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JOSÉ IBARROLA

Vivir entre trincheras

Con el asunto catalán estamos inmersos en un ruido excesivo, profusión de opiniones, informaciones y valoraciones políticas en las que los matices se van perdiendo

Martes, 14 de noviembre 2017, 02:47

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Desde que entramos en la vorágine de despropósitos que ha caracterizado la vida política de los últimos meses, vivo en estado de estupor, perpleja, día ... tras día, ante el deterioro veloz de nociones fundamentales del quehacer político democrático, como el diálogo, el respeto a la ciudadanía, la visión de futuro, la posibilidad de transformación a través de los mecanismos de la democracia y la participación ciudadana, la posibilidad también de valorar la justicia y la igualdad por encima de la legalidad vigente. Todas estas cosas que hacen de la política un servicio a la ciudadanía han desaparecido por completo del panorama. El inmovilismo y la actitud revanchista y punitiva del Gobierno español ha encontrado en el mesianismo del Govern catalán una pareja de baile perfecta. La política muere cuando se movilizan los afectos colectivos, cuando se apela a la identidad y el sentimiento para que los pueblos apoyen medidas que, sin la pasión y la razón contaminada por afectos excesivos, serían mucho más difíciles de justificar.

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