El Gobierno dejará salir a correr y pasear desde el 2 de mayo si el virus no repunta

A partir del próximo sábado, 2 de mayo, la gente podrá salir de casa a hacer deporte de manera individual y a «dar paseos con las personas con las que convivimos». Lo anunció este sábado por la noche Pedro Sánchez. Aunque lo hizo con mucha prudencia. Este nuevo paso en la suavización del confinamiento sólo se dará si la evolución de la pandemia se mantiene durante los próximos días en la misma tendencia positiva que hasta ahora. También si las autoridades sanitarias consideran que no hay demasiado riesgo de echar por la borda todo lo conseguido tras seis semanas de enclaustramiento.

Poder abandonar el confinamiento para salir a correr o pasear es uno de los hitos que esperaba buena parte de la ciudadanía desde hacía mucho tiempo. De hecho, eran muchos los que esperaban que esta medida llegaría de manera simultánea a la autorización de dejar salir a los niños, que es efectiva a partir de hoy mismo. Pero, finalmente, ese «alivio» –así lo definió Sánchez– ocurrirá, si las cosas no se tuercen, el sábado próximo. ¿En qué condiciones? Eso aún está por determinar. El presidente del Ejecutivo central avanzó que en los próximos días los expertos del Ministerio de Sanidad determinarán cómo se articulan estas salidas.

Sí, es una ventana que se abre y que alivia el encierro. Pero el jefe del Gobierno quiso ser muy cauto. «Sólo venceremos cuando contemos con una vacuna, y ese proceso va a durar meses», avisó. Lo que hay ahora, con la reducción en el número de contagios, son «victorias parciales» que permiten ir recuperando espacios de libertad. Es decir, Sánchez quiso mantener en todo momento la tensión, evitar entusiasmos, porque la batalla va para largo.

Hoy les toca salir a los niños. En una semana, al resto, aunque a buen seguro en condiciones muy pautadas. Y este mismo martes se dibujará la hoja de ruta que marcará los pasos a dar cuando el estado de alerta toque a su fin, el próximo 10 de mayo. Porque dentro de dos días el consejo de ministros aprobará «el plan de desescalada», que Sánchez presentará ese mismo día a la sociedad. Se trata de un informe, dijo el presidente, en el que los expertos llevan semanas trabajando y que tendrá como guía fundamental las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este domingo escuchará las aportaciones de los presidente de las comunidades autónomas –Urkullu presentó esta semana el elaborado por el Gobierno vasco– pero fue muy claro al proclamar que es el Ejecutivo central quien tiene la batuta.

Durante el mes de mayo se llevará a cabo una desescalada «gradual, por etapas». El plan es fijar distintos marcadores que vayan orientando «en cada campo de actividad los pasos sucesivos». En el comercio, la restauración, el ocio, la cultura, el turismo, las actividades religiosas... Dijo Sánchez que esa dinámica también se extendería, quizás, a junio. Un horizonte temporal que se antoja incluso escaso cuando para este verano ya se asume que no van a poder celebrarse ni fiestas populares ni eventos que congreguen grupos de personas, y que incluso en la playa habrá que guardar distancia de seguridad.

En cualquier caso, la vuelta a lo que ahora todo el mundo llama, y también el presidente, 'nueva normalidad', será gradual. Pautada. Y «asimétrica». Es decir, se adaptará a cada territorio y a sus condiciones particulares; esencialmente, a cómo está de golpeado por la epidemia y a los mecanismos de defensa que tiene (sobre todo, desde el punto de vista sanitario). Eso se conseguirá mediante un «cuadro de mandos con indicadores indiscutibles». La idea es que todo el mundo sepa, en cada momento y en función de su situación, qué espacios de libertad puede ir conquistando y de qué manera.

Lo fundamental será fortalecer «las capacidades del sistema de salud». Pedro Sánchez concedió especial importancia a reforzar las unidades de cuidados intensivos, la capacidad de la atención primaria y, sobre todo, redoblar esfuerzos a la hora de realizar pruebas PCR para conocer del modo más detallado posible cómo evoluciona la enfermedad. «Debemos ser muy prudentes», dijo, porque no existe «un manual» que ofrezca respuestas y «ningún país del mundo» ha concluido aún su proceso de desescalada.