Imanol Pradales y Eneko Andueza se reunieron el pasado lunes en Lehendakaritza. Jesús Andrade

Andueza reactiva el pulso migratorio con el PNV y le acusa de verse «arrastrado por la ultraderecha»

El líder del PSE recupera el tono más beligerante con su socio de gobierno en plena polémica por el centro de refugiados de Vitoria

Domingo, 14 de septiembre 2025, 11:46

La gestión de la inmigración se convirtió el pasado mayo en un asunto capaz de generar la mayor de las crisis políticas en las relaciones ... entre PNV y PSE-EE en los últimos tiempos. Los socios de gobierno se intercambiaron palabras gruesas e incluso debatieron en público sobre el futuro de la propia coalición. Aquella importante brecha se consiguió cerrar en poco más de una semana, pero meses después da la impresión de que se trató de un cierre en falso. Y es que este domingo Eneko Andueza la ha reabierto definitivamente con unas palabras que marcarán la agenda en vísperas del Pleno de Política General de este jueves.

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El secretario general del PSE-EE ha arremetido con fuerza contra el PNV y su reiterada petición de paralizar el centro de refugiados que el Gobierno central prevé abrir en la antigua clínica Arana de Vitoria. Para el líder socialista, los jeltzales se están viendo «arrastrados por el discurso del PP y la ultraderecha» y cree saber por qué: «Evidentemente tienen miedo porque observan que hay votos que se les pueden escorar». El socio minoritario de la coalición apunta así a una radicalización en el discurso de su aliado en un asunto que no para de escalar entre las principales preocupaciones sociales.

El pronunciamiento de Andueza, que participaba en la fiesta de la vendimia de la Rioja Alavesa en Leza, ha sido la dura réplica a la presidenta del Araba buru batzar, Jone Berriozabal, que la víspera había exigido la «rectificación» de un proyecto que definió como «macrocentro», un término que también emplea el PP. Al PNV no le vale con la solicitud de la alcaldesa socialista, Maider Etxebarria, de reducir de 350 a 200 las plazas e insiste en el argumento de que el equipamiento «choca frontalmente con el modelo vasco de acogida, que prioriza instalaciones más pequeñas, con una atención y una acogida mucho más personalizada».

Preguntado por esas declaraciones, Andueza ha contestado pidiendo que «no se haga demagogia con esto porque es un tema suficientemente serio como para jugar al chalaneo político con ello». Según el líder de los socialistas vascos, el de Arana es «un centro que, además de necesario, está muy bien definido». Ha aclarado que no es un recurso para migrantes ni para menores extranjeros no acompañados, sino para «personas que vienen probablemente exiliadas, huyendo de la guerra o de problemas políticos en su país» y ha confiado en que el Ministerio de Seguridad Social y Migraciones tenga en cuenta la petición de la regidora vitoriana.

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Casi tres años de disputa

Andueza ha reactivado de esta forma el pulso a cuenta de la inmigración apenas seis días después de reunirse en tono conciliador con el lehendakari, Imanol Pradales, con el que antes de verano mantuvo un intenso enfrentamiento por este mismo tema. Aquella vez la controversia se generó por una reflexión en la que el jefe del Ejecutivo autonómico llamaba a preguntarse «qué inmigración necesitamos y cuál estamos recibiendo». El líder de los socialistas vascos le respondió que «no se puede marginar» a los extranjeros que llegan sin cualificación, acusó al PNV de actuar «unilateralmente» y llegó a cuestionar si los jeltzales tenían «ganas» de continuar en la coalición.

Pero es que la pugna por el centro de refugiados de Vitoria viene de mucho antes, desde el mismo momento en que el Gobierno central proyectó el equipamiento hace casi tres años. En enero de 2023, en plena precampaña de las elecciones municipales y forales, PNV y PSE-EE mantuvieron un durísimo enfrentamiento entre acusaciones cruzadas de «xenofobia» y «electoralismo». La ministra responsable, la socialista Elma Saiz, en cambio, ha venido evitando el cuerpo a cuerpo con los jeltzales y, ante su petición de paralizar la construcción, ha preferido reivindicar el «diálogo».

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A este respecto se ha pronunciado también este domingo Javier de Andrés, presidente de un PP vasco que no sólo se opone a la apertura del centro sino que también ha recogido firmas en su contra. El dirigente popular ha criticado nuevamente «la ubicación y la dimensión» de este recurso social y ha dicho desconfiar de la posible reducción de plazas que ha puesto sobre la mesa el Ayuntamiento de Vitoria: «No les creemos. Sabemos que no habrá 350, habrá 700; y cuando estén completadas las 700, tendrá 300 más».

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