Opinión

Edmundo ya está a salvo, Venezuela no

Miércoles, 11 de septiembre 2024, 00:00

Más allá de las lecturas que puedan hacerse sobre quién vota con quién y sobre si esto será un primer paso para una futura ruptura ... del bloque que sostiene a Sánchez, la decisión del PNV de apoyar en el Congreso de los Diputados la proposición no de ley presentada por el PP para que la Cámara baja inste al Gobierno de España a que reconozca a Edmundo González como «legítimo» presidente «electo» de Venezuela, es un acto de justicia y (ahora sí) de absoluta coherencia en la defensa de los valores que consagra la democracia. De no hacerlo, se estaría obviando que González Urrutia es el depositario de la confianza de más de siete millones de ciudadanos (el 67% del voto escrutado el 28-J, según las actas publicadas por la oposición) que merecen que se haga respetar su voluntad, en lugar de actuar como si tales comicios no hubieran existido.

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Nicolás Maduro cometió un gigantesco fraude electoral para no reconocer su derrota en las urnas y, desde ese día, ha recurrido a la represión, la violación de los derechos humanos y el retorcimiento del ordenamiento jurídico para atrincherarse en el poder de manera ilegítima, mientras la oposición se ha visto impotente para hacer valer su victoria, al seguir los poderes públicos en manos de un gobierno totalitario, que ejerce contra ella el terrorismo de Estado y al que no se debería dar oxígeno cuando se resiste a expirar su último aliento.

Por eso el gesto de conceder asilo político a Edmundo González para que pueda ponerse a salvo de lo que Maduro le tenía reservado (la prisión, la inhabilitación y puede que hasta la muerte), siendo lo mínimo que debe hacerse por razones humanitarias, como el propio Sánchez ha admitido reconociendo implícitamente la condición criminal de la tiranía venezolana, resulta insuficiente a nivel político, cuando no son sus opositores sino el dictador quien debería ser derrocado y desterrado para que Venezuela finalmente esté a salvo.

Quienes han promovido y facilitado el exilio forzoso del veterano diplomático creían ser perfectamente conscientes de quién ganaba y quién perdía con esta operación de extracción quirúrgica realizada bajo los auspicios de Rodríguez Zapatero, de quien ahora se nos dice que ha estado en silencio para preservar su interlocución con el gobierno venezolano y así «salvar» a Edmundo de un destino trágico. Con su salida del país caribeño ganaba Maduro, que una vez más consigue expulsar a los políticos que le resultan molestos. Y dándole asilo en Madrid ganaba Sánchez, al desactivar las críticas de quienes le acusan de ser insolidario con la oposición venezolana por sectarismo ideológico. Pero «si nada se tuerce» y los «patosos» no andan demasiado «torpes» (Esteban dixit), la decisión del PNV de secundar hoy la iniciativa del PP para solicitar que España no solo garantice la seguridad de Edmundo, sino que ponga en valor su dignidad como futuro presidente de Venezuela, permitiendo que salga adelante, puede darle la vuelta a esta partida amañada de ajedrez donde nada es lo que parece y quién sabe si, a la larga, permitir que caiga más de un rey y una torre.

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