Cinco helados que no te puedes perder en Álava

Dicen que por mucho que lo comas, siempre apetece. Y aquello de que solo se toman en verano suena a viejuno, ahora el helado refresca la canícula y enriquece el invierno. Pero es cierto que con el calor a cuestas, nada mejor que este postre para finiquitar un buen almuerzo o endulzar la tarde. Sabores hay para todos los gustos, desde los clásicos que recuerdan la niñez a los modernos que a veces desafían hasta al buen gusto. De distintas formas y colores, el helado es un manjar que sostienen que ideó el italiano Procopio, inventor de una máquina que homogeneizaba las frutas, el azúcar y el hielo, aunque los hay que retroceden a la China de antes de Cristo y garantizan que el postre surgió porque aquellos hombres mezclaban la nieve de las montañas con miel y frutas. El caso es que hoy sigue estando de moda.

Nada mejor que un buen producto para lograr el mejor helado, y si hablamos de queso, el de Idiazábal derrocha categoría. En Villa Lucía elaboran su postre con este queso vasco y lo sirven con un exquisito membrillo casero y nueces. Y comerlo reposadamente, a la sombra de la Sierra de Cantabria, en plena Rioja Alavesa añade aún más placer al momento. Es de esos instantes que ralentizas para que se acaben lo más tarde posible.

En este restaurante de Amurrio preparan este dulce con verdadera pasión. Ya avisan al personal de que tardan ocho minutos en hacerlo, pero la espera merece la pena. Es un fluido de chocolate acompañado de un delicioso helado y el contraste entre ambas propuestas es sublime. Mención aparte merece su emplatado, que derrocha elegancia y distinción. Los amantes del chocolate tienen en esta receta una tentación ineludible.

Mitxel Suárez es uno de esos chefs que sorprende hasta el último minuto, de ahí que este final sea una auténtica fantasía que asombra al gourmet más exigente. En Borda Berri proponen un helado a base de chardonnay, una variedad de uva de piel verde usada para hacer vino blanco, servido sobre una espectacular sopa de pera. Su textura es superior y el sabor insuperable. Es uno de esos remates que cosecha aplausos entre suspiro y suspiro.

Ya sabemos que el goxua es un dulce típico de la capital alavesa y de la cocina vasca elaborado a base de nata montada, bizcocho emborrachado y crema pastelera caramelizada. Bien, pues en el Kaskagorri se inspiran en este clásico para crear un helado artesano increíble. Su biscuit glacé de goxua ha recibido mil y un elogios y logrado que muchos comensales reserven su apetito porque no quieren perderse un final apoteósico. Un postre que deja huella.

No es un restaurante, pero la familia Breda se merece esta mención. Más de 75 años de tradición avalan a sus heladerías que sigue apostando por lo artesanal de principio a fin, y siempre con los mejores productos. En 1978, Ramón Breda, el actual responsable del negocio, se trasladó a Longarone, Florencia y Bolonia para formarse adaptándose a los nuevos tiempos, nuevas formulaciones, nuevas tecnologías… El sabor y textura de sus helados forman parte del recuerdo de varias generaciones. Y si hay uno que provoca una nostalgia especial, ese es el de leche merengada.