Cine y series agitan el debate del relato

Una explosión creativa sobre la que orbita una tormenta política, una reflexión ética y un ejercicio de memoria sobre cómo reflejar una historia con más de 860 muertos y miles de heridos y extorsionados por una banda terrorista a la que buena parte de la sociedad vasca no veía con malos ojos, sin olvidar los fallecidos provocados por los grupos de extrema derecha, los abusos policiales, los presos... Un puzle difícil de encajar en el que la izquierda abertzale está haciendo todos los esfuerzos por relativizar la historia de ETA, por reforzar la idea de que la banda fue consecuencia lógica de un «conflicto político» previo y por no quedar reflejada ante su propio «espejo». «Recuerdo lo que Sebastian Casteillo le dijo a Calvino: 'Matar a alguien por una idea no es defender una idea, sino que es cometer un crimen'», reprende el filósofo Reyes Mate. La batalla del relato está en su punto álgido y salta a las pantallas.

La existencia de películas y documentales en los que se trataba la existencia del terrorismo en Euskadi no es nueva. 'La fuga de Segovia', 'Operación ogro', 'La muerte de Mikel', 'Días contados'... «Hasta se hizo una comedia titulada 'Cómo levantar 1.000 kilos'. El guion era de Mario Onaindia y fue un fracaso», recuerda Santiago de Pablo, catedrático de Historia Contemporánea de la UPV y autor de varios trabajos sobre ETA y el cine. El primer gran cambio, cuando empezó a levantarse el telón, fue a través del humor. 'Vaya Semanita'. Borja Cobeaga era su guionista. Luego siguió por el mismo camino con 'El negociador', 'Fe de etarras'... Ahora también observa un cambio. «Antes se abordaba más a través del 'thriller' y la comedia, pero ahora se entra más en el terreno de lo sentimental». Y añade algo importante dado que los programas no dejan de ser productos comerciales con los que sus creadores esperan ganar dinero: «Siempre se ha dicho que ETA era veneno para la taquilla, pero eso se está modificando». Aunque también con matices. La emisión en Telecinco de dos episodios de 'Patria' obtuvo escasas audiencias. HBO no da datos sobre lo que ocurre en su plataforma.

Lourdes Oñederra, filóloga y escritora, recuerda filmes como 'Yoyes' o 'Todos estaban invitados', una película de 2008 dirigida por Manuel Gutiérrez Aragón y en la que José Coronado interpretaba a un profesor universitario que recibía amenazas de ETA. Incluso de su propio entorno. Sociedades gastronómicas, San Sebastián... Reflejaba el ambiente asfixiante en el que se movieron muchas personas durante años. «Eran películas que solo duraban unos días en pantalla. Le decías a la gente que la habías visto y la respuesta era el silencio. Y no te creas que ahora pasa algo diferente. Dices que has visto 'Patria' y no hay más conversación», afirma Oñederra.

Pero más allá del interés que pueda generar en la audiencia hay una cuestión temporal. «Ha pasado el tiempo suficiente para que esta cuestión se pueda abordar», señala De Pablo. Una opinión que comparte Jesús Prieto Mendaza. «La razón es muy sencilla: se ha perdido el miedo y la sociedad se ha relajado», sostiene el antropólogo. Todo se resume en un «ahora se puede hablar». No es algo novedoso. Ocurrió en Alemania tras la caída del nazismo e incluso en España con la Guerra Civil.

«Era inevitable. Después de casi medio siglo de terrorismo extraordinariamente cruel, llegó el parón y hubo un duelo silente que era normal», subraya José Antonio Zarzalejos, director editorial de 'El desafío: ETA', el documental que se estrenará este viernes. «Lo que me extraña es que no haya pasado antes», matiza Reyes Mate. «Se están cumpliendo los tiempos que se dan en este tipo de dramas. Al principio hay silencio, luego parece que todo se olvida y luego renace. Unos hechos así es imposible enterrarlos», razona Jesús Eguiguren.

Pero no todos creen que se trate de un paso lógico tras nueve años sin violencia o que tenga que ver con el auge de numerosas plataformas televisivas ávidas de productos con los que llenar la parrilla. La izquierda abertzale considera que detrás hay una estrategia. Andoni Olariaga es filósofo y colabora con la Fundación Iratzar, el 'think tank' de Sortu, su 'laboratorio de ideas' en el que entre otros están históricos del movimiento como Floren Aoiz, Joseba Permach y Egoitz Urrutikoetxea. «Toda esta sucesión de series responde a una crisis del Reino de España. Falta un relato compartido de país. Y como no hay un relato de futuro se quiere mirar al pasado. Hay un intento de monopolizar ese pasado, de ofrecer una visión maniquea».

«Claramente hay una batalla», admite Santiago de Pablo. La emisión de 'Patria' fue recibida con furibundas críticas por parte de la izquierda abertzale, unos reproches que ya se dieron cuando Fernando Aramburu publicó la novela. «La izquierda abertzale está intentando contrarrestar el relato de que lo ocurrió en Euskadi con su propio relato». El pasado lunes, ETB emitió un polémico documental titulado 'Euskal Herria y libertad' del realizador francés Thomas Lacoste. No es la primera vez que aborda la situación en el País Vasco. En el acto de Cambo en el que en 2018 la izquierda abertzale escenificó la disolución de la banda también se emitió 'La paz ahora, una exigencia popular'. Las víctimas y la mayoría de los partidos pusieron el grito en el cielo por el contenido y por ser emitida en la televisión pública vasca. En las redes sociales, Sortu animaba a verlo.

Ahí entra en juego otro factor clave: ETB. Uno de los principios directores del ente es deslegitimar el terrorismo. Y en ese documental no aparecía la voz de ninguno de los afectados por la banda. «Lo de ETB es una vergüenza», clama Consuelo Ordóñez. Una de sus productoras estrella es Baleuko, liderada en su momento por el actual director de la televisión vasca, Eduardo Barinaga. En estos momentos está produciendo una serie sobre lo sucedido en Alsasua en octubre de 2016, cuando un grupo de jóvenes atacó a dos guardias civiles y sus novias. Está previsto que se estrene en diciembre y las víctimas también están en alerta al considerar que puede ofrecer un relato sesgado de lo ocurrido. Se da la circunstancia de que José Ramón Soroiz, que en 'Patria' interpreta al empresario asesinado, ahora será el padre de uno de los jóvenes encarcelados.

Los trabajos que quieren ofrecer una visión que va más allá de lo que la izquierda abertzale denomina «la historia oficial» se suceden. En el pasado Festival de Cine de San Sebastián se estrenaron dos películas que iban en esta línea. 'Non dago Mikel?', relato sobre la muerte en 1985 de Mikel Zabalza tras ser detenido por la Guardia Civil, y 'Caminho Longe', sobre la vuelta a Euskadi de un exmilitante de ETA tras décadas de exilio en Santo Tomé. A esto hay que sumar el intento de transformación de 'Josu Ternera' en un 'hombre de paz' en vísperas de los dos juicios que tiene pendientes en Francia. En ese relato no habría ni vencedores ni vencidos. «No es una cuestión de buenos y malos», apunta Olariaga.

Pero si hay una batalla, la pregunta es quién la ganará. Cómo se verá en el futuro lo que sucedió en Euskadi. Daniel Innerarity habla de tres planos. Uno el «académico. Y no me cabe duda de que no habrá ningún historiador decente que diga que estuvo bien lo que ocurrió aquí». Luego sitúa el ámbito «familiar». «Habrá explicaciones delirantes, que se transmitirán de padres a hijos». Y luego está el debate actual, con mucho ruido y «poco rigor».

¿Hay opciones de que se impongan las tesis de la izquierda abertzale? «Tiene muy pocos argumentos para construir un relato sólido en el que no queden mal», augura Innerarity. Consuelo Ordóñez puntualiza. «Hay muchos peligros. Somos muy pocos los que estamos trabajando por el relato de la verdad y muchos más por el blanqueo». Tampoco Prieto Mendaza echa las campanas al vuelo. «Quiero creer que no pueden ganar los perpetradores de la violencia, pero en este momento, cuando tenemos que confrontar, resulta que quien está certificando la validez democrática de la izquierda abertzale es el PSOE», lamenta.

«No me gusta lo de la batalla del relato, pero en la medida que hay una reacción es obvio que la hay», subraya Txema Urkijo, quien pone el foco en lo que debe hacer la izquierda abertzale. «No se trata de reconocer el daño causado, eso es solo un ejercicio forense. Es un hecho. Lo que hay que hacer es incorporar una valoración moral, decir que estuvo mal». Quien fuera director de Derechos Humanos del Gobierno vasco añade que este tipo de series «incomodan a la izquierda abertzale porque les ponen ante su espejo y es una mirada incómoda». Pero añade: «Es verdad que no veo autocrítica por parte de ellos, pero tampoco del Estado. Falta alguien que diga que hubo errores, torturas, no todo estuvo bien. Y eso nos fortalecería como democracia».