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Urkulu es redonda, perfectamente redonda, de una calculada simetría circular. Muros recios, sillería magníficamente tallada, encaje y acoplamiento que revelan la factura de manos magistrales. ... Urkulu es una torre única, instalada en un dominante promontorio calizo en tierras navarras de Orbaizeta, lindantes en un fascinante escenario pastoril con la otra Navarra de ultrapuertos.
Recuerdo cuando el arqueólogo francés Jean-Luc-Tobie repasaba conmigo, desde el portillo de Leizar Atheka, los vestigios romanos de estos rincones, solapados por apasionantes historias de viejos caminos, de guerras y de fronteras. Me señalaba el campamento de Maidekorralia, en un costado del macizo de Arbailles, recordaba el zigzagueante vestigio del viejo camino del puerto de Cisa que los peregrinos ignoran aunque pisan en su ascensión desde Donibane Garazi, desvelaba los trazos que tallan las laderas de Ibañeta y también esta torre única y espectacular de Urkulu.
No es baladí su tamaño: casi 20 metros de diámetro, paredes de 2,5 metros de espesor y que, supuestamente, llegaron a tener 4,5 metros de altura en un doble anillo de forma tronco-cónica. El francés Tobie y la navarra María Ángeles Mezquiriz excavaron la torre en los años 90 para intentar poner ciencia de una vez a decenas de hipótesis que colocaban Urkulu sobre todo en un plano legendario, quizá para venderles mejor el camino a los peregrinos que pueden avistar la torre desde su ruta. Que si monumento de la Edad del Bronce, que si torre medieval defensiva, que si lo habrían levantado los gentiles... Tobie ya había adelantado que podría ser una de esas torres-trofeo que los generales romanos de la República mandaban erigir al pie de memorables campos de batalla, pero los más próximos estaban nada menos que en los Alpes y en Rumanía. Nada que se parezca a Urkulu en las cercanías de la Galia ni en Hispania.
Cuando comenzaron a excavar en la colina un recinto de muros, lo primero que encontraron fueron clavos, balas de plomo, botones militares de la 'république francaise' y monedas de Carlos IV. Cosas de la guerra de Francia contra España del siglo XVIII. Más cerca de la torre encontraron unos muros en forma de U con tierra quemada en el centro: concluyeron que era un altar para consagrar el monumento, incinerando quizá las vísceras de un animal. Nada para datar las estructuras. Conclusión: Mezquiriz y Tobie dijeron que Urkulu es una torre-trofeo, erigida probablemente por el emperador Pompeyo para conmemorar la conquista de Aquitania.
Lo que sobrecoge ahí arriba es reconocer, ante un impresionante panorama del Pirineo que se recorta en el horizonte, la factura perfecta de los arquitectos y artesanos romanos, convirtiendo piedra bruta en un monumento que se sostiene ahí desde hace más de dos mil años.
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