Los choques con el PSE, el gran dolor de cabeza del arranque de mandato
Eneko Andueza admite llevarse «bien» con el lehendakari. Y la relación de los cinco consejeros del PSE, con el vicelehendakari Mikel Torres a la cabeza, ... con el resto del Gobierno no sólo es fluida, es «excelente», según fuentes de ambas fuerzas. Sin embargo, los rifirrafes, algunos de alto voltaje, entre los socios de su Ejecutivo han sido uno de los tragos más amargos del primer año de Imanol Pradales como lehendakari. Hasta el punto de que Sabin Etxea tuvo que tomar cartas en el asunto para detener una bola que no dejaba de crecer y que alcanzó punto de ebullición cuando el secretario general del PSE-EE llegó a poner en duda las «ganas» de los jeltzales de seguir gobernando en coalición.
La mosca estaba ya tras la oreja de Pradales y los suyos desde que se empezó a negociar la reforma fiscal en los tres territorios. En paralelo, el lehendakari negociaba sus Presupuestos, aunque no logró atraer a ninguno de los grupos de la oposición, una de las espinas que tiene clavadas. Andueza, consciente de que una parte del PNV veía con buenos ojos la posibilidad de pactar la revisión tributaria con el PP, vetó esa vía para no seguir «el modelo de Ayuso» en Madrid. El resultado, un acuerdo 'in extremis' con Podemos para evitar dar marcha atrás que trajo no pocos dolores de cabeza, tensiones con Confebask y un malestar difuso con el PSE por intentar marca r el paso a un PNV por aquel entonces en proceso de cambio en su cúpula.
Las cosas no mejoraron con la llegada de Aitor Esteban a Sabin Etxea. El «tirón de orejas» de Andueza al lehendakari por deslizar su preferencia por Ezkio a la hora de conectar el TAV con Navarra tensó aún más el ambiente, sobre todo porque se entendió como una falta de respeto institucional. Pero lo peor estaba por llegar con la cuestión migratoria: la reflexión, que no fue un lapsus, de Pradales sobre la inmigración que llega a Euskadi y la que las empresas necesitan dio pie a Andueza para seguir marcando perfil ideológico con la vista puesta en las elecciones de 2027.
La orden de frenar las disensiones calmó el ambiente, aunque la cuestión del blindaje legal de los requisitos de euskera amenazaba con reabrir hostilidades. No obstante, el tsunami de las revelaciones de la UCO sobre Santos Cerdán ha tenido efecto inmediato: los socios se han dado más tiempo para pactarlo y no avivar otro incendio en el peor momento. Andueza alaba ahora la «lealtad» del PNV por no dejar caer a Sánchez.
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