'Jefe', cocaína y prostitutas para el jefe

La presentación del personaje protagonista de 'Jefe' no tiene desperdicio. Amanece en las afueras de un club de alterne y uno de sus clientes se despierta resacoso en el coche. Tras una raya de cocaína emprende el trayecto hasta su despacho en una empresa financiera. Su mujer le ha echado de casa, sus socios le han traicionado y Hacienda ha descubierto un agujero descomunal.

Así arranca la jornada de trabajo un lunes del jefe que borda Luis Callejo, que vivirá una semana de pesadilla sin salir de la oficina. El guionista Sergio Barrejón, que escribió junto a Borja Cobeaga el cortometraje nominado al Oscar 'Éramos pocos', debuta tras las cámaras con una película que se inscribe en ese corto subgénero dedicado a denunciar los desmanes del mundo laboral, que en nuestro país ha dado títulos como 'El método', 'Smoking Room', 'Bienvenido a Farewell-Gutmann' y 'A puerta fría'.

Lejos de la sofisticación de tiburones empresariales modelo 'Wall Street', nuestro jefe es rotundamente español. Bebedor, putero y malhablado, las cosas se hacen a su manera «por cojones». Humillar al pelota le alegra la mañana. Crecido en situaciones límite, poco a poco iremos descubriendo que bajo su coraza de negrero sin piedad se esconde cierta fragilidad. Y que los dóciles empleados quizá no estén tan sometidos como parece.

«En el fondo, esta película es el sueño de cualquier asalariado», promete su director. «¿Quién no ha fantaseado con darle una colleja monumental a su jefe? ¿O con ver a un poderoso despojado de sus privilegios? Y más en estos tiempos, en que las noticias vienen cargadas de señores encorbatados que se llenan los bolsillos de dinero ajeno».

'Jefe' acierta en ese retrato del macho alfa hispánico que se comporta igual en el bar que en un consejo de administración. Proporciona, al fin, un papel protagonista al gran Luis Callejo ('Cien años de perdón', 'Tarde para la ira'), un actor que siempre está soberbio. Su retrato de un hombre hecho a sí mismo, que ha medrado profesionalmente a base de testosterona y de someter a sus empleados, desprende humor y humanidad, sentido de la observación y verdad.

Lástima que 'Jefe' se muestre errática tras los primeros compases, sobre todo tras la aparición de una empleada de limpieza (Juana Acosta), con la que el protagonista entabla complicidad. A partir de entonces, Barrejón no sabe muy bien si quiere una sátira negra, un thriller empresarial o una comedia romántica.