EFE

Pólvora del rey

Miércoles, 26 de febrero 2025, 00:01

Para quienes no estén familiarizados con la frase 'disparar con pólvora del rey', sepan que es una expresión que tiene su origen en los Tercios ... del Imperio español (s. XVI al XVIII) y que se refiere a la alegría del tirador que no duda en apretar el gatillo cuando es con munición ajena. La munición de este Gobierno es el dinero de nuestros impuestos y se ve que no tiene problema en disponer alegremente de él, para obtener sus propios fines políticos.

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Ya lo dijo Carmen Calvo, que «el dinero público no es de nadie». Y, en atención a esa máxima tan de la izquierda que explica bien su nivel de despilfarro y voracidad recaudatoria, Pedro Sánchez ha decidido no escatimar en gastos ni esfuerzos para mantener contentos a quienes pueden asegurarle su permanencia en La Moncloa hasta que acabe la legislatura, aunque ello implique tener que resucitar al mediador salvadoreño del que nunca más se supo para persuadir a Junts de que desista de plantear el debate sobre la cuestión de confianza (quién sabe a qué módico precio) o condonar el 22% de la deuda catalana, en cumplimiento del acuerdo de investidura de Salvador Illa al que llegó con ERC. Lo que supone una quita de 17.104 millones de euros (dos mil más de los inicialmente apalabrados con los de Oriol Junqueras) que vienen a engrosar la ya monumental deuda pública, situada en 1,62 billones (400.000 millones más desde que Sánchez nos gobierna), comprometiendo la economía del país a presente y a futuro. Pues, a nada que se haga la cuenta de la vieja, salta a la vista que no será suficiente una generación, ni dos, para sufragar semejante dispendio.

De decir que era «una inventada» del PP, como sugirió en su día al ser preguntada si se les acabaría perdonando la deuda a los catalanes, la titular de Hacienda, María Jesús Montero, que es quien pone la cara cuando hay que rascarles el bolsillo a los ciudadanos, sigue sin querer admitir que «favor con favor se paga» y, para disimularlo, ha decidido que, puestos a ser generosos con el dinero de otros, lo mismo da ocho que ochenta, o más bien que 83.252 millones, que es la cantidad exacta de la deuda que el Gobierno está dispuesto a perdonar a «todas» las comunidades autónomas. Una solución salomónica que deja fuera a Euskadi y Navarra pues, al tener fiscalidad propia, no se verán beneficiadas de la generalización de esta medida, de la que, sin embargo, sí que tendrán que sufragar parte de sus costes.

En principio lo harán con arreglo al 6,24% (Álava, Bizkaia y Gipuzkoa) y el 1,6% (Navarra) que nos toca pagar en concepto de Cupo por los intereses de esa quita de deuda que el Estado dice estar dispuesto a asumir (como si su economía no dependiese de los impuestos que recauda de esas mismas comunidades autónomas a las que dice querer aliviar su carga), lo que podría requerir una aportación adicional por parte de las Haciendas forales, a las que este nuevo enjuague contable que se ha sacado de la manga «Sánchez, el magnífico», contando con la 'pólvora del rey' para poder seguir en el Gobierno (que no gobernando), debería no hacerles ni pizca de gracia.

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