaciones de Álava y Gipuzkoa, gobernadas por sendas coaliciones de PNV y PSE-EE, barren para casa y defienden con uñas y dientes la opción que pasa por sus respectivos territorios. En clave puramente orgánica, la ejecutiva jeltzale no ha querido decantarse por ninguna de las dos opciones, mientras que en el caso de los socialistas Eneko Andueza ha manifestado su preferencia por Vitoria en contra del criterio de la federación guipuzcoana que él mismo lideraba hasta 2021. Entre el resto de los partidos, EH Bildu se ha desmarcado del debate y apuesta por lo que llama un «tren social» por el actual corredor alavés, y el PP vasco prefiere no tomar partido, aunque su presidente, Javier de Andrés, se decanta por Vitoria.

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