Feijóo abre un «periodo de reflexión» sobre el PP vasco para relanzar la marca

Feijóo ha encargado un informe sobre la situación de todas las baronías a los dos hombres que ha puesto al mando de la vida interna del partido, Elías Bendodo y Miguel Tellado. Hay una docena de congresos regionales pendientes y se dará prioridad a los territorios que se enfrentan a elecciones el año que viene. Luego llegará el turno de Euskadi y Cataluña. Ambos van de la mano en este proceso por su especial simbología y dos razones de peso. La primera, que son comunidades clave para llegar a La Moncloa en las que toca enderezar el rumbo tras los malos resultados de los últimos años. En 2000, los populares llegaron a contar con 12 diputados catalanes y 7 vascos. Ahora, suman tres de los 66 escaños que se reparten en total (el vasco lo ocupa por Bizkaia Bea Fanjul, presidenta de Nuevas Generaciones).

El segundo argumento para ralentizar ambos congresos es que existen dudas sobre los actuales liderazgos. Alejandro Fernández quedó señalado tras el descalabro electoral del año pasado, e incluso hay quien nombra ya a la eurodiputada y exministra de Sanidad Dolors Montserrat como recambio. El caso de Iturgaiz es diferente. Con Casado al mando, su ratificación al frente del PP vasco parecía encarrilada, pero ahora le toca esperar. Su relación con Feijóo es «excelente», según distintas fuentes, pero el nuevo presidente nacional ha iniciado una renovación de las estructuras que nadie sabe cómo acabará.

A favor de Iturgaiz suma su pasado, porque es un referente del partido que sostuvo la marca vasca en los años más duros, y que su lealtad a Génova está fuera de toda duda. También se le valora que haya conseguido cerrar heridas y unir a la cúpula del PP en Euskadi tras la traumática salida de Alfonso Alonso hace dos años. En su contra pesa que, a diferencia de su predecesor, muchos no le encuadran en el ala moderada del PP vasco. Génova nunca responsabilizó a Iturgaiz del mal resultado electoral de 2020 porque era un recién llegado, pero es cierto que desde entonces las encuestas no apuntan a una mejoría.

Su discurso en contra el PNV ha sido especialmente duro durante los dos últimos años, y está por ver si puede ser la persona adecuada para liderar el deshielo en las relaciones con el nacionalismo moderado que plantea Feijóo. También para reconectar con una sociedad vasca muy distinta a la de su primer mandato como presidente del PP vasco a finales de los 90, cuando la lucha contra ETA y la polarización política eran extremas y monopolizaban el debate.

El pasado martes, el portavoz popular en las Juntas Generales de Gipuzkoa, Juan Carlos Cano, un veterano del PP vasco que está a punto de abandonar la política, aseguró que Iturgaiz «es pasado» y que no debe repetir. Horas después, la líder provincial, Muriel Larrea, enmendó a Cano y cerró filas con el 'jefe'. Es un claro ejemplo de los contrapesos que existen actualmente en el partido: el aparato está del lado del líder, y aunque existen sectores críticos, especialmente en Bizkaia, nadie va a dar un paso en falso. «Solo habrá candidatos alternativos si Génova aparta a Iturgaiz», coinciden.

Lo apunta un antiguo alto cargo del partido que apuesta por «nuevos nombres sin guerras internas». Es la filosofía del cambio tranquilo que enarboló Mariano Rajoy y que también quiere aplicar Feijóo. El propio Iturgaiz lo hace suyo. Ya ha expresado públicamente su deseo de seguir como presidente regional, pero tampoco provocará un cisma si Génova le pide que se eche a un lado. Habrá una lista de consenso, la duda es quién la encabezará. Aunque hay quien le cuelga la etiqueta de 'casadista', cabe recordar que Iturgaiz fue apartado por el exdirigente popular de las listas al Europarlamento y solo recurrió a él cuando el pulso con Alonso estalló.

Feijóo se lo piensa ahora también porque no cree en las bicefalias. Así se lo trasladó a los dirigentes regionales en su reunión del pasado miércoles. Eso quiere decir que si Iturgaiz es ratificado como presidente del PP vasco será el candidato a lehendakari en 2024, con todo lo que eso conlleva. Hay voces internas que sitúan como alternativa a Iñaki Oyarzábal, presidente del PP en Álava y muy cercano a Alonso, que reapareció el pasado marzo para pedir cambios orgánicos más que para liderarlos. Oyarzábal ha avalado la continuidad de Iturgaiz, que le ha aupado a la nueva ejecutiva nacional, y ya ha trasladado a su entorno que ve su futuro en Madrid más que en Euskadi. Eso vuelve a poner de manifiesto el problema de relevo generacional que vive la marca vasca.

Al ser cuestionado por Iturgaiz, Feijóo calificó hace dos semanas como «precipitado» el cese de Alfonso Alonso. En una entrevista concedida a 'ABC', anunció que el PP vasco debe ser «más útil» casi el mismo día en el que los populares llegaban a su primer gran acuerdo de la legislatura con el PNV en el Parlamento autonómico, al pactar un plan de choque contra la crisis. Pero Feijóo va más allá. Aseguró que no va a juzgar a los líderes regionales por «si son más o menos afines» sino por sus resultados electorales. «Una persona que pierde las elecciones no puede permanecer en su cargo porque aquí se viene a ganar, y ganar significa mejorar los resultados. Se puede ser un excelente parlamentario pero no tan buen líder».