Valor para un futuro descarbonizado
Los líderes ante la crisis ·
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Los líderes ante la crisis ·
Recuerdo perfectamente cuando empecé a visitar Bilbao a diario, hace casi 30 años, para asistir a las clases en la Escuela de Ingenieros. Íbamos andando ... desde la plaza San Pedro de Deusto, donde nos dejaba el autobús, hasta San Mamés, y al cruzar el puente de Deusto, siempre acelerábamos el paso. La visión del agua sucia y maloliente de la ría, y las playas de vías y terminal de contenedores de Abandoibarra, no invitaban a detenerse. Ahora, 30 años después, la experiencia no puede ser más distinta. Bilbao es ahora un modelo del urbanismo del futuro. Y el origen del cambio está (entre otras cosas) en el éxito de una serie de decisiones estratégicas, algunas difíciles y arriesgadas, tomadas en un momento de gran crisis económica y social, pero con la mirada puesta en el impacto que tendrían en el largo plazo.
Las personas solemos dar mucha más importancia a las decisiones y efectos del corto plazo, y subestimamos el impacto que tienen nuestras acciones en el largo plazo. Y las resoluciones en una crisis tienen unas consecuencias enormes en la definición de cómo será nuestro futuro. Las crisis como la que estamos atravesando con el Covid-19 son momentos de sufrimiento y cambio forzoso, que nos obligan a adaptarnos para superar las dificultades, tomando decisiones, exprimiendo los cerebros y los recursos, llamando a la necesidad y eligiendo y determinando de esta forma cómo será el futuro. Estas decisiones tomadas en momentos de crisis impactan mucho más en el futuro.
¿Y cómo debe ser el futuro? Sin duda debe de ser sostenible para dar respuesta al reto climático, que supone nuestro principal desafío como civilización a medio y largo plazo. Es el momento de crear valor apostando por la descarbonización de la economía y de que, con su desarrollo, podamos generar ventajas competitivas a nivel local: mediante la electrificación de la movilidad urbana para mejorar la calidad del aire, con un diseño inteligente de las ciudades, apoyando la economía circular, impulsando la generación de energías renovables y distribuidas, posibilitando el nacimiento de una nueva economía del hidrógeno, inventando combustibles sintéticos neutros en carbono que permitan descarbonizar las formas de movilidad ya existentes… y todo lo que se nos ocurra. Tenemos que impulsar las iniciativas estratégicas que nos acercarán a un futuro mejor en lo económico, en lo sostenible, y por tanto con impacto en la calidad de vida de las personas. Y tenemos que impulsar esta visión a largo plazo a todos los niveles: personal, familiar, empresarial y en las administraciones.
Hay que sacar partido a la ola de digitalización, relocalización cercana de las cadenas de suministro y sostenibilidad energética como tendencias centrales de los próximos años, y con ellas cimentar las decisiones estratégicas que marcarán los próximos tres decenios. Los niños de ahora, que serán adultos en 2050, lo agradecerán y recordarán el valor que tuvimos para tomar esas decisiones en un momento de crisis tan dura como el que estamos atravesando. Desde IBIL seguiremos impulsando la movilidad sostenible y la eficiencia energética con toda nuestra energía y empeño, aportando nuestro granito de arena para lograrlo.
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