Pegatinas para combatir el odio en el Memorial de Vitoria

¿Cabe toda una ideología en una pegatina? Quizá no, pero si son cientos, incluso miles, y con ellas se empapelan los pueblos y las ciudades, acaban siendo uno de los instrumentos de propaganda más eficaces. El Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo de Vitoria ha inaugurado este miércoles la exposición 'Pegatinas del odio', con más de 600 ejemplares relacionadas con el odio propagado por grupos extremistas para dar cuenta de la importancia que tuvieron como medio de difusión de ideologías radicales. El objetivo, en la línea del trabajo que el Memorial lleva realizando desde hace un año, es la deslegitimación de la violencia.

La muestra se compone de 18 paneles organizados temáticamente. Predominan las pegatinas relacionadas con ETA y su entorno: la alternativa KAS, la kale borroka, Jarrai… Zambullen al visitante en aquel clima irrespirable de las calles de Euskadi y Navarra. Decenas de pegatinas contra los 'zipaios' y 'txakurrak', otra con el exconsejero de Interior Juan Mari Atutxa o el periodista José María Calleja en una diana, alguna se dirige contra el empresario José María Aldaya… En una, por ejemplo, aparece un crío pidiendo a su padre, guardia civil, ir en el autobús público. La leyenda reza 'No dejes que utilicen a sus familias de escudo'.

La mayoría de estas pegatinas se colocaban en las txoznas, en las esquinas, en los bares… Incluso había quien las llevaba en la solapa «con total impunidad», advierte Raúl López Romo, historiador del Centro. «Servían para crear un determinado ambiente y para demarcar un territorio», explica. Así funcionaba esta estrategia del terror por medio de la propaganda. Tal y como se explica en la exposición, establecían una dicotomía «nosotros-ellos» y estaban caracterizadas por «una agresividad extrema».

No obstante, la violencia de ETA no es la única presente en la muestra. También hay pegatinas de los GRAPO, del FRAP, de grupos neonazis y anarquistas, de extrema derecha y de grupos terroristas catalanes (como Terra Lliure) y gallegos, entre otros. En todas ellas el ingrediente predominante es el mismo: la violencia explícita y el odio.

La colección pertenece a Fernando Iñigo Aristu. Historiador de formación y contable de profesión, comenzó a recolectarlas en 1975, lo que le ha permitido acumular más de 60.000. De las que se pueden ver en el Memorial, muchas relacionadas con ETA y la izquierda abertzale las consiguió en la zona de Hernani y Tolosa. Las del terrorismo de extrema derecha y extrema izquierda, así como las de grupos neonazis, supremacista y skins las obtuvo en su mayoría de Madrid. «Las pegatinas eran uno de los medios de expresión y difusión más importantes», señala.

La muestra estará abierta en la sala de exposiciones temporales del Memorial, y se podrá visitar en el mismo horario que el Museo del Centro, hasta el próximo 17 de julio.

La exposición se inaugura con motivo del primer aniversario del Centro, cumplido este mismo miércoles. En estos 365 días, han pasado por sus instalaciones 30.000 visitantes, una treintena de centros escolares y se ha dado formación a 300 profesores de toda España para que expliquen lo que fue el terrorismo en las aulas.

En su primer año de vida, el centro ha cumplido sus objetivos de trabajar por deslegitimar el terrorismo, la desmitificación de los terroristas y «combatir la idea de que existió un conflicto entre dos bandos equiparables, como si se hubiera tratado de una guerra y no de terrorismo», ha explicado López Romo. Igualmente, las instalaciones han favorecido que surja una conversación sobre un tema «del que hemos callado durante demasiado tiempo».

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