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El ministro de Presidencia y Memoria Democrática, Félix Bolaños, durante su intervención. EP

La Ley de Memoria eleva al máximo la tensión entre PSOE y PP con duros reproches sobre ETA

El Congreso aprueba la norma pactada con Bildu que extiende la investigación de vulneraciones hasta la etapa de González

Jueves, 14 de julio 2022, 17:10

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Jueves por la mañana, Congreso de los Diputados. En la tribuna del hemiciclo, el ministro Félix Bolaños defiende ante los grupos el proyecto de Ley de Memoria Democrática bajo la atenta mirada de víctimas del franquismo y colectivos memorialistas desde el palco de invitados. Al mismo tiempo, en una sala cercana, Alberto Núñez Feijóo se reúne con representantes de una veintena de asociaciones de víctimas del terrorismo. Dos fotografías capturadas a la vez y separadas por unos pocos metros que revelan hasta qué punto la polémica norma se ha llevado por delante el espíritu de la Transición que antaño solía unir a PSOE y PP.

La Cámara baja ha aprobado y remitido este jueves al Senado −que la ratificará previsiblemente en septiembre− una ley que busca ampliar el reconocimiento y la reparación de las víctimas de la Guerra Civil y la posterior dictadura franquista. Lo hizo con los votos favorables de PSOE, Unidas Podemos, PNV, EH Bildu y otras fuerzas minoritarias del bloque de investidura, y con la abstención «crítica» de ERC. El PP, que se opuso frontalmente, promete derogar en cuanto llegue a La Moncloa una ley en la que observa la firma de «los testaferros de ETA» tras el acuerdo entre el Gobierno y la izquierda abertzale.

No en vano, la impronta dejada por EH Bildu en la norma ha acabado convirtiéndose en el argumento definitivo de la derecha para rechazarla, al igual que hizo en 2007 con su antecesora, la Ley de Memoria Histórica impulsada por José Luis Rodríguez Zapatero. PP, Vox y Ciudadanos claman contra la principal aportación de la coalición soberanista, asumida por el PSOE: estirar el periodo de investigación de vulneraciones de derechos hasta finales de 1983; es decir, cinco años después de la aprobación de la Constitución y ya con el socialista Felipe González como presidente del Gobierno.

Es lo que EH Bildu denomina como «el franquismo en su visión más extensa». La diputada Bel Pozueta insistió durante su intervención en que «la Transición no acabó con la herencia de la dictadura y tampoco con la vulneración de derechos». Argumentos que este jueves nadie del Gobierno ni de los partidos que lo sustentan trató siquiera de poner en duda. Porque, después de toda la polvareda que levantó, incluyendo manifiestos de exdirigentes socialistas que no se resistieron a alzar la voz en contra, el PSOE trató de pasar de puntillas sobre el pacto con la izquierda abertzale. Aun así, Bolaños tuvo que emplearse a fondo durante la defensa del proyecto para tratar de neutralizar las duras críticas de las fuerzas de la oposición.

El PP trata de «revivir» a ETA

«La ley dice lo que dice, no lo que algunos dicen que dice», afirmó una y otra vez el ministro de la Presidencia para tratar de corregir interpretaciones. El hombre fuerte de Pedro Sánchez eludió las insistentes referencias de la derecha al fantasma de ETA, aunque proclamó que el Ejecutivo «está con todas las víctimas», ya sean las causadas por la dictadura franquista o por el terrorismo. Recordó también que ya existe una ley específica para el reconocimiento y protección de los afectados por terrorismo, aprobada en 2011 y que «el Gobierno aplica todos los días».

Mucho más combativo con la estrategia del PP se mostró Patxi López, que la víspera se había fundido en un sentido abrazo con Sánchez para conmemorar los diez años sin violencia en Euskadi. Desde el patio del Congreso, el exlehendakari socialista censuró el intento de los populares por «revivir a ETA» y por «instrumentalizar y manipular» a sus víctimas. También desde Unidas Podemos, el diputado y secretario de Estado Enrique Santiago acusó al principal partido de la oposición de «esconderse» tras los damnificados por la banda para «justíficar» los crimenes franquistas.

Algunas de las víctimas de ETA habían acudido precisamente a la Cámara baja, convocadas de urgencia por el presidente del PP en un intento por contraprogramar la votación de la polémica ley. Feijóo aprovechó la cita, de la que trascendieron pocos detalles, para reafirmarse en su intención de derogar una norma que tacha de «retroceso en las libertades y en la democracia española». Buscará para ello, tal y como dijo el pasado fin de semana en Ermua durante los actos de homenaje por el 25 aniversario del asesinato de Miguel Ángel Blanco, el apoyo «del próximo PSOE». También Vox prometió deshacer un texto que «'batasuniza' la memoria» y «resucita el cainismo», mientras que Ciudadanos denunció que «sólo un partido lobotomizado da la pluma de la memoria a los compañeros de quienes regaron España de muertos».

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