El efecto despolarizador de los libros
Se celebra estos días la Feria del Libro de Bilbao y la Fundación BBK ha preguntado a la ciudadanía en su espacio de 'Habitantes del ... Futuro' por el futuro de la cultura y el papel que queremos que siga ocupando el libro en nuestra identidad, en nuestras vidas y en la de las siguientes generaciones. En primer lugar, la sociedad tiene claro que la lectura es un tesoro que hay que transmitir a través de la educación. Más del 90% consideran que las escuelas y colegios del futuro tendrían que tener como uno de sus objetivos principales la transmisión del placer de lectura y creen que es muy necesario que desarrollen políticas para fomentar la lectura en edades tempranas. En la misma encuesta se pregunta a la ciudadanía por qué considera tan importante la lectura. Y las respuestas que agrupan a más ciudadanos y ciudadanas están relacionadas con el aumento de nuestro conocimiento; la ayuda para la comprensión de otros textos; la mejora de la gramática, el vocabulario y la escritura; el ejercicio de nuestro cerebro y la activación de la memoria; el crecimiento como personas; y la liberación de nuestras emociones, como la tristeza, la alegría, el miedo o el amor. Y por último, también se valora que nos permita conectar y ponernos en la piel de otras personas.
Precisamente esta última creencia compartida sobre el efecto de la lectura en entender a personas extrañas y vidas que no son la nuestra es la que proporciona una energía vital para robustecer nuestra democracia en un momento en el que la principal amenaza viene tanto de la desinformación como de la polarización, de la demonización del que piensa distinto y del miedo al diferente. La lectura juega un papel crucial en el desarrollo de la cultura cívica, fomentando el pensamiento crítico, la comprensión de la realidad y la participación ciudadana. A través de la lectura, se adquiere información, se amplía el conocimiento, se desarrollan habilidades comunicativas y se fortalece la capacidad de análisis, elementos esenciales para una ciudadanía informada y comprometida. La lectura ayuda a la construcción de una cultura política en la que la tolerancia política pueda ocupar un lugar central. Aumenta la capacidad de escucha y diálogo con aquellos que piensan diferente y aumenta la probabilidad de que converjan ideas de intereses distintos en consensos que permitan la gestión de las prioridades sociales y el bien común.
Según el Observatorio Vasco de la Juventud, no hay que temer por la pérdida de la lectura entre la juventud, contrariamente a estereotipos o lugares comunes infundados. La mayoría de jóvenes entre 15 y 29 años, concretamente el 56%, sigue leyendo para entretenerse o por placer más allá de sus obligaciones educativas. Y la tendencia en relación a hace veinte años es ascendente, especialmente entre las mujeres. La democracia tiene que ver con la calidad de la ciudadanía y en tiempos de crisis para las instituciones que tradicionalmente hacían de intermediarios de la representación de los intereses de la sociedad civil, cobra más importancia seguir potenciando los espacios de estimulación de hábitos, valores y comportamientos individuales que construyan una cultura cívica compartida basada en valores democráticos.
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