Los mejores planes culturales para los próximos días

Bilbao es la primera parada en la gira de 'A Chorus Line', el musical que eligió Antonio Banderas para inaugurar su teatro, el Soho Caixabank, en Málaga. Y su ciudad le aplaudió con ganas, no solo por situarse al frente del elenco sino por poner en pie un espectáculo de Broadway a escala humana. Los protagonistas no son las estrellas, sino esos cantantes y bailarines cuyo nombre desconocemos aunque se dejen la piel y los sueños en el escenario noche tras noche. Una obra coral con 26 intérpretes en escena entre los que ya no está Banderas, que recorre los últimos metros de la carrera hacia el Oscar. Pablo Puyol, con una larga trayectoria en musicales y series de televisión, le sustituye en el papel de Zach, el desalmado director ¿o no tanto? que pone a prueba a los aspirantes durante una audición.

El espectáculo creado por Michael Bennett, basado en historias reales, se estrenó en 1975 fuera del circuito comercial neoyorquino. No tardó en brillar y se trasladó a Broadway, donde permaneció quince años en cartel y ganó nueve premios Tony. La versión que llega al Arriaga, con Banderas como productor y codirector, cuenta con Baayork Lee, una de las artistas del elenco original, con un papel inspirado en su propia vida, al frente de la coreografía. Otro de los alicientes es la orquesta de quince músicos bajo la dirección de Arturo Díez Boscovich. Entre todos arrojan luz sobre las otras estrellas de Broadway, esa línea de coro que siempre está ahí pase lo que pase. Con un montaje fiel al original, nos acerca su lucha, su tesón, todos esos problemas personales que se dejan de lado porque el espectáculo debe continuar. Y así lo hará desde hoy hasta el 16 de febrero en el Arriaga, antes de seguir la gira en Barcelona y Madrid.

Merece la pena seguir con atención a la Compañía Joven de Pabellón 6, que ya va por la quinta promoción. Empezaron con un clásico, 'Romeo y Julieta', y ahora actualizan otro, el 'Ubú' creado por Alfred Jarry en 1896. Su descarnada visión de un personaje grotesco que logra ser proclamado rey de un pueblo todavía más estúpido que él fue como una bofetada a la sociedad parisina, que lo recibió con abucheos. Abrió camino a una nueva forma de hacer teatro, un espejo que deforma la realidad hasta el absurdo para que nadie pueda ignorarla.

En todas las épocas hay personajes así y ahora llega 'Ubú rey de las finanzas', que estará en Pabellón 6 los fines de semana hasta marzo, con cinco funciones en euskera. Los proyectos de la Compañía Joven se cocinan a fuego lento y eso se nota en el escenario. Antes de empezar los ensayos, los actores asistieron a un taller con Economistas sin Fronteras para conocer en profundidad los hilos que manejan la economía. La casta que se queda con nuestra pasta en una sátira tan implacable como divertida, para reír y pensar. Si Ubú es un ser amoral, pura avaricia, y no se molesta en disimularlo, ¿cómo es la gente que le rodea? El montaje dirigido por Ramón Barea se basa en la versión de Raúl Quirós Molina y saca partido a la energía y convicción de los jóvenes actores. Ayuda mucho el vestuario creado por Betitxe Saitua, que muestra el interior de los personajes, y la música compuesta por Naiel Ibarrola, que incluye un rap y un reguetón. Mucho ritmo en un espectáculo que no da tregua.

Esta semana la danza se nos concentra en sábado y domingo, y menuda concentración. Es al escenario lo que la pastillita esa que anuncia Argiñano a los cocidos. Para empezar, porque lo que viene son tres propuestas muy distintas y muy curradas, sorprendentes por la fusión o por la profundidad o por ambas cosas. Y para seguir, porque dos de las tres son producto local del bueno.

Voy a empezar por el mano a mano entre lo vasco y lo flamenco -que puede ser vasco- que se llevan al Centro Cultural Josu Murueta de Erandio la bertsolariMiren Amuriza y la bailaora Askoa Etxebarrieta. Cada una a lo suyo, con su lengua y su lenguaje, confluyen sin embargo y construyen así un espectáculo de sumas que se va tejiendo con hilos de color rojo (es sangre, es alerta, es línea roja de prohibido, es pasión y es vergüenza, y es el título del montaje: 'Gorria'). Las acompañan guitarra y percusión.

En otro centro cultural, el durangués de San Agustín, la tarde del sábado es la de otra compañía vasca. Doos -Eva Guerrero como directora y Garazi Lopez de Armentia en el escenario- sigue de gira con 'Gorpuztu'. Interpretaciones, las que se quieran. Yo solo sé que es algo hipnótico, que a veces rezuma belleza y otras dolor, y a veces ambas cosas a la vez.

En La Fundición, las dos tardes del fin de semana, quien se planta ante el público es Daniel Doña con su 'RETROSPECTIVA 2.0| Conferencia Bailada'. Este creador renovador de la danza española, que trabaja el flamenco y (con) la contemporánea con absoluta libertad, ofrece en este montaje coreografías y textos pedagógicos, o baile y explicaciones sobre de dónde vienen y por dónde van. Es un dos por uno: arte en vivo y lección de historia, obra de creación y transmisión oral de la raíz.

Cuentan las crónicas que, tras una de las primeras interpretaciones de 'Harold en Italia', Niccolò Paganini se arrodilló ante Berlioz para mostrarle su admiración por la obra que había compuesto. Lo más sorprendente del gesto es que el propio Paganini le había pedido una partitura al compositor francés, para interpretarla con la viola y, cuando este le mostró la primera parte de la pieza, al italiano no le gustó porque le parecía que la parte del solista no tenía el peso suficiente.

La Orquesta Sinfónica de Bilbao ha creado un programa en el que las dos obras que lo integran están unidas por un elemento común: son piezas en las que los solistas tienen un papel relevante pero no tanto como si fueran conciertos. Las dos llevan la palabra Sinfonía en su título, aunque en la de Berlioz sea de forma secundaria. Y ambas tienen como protagonista a la viola.

El programa comienza con una obra de gran hermosura. Aunque cualquier partitura firmada con Mozart tiene ese atributo, en este caso lo presenta de una forma especial. Escuchen si no el diálogo entre viola y violín al comienzo del segundo movimiento. Una belleza sobrenatural. Solo alguien tocado por el genio absoluto, por Dios –como Peter Shaffer pone en boca de Salieri–, es capaz de algo así. Se trata de la Sinfonía concertante para violín, viola y orquesta K. 364.

En la segunda parte, está el ya citado 'Harold en Italia', escrito a partir de la obra de Lord Byron y muy influido por una estancia de Berlioz en aquel país, durante la que pudo conocer la música popular que se escuchaba en los pueblos.

Con Eril Nielsen en la dirección, el programa tiene como solista de viola al músico alemán Nils Mönkemeyer y como violinista a Giulia Brinckmeier, concertino de la propia orquesta.

Arcadi Volodos se hizo famoso como un pianista de gran técnica y fuerza, que lo convertía en favorito para el gran repertorio ruso: esas obras de Chaikovski, Rachmaninov, Prokofiev y otros que exigen un esfuerzo descomunal por sus grandes contrastes y la acumulación de notas casi hasta el paroxismo. Sin embargo, hace tres años, cuando grabó un disco con las últimas piezas para piano de Brahms apareció otra cara del pianista nacido en Leningrado (actual San Petersburgo) y ahora residente en España. Porque esas piezas en concreto son obras concisas, íntimas, complejas en su desnudez, en las que no hay lugar para la pirotecnia. Volodos lo explicó con claridad: esa es la música que más le ha gustado desde siempre, pero los promotores y el mercado musical lo empujaron hacia otros rumbos. Hasta que pudo variar su trayectoria y volver a los orígenes.

El recital que ha programado la Sociedad Filarmónica permite conocer a los dos Volodos. Porque en la primera parte del programa sonarán piezas de Liszt, siempre tan exigente, tan colorista, tan dado a llevar al intérprete al límite. Pero en la segunda sonará la 'Kreisleriana' de Schumann, donde hay muchos más matices, donde la pasión y la velocidad se mezclan con el delirio y la locura.

El medio audiovisual como herramienta de activismo, de cambio social y concienciación. Así lo siente la Asociación Caostica, cuyos miembros, veteranos agentes culturales de Bilbao, organizan estos días la décima entrega del festival Gizazinea, cuya programación aúna la educación en valores y los derechos humanos con la creación artística. Proyecciones, charlas, incluso monólogos, conforman una oferta que en sus dos últimas jornadas se centra en el formato documental. Este viernes 7 de febrero, a las 20 h., con entrada gratuita, un dato importante, está previsto el pase de 'Vivir a 7 pies' en la emblemática sala Bilborock, una pieza que recoge los testimonios de jugadores de baloncesto que sufrieron bullying antes de ser reconocidos como grandes deportistas. Uno de los protagonistas, el getxotarra Iñaki Zubizarreta, conversará con los espectadores después de la proyección, desgranando su difícil experiencia desde la superación, además de contar sus dedicación a la concienciación sobre el acoso escolar en centros educativos.

Gizazinea apuesta por temas como la lucha de las mujeres por la igualdad, la diversidad funcional, la privación de libertad, la violencia institucional o el refugio, a través del cine, las artes plásticas, la música o la literatura, con el objetivo de fomentar la reflexión, el coloquio y la tolerancia. El sábado 8 de febrero, como punto final a las jornadas y el décimo aniversario, se proyectará el documental 'She´s All Iron', de Juan Dopico, conocido VJ de la escena bilbaína (suyos son los visuales del festival BBK Live o BIME), de nuevo a las 20 h. en Bilborock con entrada libre. Su último trabajo tras la cámara recoge las vivencias de Arantza Alonso Robles, una mujer con un puesto de responsabilidad en una empresa de ingeniería a nivel mundial (Lointek), madre de 3 niñas, que se prepara para participar en pruebas deportivas de alto nivel a pesar de padecer una condromalacia rotuliana, una lesión de rodilla por desgaste. Un ejemplo de superación, actitud y esfuerzo, retratado a través de su día a día, compaginando entrenamientos, trabajo y familia. Para enriquecer la experiencia, los protagonistas del filme y su director contestarán a las preguntas del público una vez finalizado el pase. Una buena oportunidad para disfrutar de un plan de fin de semana que apuesta por la concienciación, sin tener que pasar por taquilla.

'Archivos, registros necesarios' despliega una decena de miradas incisivas alrededor de nuestro entorno.

El mundo del arte está plagado de prejuicios, desde su carácter elitista, prácticamente inaccesible para los no iniciados, a esa acusación de sinsentido, de burla subvencionada de la que hablan los ultraconservadores. 'Archivos, registros necesarios' es una exposición ideal para combatir los tópicos y elaborar una visión de la plástica contemporánea como una propuesta de conocimiento crítico de la realidad. La comisaria Estíbaliz Sádaba ha reunido a diez mujeres artistas que hablan de su entorno a través de una óptica feminista. Pero no estamos ante una muestra militante en sentido estricto, sino de un abanico de miradas incisivas que hablan de su tiempo recurriendo a la imagen, la poesía y el análisis científico y construyendo obras originales.

La muestra, abierta en el sosegado espacio de la Bizkaia Aretoa permite un itinerario por propuestas diversas. Encontramos escultura, libros, dibujos, pintura y producciones audiovisuales, pero, sobre todo, iniciativas que hablan, con sutileza, de asuntos como la memoria, la emigración o, incluso, la alimentación como un reflejo de nuestra sociedad consumista.

La heterogeneidad de las propuestas nos permite disfrutar a todos. Entre otros proyectos, destacamos la instalación de Saray Pérez Castilla, una reflexión dramática sobre el tráfico humano en el Mediterráneo, la imagen de Miriam Isasi, que cuestiona la representación habitual del monumento ecuestre, o el trabajo de deconstrucción cinematográfica de Cristina Arrazola-Oñate, un vídeo en torno a los códigos de 'West Side Story', que merecer, por si mismo, una visita sin prisas al Paraninfo de la UPV.

Los burgueses de finales del siglo XIX no sólo aspiraban a la riqueza procedente de sus negocios, sino que también aspiraban a embellecer su vida y sus casas. La expansión del mercado del arte, que posibilitó el inicio de las vanguardias, es una muestra de este deseo, lo mismo que sus adquisiciones de artes decorativas.

La electricidad y sus aplicaciones experimentaban un veloz desarrollo y de él salió la galvanoplastia, una tecnología que permitía la reproducción fiel de piezas metálicas, una especie de impresora 3D de la época. Los hogares burgueses se llenaron de réplicas de vajillas y ajuares de la Roma clásica, como las que se exponen en el Museo de Reproducciones de Bilbao dentro de la exposición 'Tesoros eléctricos'.

Organizada junto al Museo Nacional de Escultura, recoge piezas de ese periodo histórico que, tras un olvido de casi 70 años, salen ahora a la luz. Comienza con una introducción sobre cómo en el XIX, todo el mundo se sintió fascinado por el 'hada de la electricidad', silenciosa y sin límites, que algunos científicos emplearon para intentar la curación de enfermos o la reanimación de cuerpos muertos. El 'Frankenstein' de Mary Shelley es precisamente de esta época (1818).

La tecnología también llegó al arte. Décadas después se inauguró el Museo de Reproducciones de Madrid, en el Casón del Buen Retiro, definido como un 'museo para el pueblo', para que pudiese conocer el legado de las mejores obras de la historia, un campo que pronto se extendió a las artes decorativas.

La muestra recoge las réplicas del Tesoro de Bernay, descubierto por casualidad por un campesino normando, con piezas que pudieron pertenecer a un templo dedicado al dios Mercurio. Se exhibe asimismo la vajilla que probablemente perteneció a un general romano, y objetos de la ciudades de Pompeya y Herculano, que atestiguan su nivel de vida, así como su devolución por el lujo y el placer.

Rara vez los músicos se mantienen fieles a un único estilo de música. Influencias, nuevas corrientes y el afán de aprender puede tener como consecuencia sacar un disco que poco o nada tenga que ver con los anteriores. Pello Reparaz sufrió un proceso similar y tras liderar la banda de ska Vendetta durante diez años, ahora defiende su nuevo proyecto con la ilusión de un debutante. Zetak sigue teniendo su esencia, pero esta vez el cantante utiliza la electrónica como hilo conductor.

'Errepidean' es la carta de presentación de este álbum homónimo que fue presentado en la Azoka de Durango. Este sábado Reparaz recala en el Kafe Antzokia. Este mes tan solo ofrecerá un concierto más, será el día 29 en la Euskal Etxea de París. Un imprescindible para los amantes de los ritmos discotequeros y del baile.