El PNV se desmarca del intento de Podemos de condicionar al PSOE en los Presupuestos

La postura del PNV no es nueva. Ahora bien, la salida de Pablo Iglesias del Gobierno, con el que no mantenían precisamente una estrecha relación, y su buena sintonía con su sustituta, Yolanda Díaz, dejaba en el aire la posibilidad de que los nacionalistas vascos se abrieran en esta ocasión a sentarse a la mesa con Unidas Podemos. Pero no parece que vaya a darse el caso. La primera prueba se vivió ayer. La formación morada volvió a recurrir a los partidos que facilitaron la investidura de Pedro Sánchez para presionar al PSOE con las dos cuestiones que considera claves para dar su brazo a torcer en la negociación de los Presupuestos: la vivienda y la reforma fiscal. Se entrevistaron en el Congreso con sindicatos de inquilinos y representantes de ERC, EH Bildu, Junts, Más País, Nueva Canarias, Compromís y la CUP para registrar una Ley de Garantía del Derecho a la Vivienda.

No hubo encuentro con el PNV ni estaba en agenda. Según reconocieron fuentes jeltzales, no habían sido citados a ninguna reunión. Pero tampoco comparten la estrategia de Unidas Podemos. Reconocen en la bancada del PNV que el de la vivienda es un problema que hay que afrontar y que requiere de «decisiones valientes». Pero consideran que es el Gobierno de coalición quien, en primer lugar, tiene que consensuar una propuesta .

La consigna que Podemos quiere trasmitir a su socio en el Ejecutivo es clara: si no se aviene a aceptar una regulación en el precio del alquiler ni se impone un impuesto mínimo del 15% para las sociedades tendrá difícil que su proyecto de Cuentas públicas tenga el necesario apoyo de estos grupos, que sitúa en su órbita. Esta estrategia ya la empleó en varias ocasiones cuando Pablo Iglesias ostentaba el liderato de la formación, en una doble función de Gobierno y oposición.

Pese a estas maniobras, a las que en Ferraz restan importancia y consideran una pugna de los morados por marcar su sello propio de cara a la segunda mitad de la legislatura, los dos socios son conscientes de que sacar adelante el borrador es vital. Esto permitiría a la coalición contar con un balón de oxígeno para cumplir el objetivo de agotar su mandato en 2023. El PSOE tenía previsto llevar el proyecto al Consejo de Ministros del próximo martes para entregarlo dentro del plazo que marca la Constitución -30 de septiembre como límite-, pero esta fecha causó «sorpresa» en Podemos. La secretaria general del partido y también ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, advirtió el miércoles a los socialistas que el acuerdo «está lejos», pero el presidente del Gobierno le respondió que el borrador «estará en tiempo y forma».

Belarra se reafirmó ayer que las posiciones en la negociación con el PSOE de cara a los Presupuestos siguen «alejadas» y que, de momento, no hay resultados satisfactorios respecto a la reforma fiscal. Los socialistas consideran que hay que afrontar primero la recuperación económica y prefieren postergar este debate a las Cuentas de 2023.

No se descarta que Unidas Podemos abra de nuevo una negociación presupuestaria paralela para presionar a los socialistas. Y ahí tampoco se encontrarán con el PNV. Ya el año pasado los nacionalistas vascos recelaron del papel que asumió en las conversaciones sobre las Cuentas el entonces vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, y muy especialmente del protagonismo que este otorgaba en ese diálogo a EH Bildu. «No tenemos nada que hablar sobre presupuestos con Iglesias, porque no tiene las claves», afirmó su portavoz, Aitor Esteban. El PNV solo consideró entonces como interlocutor a Sánchez y a la ya exvicepresidenta primera, Carmen Calvo. Su postura de cara a los Presupuestos de 2022 no se ha movido. Se sentarán a hablar, mantienen, con el equipo negociador de Hacienda y Moncloa.