El adiós, el recado y las incógnitas
Al final nada ha salido como imaginaba el todavía presidente del Euzkadi buru batzar del PNV, Andoni Ortuzar. Ni todo estaba tan atado y bien ... atado como, erróneamente, pensamos y escribimos algunos hace pocas semanas. El primer partido vasco tendrá nuevo líder. Será Aitor Esteban, portavoz jeltzale en el Congreso, y esposo de la anterior presidenta del Bizkai buru batzar, Itxaso Atutxa, tras la decisión de Ortuzar y del 'egibarista' guipuzcoano Markel Olano de dar un paso a un lado.
Se va un jobuvi (jóvenes burukides vizcaínos) y entra otro. Ambos coetáneos. Ambos 'aparato' puro y duro. Los dos impulsores de la línea política que ha seguido en los últimos años la organización, progresista en lo social y más conservadora en lo económico. Una oferta por la que el electorado aupó hace pocos años al PNV a las mayores cotas de poder institucional -Navarra, su bestia negra, incluida- desde la escisión de la surgió EA en 1986. Pero que no ha evitado la cuesta abajo de las últimas citas electorales, incluido de nuevo el viejo reyno, con una izquierda abertzale en alza y al acecho.
Es evidente que Ortuzar se ha encontrado en Bizkaia con una fuerte oposición interna que no esperaba. Y no sólo del sector más conservador del partido. Lo llamativo ha sido que ese voto ha ido a Esteban y la disposición de este último a disputar la presidencia del EBB hasta el final sí o sí. La irrupción de Olano en Gipuzkoa, en cambio, podía darse por hecha en busca de mayores cotas de poder interno para el 'egibarismo'.
En su carta de despedida -en la que curiosamente no menciona a Esteban- Ortuzar se cuida muy mucho de recordar que le convencieron para volver a presentarse y que ha sido el candidato más votado en primera vuelta. Y justifica su renuncia ahora dando por hecho que una segunda vuelta a cara de perro entre ambos hubiera generado una inevitable fractura en el partido lo que, añade, constituiría una irresponsabilidad.
¿El todavía presidente del EBB albergaba en su fuero interno el temor a que, ya con todas las cartas sobre la mesa, el voto de castigo contra él en segunda vuelta tenía muchas papeletas de traducirse en una dolorosísima derrota? Tampoco sabemos si ha podido jugar algún papel la elección de Iñigo Ansola como presidente de la ejecutiva vizcaína en sustitución de Itxaso Atutxa, muy criticada por no pocos alderdikides.
En suma, queda por saberse si todo ha sido sólo un voto de castigo de una militancia, sobre todo vizcaína, contra un líder al que consideraba agotado. Y si Esteban se ha encontrado en el momento adecuado en el lugar adecuado, o si alguien le ha sembrado el camino hacia el poder. ¿La relación Ortuzar-Esteban ha quedado rota, como sí lo está la de Urkullu y Ortuzar?
Y, lo más relevante, ¿qué implica el cambio desde el punto de vista político? Hasta ahora no habían trascendido divergencias entre presidente del EBB y portavoz jeltzale en el Congreso. ¿Por respeto a la jerarquía o porque no las había? ¿Cambiará el cerrado apoyo peneuvista a Pedro Sánchez? O simplemente ha habido una confluencia de intereses que va a llevar al liderazgo jeltzale a quien ha mostrado 'ambición suficiente' para presidir el partido, Ortuzar dixit en su carta de retirada.
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