Los mejores planes culturales para este fin de semana

La compañía gallega Chévere octuvo el Premio Nacional de Teatro en 2014 por una trayectoria «basada en la transgresión de géneros» y «siempre conectada con la realidad social y económica». Ambas cosas tienen su reflejo en 'Curva España', un montaje que ironiza sobre el género documental combinando teatro y cine en directo. Parte de un hecho real ocurrido en 1927 que permanece en la memoria colectiva envuelto en sombras y leyendas: el accidente del ingeniero de caminos José Fernández-España, que falleció al precipitarse en coche por un barranco mientras estudiaba el trazado de la variante sur por Verín del ferrocarril Puebla de Sanabria-Ourense. Tras su muerte esta opción quedó descartada y las obras se desarrollaron durante 30 años por el Macizo Central Ourensán, lo que prolongó el aislamiento de amplias zonas de Galicia.

Muchos no creyeron la versión oficial que atribuyó el accidente a la baja visibilidad, otros sostienen que la teoría de una conspiración para desviar el trazado ferroviario es un engaño transmitido a varias generaciones. En esta coproducción con los Teatros del Canal de Madrid, el Ayuntamiento de Teo (A Coruña) y la Mostra Internacional de Teatro de Ribadavia (Ourense), Chévere reflexiona sobre la influencia de las infraestructuras en la construcción de la identidad y el imperio de la posverdad y las fake news. No es una revisión histórica, porque parten de un hecho del pasado para expresar su preocupación sobre la idea de España que se está imponiendo en la actualidad. Se hacen preguntas como ¿Existe un discurso falso que intenta, a toda costa, mantener el discurso de la unidad de España? O, simplemente, ¿hemos de creernos las historias que nos cuentan?

El enfrentamiento entre Clara Campoamor y Victoria Kent, dos mujeres progresistas y republicanas, en 1931, al inicio de la Segunda República, hizo historia. La primera era una firme defensora del voto femenino, la segunda pensaba que antes había que reeducar a una población ignorante y sometida a la influencia de la Iglesia. La obra que estrena Pabellón 6, dirigida por Ramón Barea con texto de Jerónimo López Mozo, va más allá de la memoria histórica y mezcla espacios y tiempos, realismo y farsa, diferentes edades de un mismo personaje. Irene Bau y Juana Lor dan vida a estas dos mujeres inquietas y discrepantes, que acabaron unidas en su condición de exiliadas.

Por fin llega la gran apuesta del Arriaga para la pasada temporada, en la que todo se trastocó por culpa del coronavirus. 'Madre coraje' se cayó del cartel en marzo días antes del estreno y llega ahora en su doble versión: 'Ama kuraia' esta semana, protagonizada por Ione Irazabal, y en castellano la semana que viene, con Itziar Lazkano al frente del reparto. Completan el elenco Ane Pikaza, Eneko Sagardoy, Mikel Losada, Miren Gaztañaga, Iñaki Urrutia, Gabriel Ocina, Alfonso Díez, Idoia Merodio, Aitor Borobia, Adrián Garcia de los Ojos y Mikel Martínez. María Goiricelaya dirige el clásico teatral de Bertolt Brecht con una luz muy diferente a lo habitual. Frente a la imagen tétrica del campo de batalla que recorre Ana Fierling junto a sus hijos buscando cómo ganarse el sustento, predomina un blanco luminoso, metáfora de las guerras 'limpias' y tecnológicas de hoy en día.

Tampoco aparece el carro en que lleva sus cachivaches y que hasta ahora se ha utilizado en todas las versiones. Las mercancías se integran en el espacio escénico diseñado por José Luis Raymond, hecho con materiales como hierro y cemento con reminiscencias a la escultura vasca. También el texto usa un lenguaje más directo, se ha despojado de retórica para subrayar lo esencial: que esta guerra es atemporal, podría ocurrir en cualquier lugar y en cualquier momento, y nos interpela sobre nuestro instinto de supervivencia. La coreógrafa Eva Guerrero se encarga del movimiento escénico.

Si la intención de Brecht era hacer reflexionar al espectador, este montaje busca además romper esa coraza que nos lleva a contemplar con indiferencia las tragedias que consideramos lejanas. A ello contribuye la música, con la participación grabada del Coro Euskeria de la Sociedad Coral de Bilbao, dirigido por Urko Sangroniz.

Gabino Diego y Cecilia Solaguren encarnan a una pareja que, tras nueve años de satisfactoria relación, afronta una sequía sexual que dura ya catorce meses. En esta obra original de Anthony Neilson que Magüi Mira ha versionado y dirige acuden al teatro a hacer terapia. Tratan de solucionar el problema con la colaboración del público, buscando la comicidad pero sin ocultar su dolor. Este «juego escénico divertido y polémico», como lo define la directora, nos plantea dónde están las líneas rojas de la nueva seducción y cómo podemos sustituir los viejos códigos caducos sin convertirnos en unos mojigatos.

Pocas veces dos programas de la temporada de abono de una sociedad musical son tan compactos y coherentes. Los que tendrán lugar en la Sociedad Filarmónica hoy y el próximo miércoles cumplen a la perfección con ello. Son obras de cámara escritas por los compositores más célebres de su tiempo y firmados todos ellos en una ciudad que simboliza la gran música en esos años. La ciudad es Viena y las obras que integran esos dos conciertos están separadas por poco más de un siglo.

Es el que transcurre entre el momento en que Mozart, ese genio capaz de componer viajando en diligencia o mientras jugaba a los bolos –no es seguro que fuera el caso del precisamente llamado 'Trío de los bolos' pero parece cierto que en esas circunstancias fueron creados los doce Dúos K. 487– escribe su K. 498 para clarinete, viola y piano, y el momento en que Brahms acaba su op. 114, un trío para clarinete, violonchelo y piano. De 1786 a 1891, el siglo en el que se construyó la Viena que hoy conocemos, con su grandioso Ring en cuyos márgenes se levanta una serie inigulable de teatros, museos y palacios.

En el primero de los dos conciertos de la Filarmónica, hoy mismo, el trío formado por Juan Pérez Floristán (piano), Pablo Barragán (clarinete) y Andrei Ionitá (violonchelo) interpretarán la pieza de Mozart ya citada (en la versión para estos tres instrumentos, que es incluso más común que la original); el trío Gassenhauer, una obra de juventud de Beethoven; y esa pieza de un Brahms maduro, sabio, escéptico y crepuscular.

Seis días después, el Cuarteto Cosmos y el chelista Arnau Tomàs se adentrarán en dos obras fin de trayecto: el penúltimo cuarteto de Beethoven, el Nº 15, una de esas partituras con las que el sordo de Bonn innovó tanto que fueron objeto de una gran incomprensión en su estreno, y el Quinteto D. 956 de Schubert, su última obra, terminada pocas semanas antes de su muerte y en la que no es difícil ver asomarse a la Parca. Todo eso sucedía en Viena. ¿A alguien le extraña que sea conocida como la ciudad de la música?

Viena ya había perdido buena parte de su peso musical, que se había trasladado a Alemania. Y allí estuvo Andrés Isasi (de 1909 a 1914, regresó al inicio de la Primera Guerra Mundial), de cuyo nacimiento se cumplirán 130 años el próximo miércoles. Y ese mismo día el Arriaga presentará un concierto en el que se hará un repaso a su obra camerística y para voz y piano. Un repertorio en el que será posible advertir la influencia de la música y la cultura alemana en su producción. Siempre se ha dicho que el joven compositor, que formaba parte de una familia acomodada y que estrenó su primera obra a los 18 años en la Sociedad Filarmónica, quedó prendado de la música alemana de su tiempo cuando escuchó en Bilbao a la Filarmónica de Berlín dirigida por Richard Strauss, que tenía en los atriles varias partituras firmadas por él mismo. De ese deslumbramiento surgió una carrera fecunda pero hasta hace poco tiempo más reconocida en Europa central que en su país. Una deuda que está empezando a ser saldada.

Breakdance y danza contemporánea se unen en el trabajo de Proyecto Larrua, que desarrolla así un lenguaje propio que bebe no solo de la unión de estilos, sino de artistas –no es tanto una compañía como un colectivo de encuentro y de fusión, de colaboración–. 'Otsoa', la pieza que llevan estos días desde Vitoria-Gasteiz a Basauri (el sábado) y Amorebieta-Etxano (el 30), realiza esta integración para hablar de la libertad, de la búsqueda de esa libertad y de los engaños en los que se cae por el camino cuando algunas personas se postulan como líderes en ese trayecto. 'Otsoa' es, por lo tanto, también una crítica danzada a la manipulación de la masa, y los conflictos internos al os que se ven sometidos los integrantes del grupo se muestran en sus movimientos.

Antes de estas dos actuaciones de Proyecto Larrua llegan el jueves las de Input Dantza a Harrobia, en el marco del BAD –que sigue durante toda la semana–. Danza, gesto y voz, en este caso, para acompañar a tres bailarines en sus procesos, diferentes como diferentes son cada uno de ellos, de madurez.

Las reglas de los juegos ya sugieren que no sólo se trata de pasarlo bien. Se gana o se pierda, se mueven las piezas en una o en otra en dirección. Ni el rey ni la reina ni los peones ni los alfiles se llaman así por casualidad. Hay una densidad y unas implicaciones simbólicas que se concretan en la práctica del más sencillo de los juegos infantiles. La artista Mabi Revuelta (Bilbao, 1967) ha investigado enel universo de los juegos para sus proyectos educativos con base artística y también para su producción como creadora. La última obra en este sentido, la más ambiciosa de su carrera, está expuesta en la sala de exposiciones de Azkuna Zentroa con el título de 'Acromática', en sí mismo un juego puesto que su significado, sin color, choca con las escultóricas piezas del ajedrez de un gran tablero, azules, rojos, verdes, naranjas, siguiendo libremente una propuesta de Marcel Duchamp en un poema.

Es una parte de la instalación, que se completa con una pantalla con capacidad de reproducción en las dos caras en las que, por una parte, unos bailarines encarnan las figuras del ajedrez y sus movimientos en una célebre partida del siglo XIX, 'La inmortal', y en la que por el otro lado se ve a Duchamp jugarla contra sí mismo, haciendo el papel de los dos contrincantes.

La apertura de la muestra, planteada como una partida, está dedicada a un bodegón en tres dimensiones cuya primera versión data de 2002 y a la que la artista le ha ido sumando frutas, verduras, botes, elementos de su vida cotidiana en céramica cubierta con esmalte oscuro y muy brillante. Una colección con obras de su trayectoria, con un atención muy marcada a la reflexión sobre la fragilidad del cuerpo, funciona como brillante desenlace de la exposición.

Las imágenes de Óscar Mariné nos descubran la exquisita magia del diseño publicitario.

Hay autores que todos conocemos, aunque no sepamos su nombre. Las obras de algunos artistas forman parte del imaginario colectivo, las reconocemos y asociamos a tiempos, personas y experiencias, pero, a menudo, olvidamos que hay un genio detrás. El Colegio de Abogados nos ofrece un encuentro con uno de los grandes de la publicidad, esa disciplina que se cuela en nuestra vida a través de todos los canales posibles, más allá de nuestra voluntad. Óscar Mariné no es sólo uno de los grandes, sino también una figura de vasta creatividad que se plasma en la ilustración, el diseño, la tipografía o la pintura. ¿Quién no conoce su figura para el cartel de la película 'Todo sobre mi madre' de Pedro Almodóvar o la imagen de Absolut Vodka? ¿Quién sabe quién es su autor?

La exposición abierta en la sala de exposiciones del Colegio de Abogados, en pleno centro de Bilbao, sintetiza su universo formal, siempre vinculado al objetivo comercial sin renunciar a la excelencia. Las piezas reunidas muestran su versatilidad, la fuerza del lenguaje visual, la capacidad de comunicación y seducción de propuestas muy diversas. Apenas encontramos exposiciones sobre los grandes diseñadores y esta es una ocasión excepcional para descubrir a este maestro. Sugiero un punto y aparte con sus rostros, esquemáticos y rotundos, toda una seña de identidad, que nos remiten al graffiti, al Nueva York de los años ochenta, a la influencia de Jean Michel Basquiat. Hay exposiciones para admirar y también para aprender y este encuentro, aunque sea breve, resulta completamente revelador. Para disfrutar sin necesidad de comprar nada.

Nacho Vegas tiene un ajetreado fin de semana por delante. Bilbao, San Sebastián y Madrid. El artista celebrará este viernes en la Sala BBK los diez años de vida del recinto, en medio de una de las crisis más complicadas para el mundo de los espectáculos hasta la fecha. Uno de los artistas más respetados de la escena independiente nacional recalará en la Gran Vía bilbaína para presentar su 'Oro, Salitre y Carbón' en directo. Este trabajo, que vio la luz el mes pasado, incluye temas inéditos, rarezas y éxitos de la última década.

El músico asturiano, uno de los abanderados del denominado Xixón Sound, agotó las entradas hace semanas. Con tres décadas de carrera a sus espaldas, Nacho Vegas propone un viaje a través de la melancolía en cada uno de sus conciertos. Minimalista y rockero al mismo tiempo, sin dejar nunca de lado su faceta más folk.

Este viernes se suman a la cita los componentes de Airu. El proyecto liderado por Irune Vega se subirá al escenario de la Sala BBK una hora antes, a las 20.00 horas.