«A Euskadi le vino bien un tiempo de alternancia, a Cataluña ya le toca»

- ¿Cómo ha recibido la noticia del escrito que Bárcenas ha remitido a la Fiscalía Anticorrupción?

- La Justicia decidirá. Le gente sabe diferenciar el pasado del futuro.

Fernández opta por la prudencia. La carrera hacia las urnas no ha hecho más que empezar. El PPC no se posicionó sobre la fecha de las elecciones. «Lo que pedimos al Govern es que se redactara el decreto de aplazamiento a imagen y semejanza de lo que se hizo en Euskadi y Galicia. En cambio, optó por un churro», lamenta. Tras fallar los jueces a favor de mantener el 14 de febrero, Fernández anima a votar «sin miedo». «Mi familia y yo iremos al colegio electoral», asegura. La abstención, advierte, favorece al separatismo.

- Pese a ser politólogo dice no hacer mucho caso a las encuestas, pero estas les vaticinan un mejor resultado que hace cuatro años. ¿Qué esperan del 14-F?

- Lo que esperamos es superar el separatismo y la fórmula del tripartito. Es decir, que haya un cambio de verdad en Cataluña. No creemos que la solución sea profundizar en lo que ha habido hasta ahora. Es cierto que el PPC estuvo incluso bajo la amenaza de su propia desaparición, pero en lo que coincide ahora todo el mundo es en que está creciendo y que va a ser una opción muy importante de cara al futuro.

- ¿Y qué ofrece el PP para Cataluña?

- Estabilidad institucional, crecimiento económico, impuestos moderados, respeto a la propiedad privada y a la libertad educativa. Esas son algunas de las señas que hicieron a Cataluña líder de la economía española durante décadas y que se ha perdido en el proceso separatista. Nuevos actores y nuevas políticas.

- ¿Absorberán parte del voto de Ciudadanos, tal y como se especula, o irá para el PSC?

- Lo que se ha demostrado históricamente es que solo cuando el centro derecha está reagrupado en torno al PP se consigue ganar al Partido Socialista. Y ahora pasa exactamente igual. La única vez que ha habido alternancia en el País Vasco fue porque el PP tuvo la llave. Tengo la convicción de que el nacionalismo dejará de gobernar en Cataluña cuando nuestro partido tenga un espacio político fuerte. Estas elecciones pueden ser un punto de inflexión, pueden servir para acabar con el 'procés', cicatrizar heridas y generar espacios de convivencia.

- ¿Cómo vieron el relevo de Miquel Iceta en el PSC?

- Salvador Illa es un hombre educado y cordial, pero no se puede convertir en mesías al peor ministro de Sanidad de la Europa contemporánea. La sensación que tenemos es que vuelve a Cataluña a hacer el mismo papel que Iceta. El problema es que Iceta ya no engañaba a nadie. Todo el mundo sabía que su socio era Esquerra. Ahora pretenden engañar a la gente diciendo que Illa no quiere pactar con ellos.

- ¿Se desinfla el 'efecto Illa'?

- El poder que tiene Moncloa es que puede lanzar operaciones mediáticas que durante unas semanas pueden desorientar a la gente. Ahora empiezan a darse cuenta de que Illa es un hombre que ha dejado el ministerio en el peor momento, una gestión desastrosa y que sigue apostando, aunque lo niegue, por un acuerdo con ERC. El 'efecto Illa' puede quedar en un 'coitus interruptus'.

- ¿Ve posible un tripartito PSC, ERC y 'comunes'?

- Trabajaré para que no sea así, para que haya un cambio de verdad. En Cataluña siempre ha gobernado el nacionalismo, unos y otros, pero los mismos. Creo que a Euskadi le vino bien un tiempo de alternancia política porque es algo saludable en términos democráticos. Cataluña no ha dado aún el paso y ya le toca.

- El PP vasco tuvo la llave para que el PSE gobernara. Si dieran los números, ¿apoyaría un Govern del PSC sin independentistas?

- Los números los tiene que decidir la gente. Por ahora, humildemente, el candidato soy yo.

- Los presos del 'procés' han entrado de lleno en campaña. ¿Esperaban los terceros grados?

- Era una posibilidad. Lo que ocurre es que el Supremo ha revocado varias decisiones de la Generalitat. Yo soy muy escrupuloso porque creo que corresponde a los jueces decidir. Lo que llama poderosamente la atención es que esta decisión se tome al inicio de la campaña. Qué casualidad...

- ¿Ha llevado la crisis por la pandemia a rebajar el mensaje de una nueva declaración unilateral de independencia?

- No creo que el camino a corto plazo sea una DUI porque todos saben a dónde conduce. De hecho, quien no lo sepa, tiene compañeros que se lo pueden explicar. Cuando alguien comete graves delitos, el Estado de Derecho funciona. La estrategia va más a largo plazo y consiste en el intento de demoler el espíritu de la Transición española, de la monarquía parlamentaria. Ese es el camino que va intentar emprender el separatismo con Podemos.

- El independentismo está fragmentado, ¿superará esta vez el 50% de los votos?

- Cuando en Cataluña vota la mayoría de la gente el separatismo jamás se acerca a ese porcentaje. La única posibilidad que tienen es que muchos ciudadanos se queden en casa porque la abstención favorece al separatismo. La gente debe entender que si no va a votar, luego decidirán por ellos.

- Pablo Casado, Isabel Díaz Ayuso... El partido se ha volcado. ¿Se hace de las elecciones catalanas una lectura en clave nacional?

- Es evidente que son la punta de lanza para un cambio en España. Pero yo soy catalán y lo que quiero es que Cataluña recupere su liderazgo. Se han hecho muy mal las cosas en los últimos ocho años.

- Pero, ¿cree que se interpretan como un 'ensayo' de cara a unas futuras generales?

- Para mí, no. Lo que ocurre en Cataluña tiene unas connotaciones tan especiales que no tiene nada que ver con unas generales. Otra cosa es que cuando el PP crezca aquí, podamos ser capaces de liderar un cambio en España.

- Los sondeos pronostican la entrada con fuerza de Vox en el Parlament. ¿Les pasará factura?

- El PP es un partido europeísta que cree en el acuerdo. No tenemos nada que ver con el nacional populismo de Le Pen o los ultras de Flandes. Tenemos ideología distinta y cada uno sigue su camino.