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El castillo, el edificio más emblemático de la ciudad, fue reforzado tras el asalto de los piratas.

San Agustín, aires españoles en Florida

Bares y restaurantes recrean pintxos y tapas en la ciudad más antigua de Estados Unidos, cuyo callejero rebosa de nombres de ciudades españolas

araceli viqueira

Jueves, 21 de noviembre 2019, 00:03

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A500 kilómetros de Miami y 175 de Orlando, los dos destinos turísticos más visitados de Florida, se encuentra San Agustín, la ciudad más antigua de Estados Unidos y miembro de la denominada Florida Historic Coast. Sus raíces latinas son una evidencia en las calles, que mantienen en el nomenclátor nombres como Costa Brava, Avilés, Cádiz, Córdova –con V– o Granada. Sus casas de estilo colonial conservan escudos con apellidos tan comunes entre nosotros como Álvarez, Rodríguez o González, sus iglesias responden a una iconografía que nos resulta familiar y hasta su río, cuyas aguas pacíficas se ven desde lo alto del castillo, se llama San Sebastián.

San Agustín (Florida)

A la comida 'española' se hace también referencia una y otra vez en los reclamos de los restaurantes, aunque la realidad es que consideran española toda receta que tenga origen en cualquier país de habla hispana. Con apenas 15.000 habitantes, el urbanismo en San Agustín se rige por una severa normativa que obliga a preservar el estilo de las edificaciones, que observan ligeras variaciones en función de la zona en la que se encuentren, ya que la ciudad estuvo también en manos británicas.

La escuela de madera

El resultado es un cuidado núcleo, un museo al aire libre en el que se pueden admirar por fuera la escuela de madera más antigua de Estados Unidos, que en 1788 paso de ser casa a convertirse en centro escolar. Previo pago se puede acceder al interior donde se visita la primera planta, en la que vivía el profesor con su esposa, el jardín presidido por un nogal de más de 250 años, la cocina separada de la casa y el aula con copias de los libros que usaban los estudiantes en el siglo XVII.

La vieja escuela de madera.

También previo pago se visita el castillo de San Marcos, la atracción principal en San Agustín, cuyos muros horada el mástil que sostiene La Cruz de Borgoña, la primera insignia española que representó al país desde principios de siglo XVI hasta 1785. La historia de esta fortaleza-castillo-prisión se narra de manera gráfica en los paneles distribuidos por un edificio construido, por auténtica necesidad, con conchas de moluscos. Un material ligero y resistente que, a la postre, resultó ser idóneo para absorber el impacto de las balas enemigas.

Un pasado agitado

El castillo fue erigido por Pedro Méndez de Avilés, militar y marino nacido en una familia pudiente de esa localidad asturiana. Tras el saqueo al que el pirata Robert Searle sometió a San Agustín se envió a la ciudad al ingeniero cubano Ignacio Daza, que diseñó el foso alrededor de la planta base y colocó un baluarte en cada uno de los ángulos de esa imaginaria estrella de planta cuadrada sobre la que se levanta el castillo. Con la antigua y actual bandera española se codean en las calles, la británica, la de los estados confederados y la de EE. UU. reflejando así el agitado pasado de esta ciudad que permaneció en manos españolas tres siglos.

Durante un tiempo la ciudad estuvo bajo la corona británica hasta que fue vendida por España a Estados Unidos, país al que pertenece desde hace casi 250 años. Esa historia es la que narran los edificios, incluso en las calles más populares, como la de St George o Avilés, que pasa por ser la más antigua del país. Incluso en los momentos de máxima afluencia de turistas siguen siendo avenidas tranquilas. La de Avilés, una calle peatonal poblada de bares, restaurantes y tiendas, homenajea al fundador de la ciudad, que llegó a bordo del galeón San Pelayo.

La suya y la del vallisoletano Ponce de León, descubridor oficial de La Florida en 1513, son algunas de las estatuas que recuerdan ese pasado español en San Agustín donde, al igual que en Cádiz, se yergue un monumento a las Cortes de constituidas en la ciudad andaluza en 1810. Las casas, al igual que muchos restaurantes cuyos patios simulan con su decoración y ornamentación los andaluces, muestran fachadas y grandes balconadas de madera que sirven al tiempo para mitigar la humedad de Florida.

Vieira y sangría

Preparados en formas diferentes, como corresponde a la cocina fusión que se elabora en este estado del sur de EE. UU. muchos restaurantes ofrecen vieiras procedentes en su mayor parte de Massachusetts. En algunos establecimientos de San Agustín se maridan con vino albariño, como ocurre en el local del portoriqueño Michael León, un chef formado parcialmente en España, desde donde importa producto. La sangría, ofrecida por doquier, es otra de las propuestas que delatan los orígenes de la ciudad. Es frecuente además que los restaurantes ofrezcan appetizzers, el equivalente americano de nuestras tapas o pintxos pero, habitualmente, menos elaborados.

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