Comercios con arte en Bilbao

Una ciudad la componen sus vecinos, gentes que van y vienen de casa en casa, de allí al trabajo o a comprar. Cada población cuenta con comercios de solera, establecimientos que han sobrevivido al paso de los años, gestionados con mimo generación tras generación, mantenidos por dueños de un mismo clan que saben muy bien lo que se traen entre manos. Hoy asistimos a un circuito en bicicleta eléctrica por Bilbao, una excursión para conocer a estos sabios del trueque que podrás completar caminando, si no eres fan de las dos ruedas. Cita peculiar, a la historia de esos locales se suma una iniciativa artística para convertir sus escaparates en galería –los días 28, 29 y 30 de noviembre, el resto del año hay que conformarse solo con la primera parte–, porque no solo de Guggenheim vive el amante del arte. Pero dejémonos de introducciones y subamos a la bici.

«Reivindicamos el comercio de toda la vida, su historia y fuerza para mantenerse a pesar de los años. Y, durante estos días, a los artistas vascos o afincados en nuestra tierra», aclara Begoña Oca. Guía del grupo, presenta esta propuesta en la que ha colaborado la escaparatista Sulbey Celaya. El primer destino lleva hasta el casco viejo, al local donde aguarda desde 1957 'Rafael Matías Tejidos'. Estamos en la calle Correos, 14, frente al Palacio Allende Salazar, inmueble barroco del XVIII. Tras la explicación sobre esta familia, que comenzó su andadura en una pequeña tienda, refleja la retina la imagen 'Prestige'. El óleo, firmado por Alejandro Quincoces, «transfiere al espectador la recomposición de la realidad», labor que cada uno interpreta como quiere antes de subirse a la bici, camino de Artekale, 22.

Allí es fácil fijarse en 'Gregorio Martín', imposible no leer el antiguo cartel con forma de pez que reza «Especialidad en bacalao remojado todos los días». Son muchos quienes lo frecuentan, en busca del manjar norteño implantado en la comida vasca tras la equivocación de un pedido donde bailaron las cifras (¡atentos a esta historia, dibuja sonrisa!). También hace sonreír la red de anchoas descabezadas que el fotoperiodista David de Haro decidió colgar como muestra de su trabajo. «Adorna esta tienda fundada en 1931, a la que recomendamos entrar para aprender más sobre el bacalao pescado con anzuelo en las Islas Feroe», invita la cicerone.

Marcha y stop frente a la estación de la Concordia, en Bailén para admirar la obra de Severino Achúcarro y Valentín Gorbeña, encargados de engalanar este edificio de 1902 cuando resultó preciso mejorar el transporte de mercancías entre el norte de España. Y sorpresa con performance de Massimiliano Tonelli. Luego pedaleo hasta el Hotel López de Haro, en Obispo Orueta, 2, que funcionó como sede de los periódicos 'El liberal', 'Euzkadi' y 'Hierro'. Su hall alberga obras de José María Pinto, finalista en la 54 edición del premio Reina Sofía.«Son trabajos creados de forma que, pintando las luces sobre fondo oscuro, podemos identificar las figuras», aclara Oca.

Nuevo viaje hasta Delicatessen López Oleaga, en Astarloa kalea 3. Cuatro generaciones lleva ya este local nacido en 1904 como pequeño ultramarinos, que sobrevivió a las grandes superficies especializándose. Fuera, de nuevo José María Pinto adorna el lugar. Dentro, el olor a cacahuetes tostados invade el ambiente. El colorido de productos que incitan a la degustación. Un reloj con 150 años aún en funcionamiento. Y la llamativa pintura del techo.

Lo narrado hasta aquí cubre solo un anticipo. Faltan tres horas de recorrido imposibles de plasmar en estas líneas. La 'Farmacia Aguirre Lumbreras', que protege una escultura en bronce de Unamuno realizada por Xabier Santxotena. El 'Café Iruña' (1903), en cuya puerta giratoria han instalado dos obras en tinta china sobre papel de xuan pertenecientes a Mengyin Wang. La 'Camisería Garzon' (1955), revestida con óleo de Alejandro Quincoces. 'Alfa' (1939), museo momentáneo para los 3x1,80 metros que ocupa otra de las instalaciones de José María Pinto. 'Calzados Alonso', que cubre los pies desde 1940. La pastelería 'Arrese' (1952), bañada en luz gracias a la aportación de Edurne Gorotxategui. Y los jardines de la 'Residencia La Misericordia' (1872), con instalación en hierro de Miguel Balliache. Un amplio catálogo de comerciantes y artistas que aportan experiencia, color y forma a este original paseo por la cultura.