España acuerda con la OTAN que no estará obligada a gastar un 5% de su PIB en defensa
Fuentes diplomáticas aseguran que los países aliados han acordado la declaración de la cumbre de La Haya, después de que Rutte haya garantizado a Sánchez «flexibilidad»
Finalmente no ha hecho falta un enfrentamiento cara a cara entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y Donald Trump. Fuentes diplomáticas han confirmado este ... domingo que los países aliados de la OTAN han pactado la declaración de la cumbre de La Haya, en la que se comprometen a elevar el gasto militar al 5% de su Producto Interior Bruto (PIB). El acuerdo ha sido posible después de que el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, prometiera «flexibilidad» a España, la mayor detractora del objetivo de gasto, y que no tendrá la obligación de incrementar sus inversiones militares hasta el 5%.
España, a la cola de la Alianza en inversiones militares, fue el país que más fuertemente rechazó el plan de Rutte y de EE UU para elevar las el gasto militar al 5%. En una comparecencia de urgencia, Sánchez ha declarado que el acuerdo alcanzado este domingo es «muy positivo», ya que va a permitir a España «cumplir con sus compromisos y preservar la unidad de la Alianza». Los retoques hechos a la declaración final de la cumbre, fruto de una «negociación diplomática discreta», permitirá a España dedicar el porcentaje del PIB que crea necesario, bajo la condición de que cumpla con los Objetivos de Capacidades militares.
De este modo, el compromiso del 5% no lo adquirirán todos los países y, según ha asegurado el presidente del Gobierno, a España le bastará con aumentar su gasto militar al 2,1% de su PIB para cumplir los objetivos marcados por la OTAN para el periodo 2026-2029. Un porcentaje asumible para el país después de que el Ejecutivo de Sánchez se comprometiera a invertir 10.000 millones de euros más en defensa para llegar al objetivo del 2% para finales de este año.
El pacto llega después de la negativa rotunda de Sánchez y el encontronazo con el inquilino de la Casa Blanca, que apuntó la semana pasada que la OTAN «tendrá que lidiar con España», a quien criticó porque «siempre ha pagado muy poco». El acuerdo marca también la agenda del Gobierno, tras una semana dura salpicada por los escándalos del 'caso Koldo' y de la dimisión de Santos Cerdán.
Inestabilidad mundial
Con la cumbre de la OTAN de 2018 en el recuerdo, en la que Trump amenazó con que EE UU se marcharía de la alianza si no se aumentaba el gasto en defensa, Rutte no ha querido dejar nada al azar y ha planificado una cumbre corta, a la que los líderes llegan ya con las conclusiones aprobadas. La adopción voluntaria del 5% para 2032 despeja el camino para que los países que no llegan al 2% y aquellos que lo sobrepasan ligeramente puedan apoyar el texto final. Actualmente, solo los países bálticos y Polonia se encuentran cerca del 5%. Otros como Reino Unido, Grecia, Francia e Italia se muestran comprometidos, pero cuentan con un estrecho margen fiscal para lograr ese objetivo.
Habrá otras cuestiones de fondo, como la guerra entre Irán e Israel y la intervención de EE UU en el conflicto, que podría generar tensión entre los aliados. A diferencia de la cumbre de Madrid, en este encuentro la guerra entre Rusia y Ucrania pasará a un segundo plano y la participación de Kiev y del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, se llevará a cabo en los márgenes, sin apenas presencia en las conversaciones. También está en el aire la posible reducción de presencia de EE UU en Europa y la asunción de que el Viejo Contiente no podrá depender para siempre del paraguas de protección que ofrece Washington. Además, con el regreso de Donald Trump, la cumbre promete ser una cita totalmente imprevisible.
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