El PP vasco y Madrid
Para qué empeñarse en mejorar el partido en Euskadi si luego va a venir la dirección nacional a tirarlo todo por la borda con decisiones absurdas o directamente inadecuadas
Profesor de Historia del Pensamiento Político en la UPV/EHU
Lunes, 3 de junio 2019, 23:16
Se me podrá decir que eso es lo fácil, que es echar balones fuera o incluso que parezco nacionalista. Me da igual: cada vez estoy ... más convencido de que todo lo que le pasa al PP vasco, no solo en estos últimos años sino desde al menos la última década, y que puede llevar a su conversión en un partido marginal o anecdótico -lo siento, amigos, pero eso es lo que ya empieza a parecer-, es consecuencia directa de las decisiones tomadas por el PP nacional desde Madrid. Y Madrid no es para mí lo que entienden los nacionalistas, esos que engloban con el nombre de la capital una suerte de caricatura de la leyenda negra de España. Por Madrid me refiero aquí a la dirección nacional del PP y a toda su cultura política, articulada alrededor de unos comunicadores-estrella que conforman una visión de España donde Euskadi no tiene término medio: o son tres provincias españolas más, las más al norte de Madrid en el camino de Francia, o las identifican solo con el nacionalismo.
Podría dar infinidad de ejemplos de lo que es la cultura dominante para el caso vasco en el PP nacional, pero solo citaré aquí de pasada el más palmario y sencillo de comprobar: el régimen de Conciertos Económicos. Batalla ideológica crucial que ha convertido al nacionalismo en su principal defensor, hasta el punto de que todo el mundo, sobre todo en Madrid, piensa que fue el nacionalismo quien creó dicho sistema. Y por más que algunos -muy pocos, tres o cuatro no más- digan en el PP vasco que los conciertos fueron producto del liberalismo foral vasco, no hay nadie, a día de hoy, nadie, en el PP nacional que secunde esta afirmación y saque sus consecuencias. Y los representantes vascos del PP han tenido que ver en las Cortes muchas veces cómo el resto de sus compañeros de partido no les entienden cuando sale el tema. Toda la cultura política del PP nacional identifica sistemáticamente el régimen de Conciertos y el Cupo con el nacionalismo.
Una vez pasada la época del terrorismo, que tapó con la tierra de los muertos la necesaria clarificación de relaciones entre PP nacional y PP vasco -otro daño colateral del terrorismo de catastróficas consecuencias-, ya no me quedan dudas de que es la cultura política imperante del PP en Madrid la que va a acabar con el PP vasco para siempre. Es que ni incluso poniéndome en el mejor de los supuestos posibles para el PP vasco; esto es, que fuera un partido donde sus miembros actuaran entre sí como una red sabiamente interconectada, donde las personalidades más relevantes pudieran expresarse y sobresalir de manera natural, porque los demás compañeros se convencieran de que son los mejores. Es que, aunque así fuera, sería el poder del partido en Madrid el que acabaría por cargarse esa situación idílica, ya que en cualquier momento tomaría decisiones que resultarían letales para el desarrollo sostenido de su sucursal vasca. Y eso sucedería sencillamente porque en Madrid no tienen que convivir a diario con el nacionalismo, no saben lo que es sentirse en un territorio de frontera, no tienen que contrastar su identidad con la de quienes te consideran un extraño y ajeno a esta tierra. Porque es Madrid y solo Madrid quien avala a los nacionalistas como los legítimos y auténticos representantes de los vascos. Para el PP nacional, los representantes del PP vasco son actores secundarios, el telón de fondo en esta historia.
Para qué, entonces, empeñarse en mejorar la estructura del PP vasco, en afinar la elección de candidatos, en engrasar los canales de comunicación, en honrar a las generaciones que lo dieron todo, hasta la vida, por el partido, en trabajar el contacto con la gente que pertenece por tradición a un sector social que solo el PP vasco puede representar. ¿Para qué? Si luego va a venir indefectiblemente la dirección nacional a tirarlo todo por la borda con decisiones absurdas, coyunturales, arbitrarias o directamente inadecuadas.
¿Qué es lo primero que tendría que cambiar el PP nacional? No permitirles a los nacionalistas vascos que puenteen a los representantes del PP vasco a la hora de tratar con Madrid. Esto debería ser sagrado. Cada vez que un ministro, un secretario de Estado o un destacado miembro del partido nacional hable con un representante del nacionalismo, allí tiene que estar siempre un miembro del PP vasco. Así de sencillo. Pero eso es ya una batalla perdida porque cada vez que el PP nacional ha necesitado los votos del nacionalismo le ha dado igual absolutamente todo.
Más cosas que tendría que cambiar el PP nacional. La política de nombramientos desde Madrid en el PP vasco para afectar lo menos posible a la estabilidad interna surgida desde abajo así como a los equilibrios entre los tres territorios vascos. Pero con eso tampoco hay nada que hacer, mientras la cultura del partido se fundamente en una peculiar interpretación de las amistades políticas regida por el expeditivo método del racimo, donde da igual cómo se elija el líder si luego va a conformar una cadena piramidal de mando y de nombramientos que arrasa todo lo que le rodea, impidiendo las conexiones transversales que puedan poner en riesgo ese liderazgo.
¿Qué más habría que cambiar? Podría seguir hasta mañana. Pero valga por todas esta respuesta: el hecho mismo de que muchos del PP nacional piensen que, por criticar lo que se hace desde Madrid del modo que lo estoy haciendo aquí, me estoy poniendo frente a ellos y me estoy convirtiendo directamente, cuando menos, en sospechoso.
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