Espectacular gruta de interés internacional

En el viaje se tarda en torno a dos horas en coche desde la capital vizcaína, un recorrido que se tercia algo más largo en autocaravana puesto que el ritmo es más pausado. Viajar a Francia en este tipo de medio de transporte siempre es un buen plan, porque a diferencia de lo que sucede en España, el país galo está muy acostumbrado a rodar con la casa a cuestas y cuenta con muchísimos recursos, prácticamente en todas las localidades hay áreas para pernoctar.

En el caso de Sare existe un aparcamiento espacioso que cuesta 10 euros las 24 horas y está ubicado junto al casco urbano de esta pequeña población de alrededor de 2.500 habitantes. El problema es que suele estar hasta la bandera. Tras atravesar unas escaleras, en pocos minutos andando nos plantamos en el centro de una de las localidades más bonitas del país vecino. De hecho, forma parte de la asociación de los pueblos más bellos de Francia.

La calle principal está catalogada Conjunto Monumental y se encuentra a escasos metros de la iglesia de San Martín. También es peculiar el cementerio antiguo que se encuentra ubicado en medio del pueblo. Y una visita a la pintoresca casa Ortillopitz permite descubrir cómo se vivía antiguamente en la localidad de Lapurdi. Tampoco conviene pasar por alto en esta excursión la degustación del tradicional pastel vasco.

La visita a este pintoresco enclave no conlleva mucho tiempo y permite, además, disfrutar de unas de las cuevas más emblemáticas del sur de Francia. Cuenta con su propio parking en el que también se permite estacionar a las autocaravanas. La 'Grotte' es inusual e incluso atípica al carecer de filtraciones de agua gracias a la capa arcillosa de la que está formada la cumbre del monte Atxuria, que en cierto modo la protege. No es la única peculiaridad, cuenta con un amplio porche que recibe al visitante y es uno de los más grandes de la región. De hecho, nada tiene que ver con la mayoría de este tipo de grutas en las que lo normal es el descenso de varios metros para adentrarse en su interior.

A lo largo de los 45 minutos que dura la visita a esta mitológica caverna, en la que hace más de 10.000 años hibernaban los osos, uno no deja de maravillarse ante un asombroso escenario. Está catalogada como lugar de interés internacional por las numerosas especies de murciélagos que habitan en ella y que incluso se pueden contemplar en el recorrido por su interior.

Una vez fuera se puede continuar aprendiendo historia en el parque megalítico. Un espacio al aire libre que fue construido por el doctor Blor para divulgar diferentes etapas desde el año 2800 a. C. a la Edad de Hierro. Allí se podrán conocer rituales como la incineración o la inhumación.

Y por si fuera poco, la clase de historia se puede completar con el museo ubicado en el acceso a la gruta y en el que se puede conocer la evolución del hombre desde la Prehistoria.

Para terminar el recorrido hay que ir al tren de Larrun, un ferrocarril de cremallera que te eleva a 905 metros de altitud. En apenas 35 minutos te subirá a la cima, desde donde se puede contemplar hasta el océano Atlántico y la costa vasca en una panorámica de 360 grados.