Alemania, frenéticas legislativas
Conservadores y socialdemócratas afrontan el reto de formar un Gobierno estable para el país y para Europa en pleno ascenso ultra
Doctora en Psicología y analista de relaciones internacionales
Martes, 25 de febrero 2025, 00:00
El Gobierno actual ya no dispone de mayoría; no he podido componer otra. Estoy convencido de que unas nuevas elecciones son la mejor solución para ... el bien de nuestro país», reconocía el canciller Olaf Scholz el 23 de diciembre. Al no superar su moción de confianza, instaba a Frank-Walter Steinmeier, presidente de la República Federal de Alemania, a disolver el Parlamento y convocar elecciones anticipadas, lo que ponía fin a la coalición de socialdemócratas (SPD), liberales (FDP) y ecologistas (Verdes) en el poder desde 2021. Los resultados del domingo confirman su impopularidad. ¿Permitirán una mayoría estable para el país y para Europa?
Inmersos en una campaña exprés, polarizada por la inmigración, salpicada de atentados, más las injerencias de la Administración de Trump y de su 'segundo vicepresidente', Elon Musk, los alemanes participaron masivamente en esta elección federal: 84%, el máximo valor desde la reunificación del país. Ganó la alianza conservadora CDU/CSU, pero no con el deseado 32% solicitado por su candidato, Friedrich Merz. El apoyo del 28,6% queda muy lejos de las mayorías del 40% de Angela Merkel que decidían pactos rotundos.
El fulgurante segundo puesto de Alternativa por Alemania, AfD, refuerza la extrema derecha en la vida parlamentaria con un 20,8% de los sufragios; desplaza a la socialdemocracia, SPD, a una honorable tercera posición (16,4%) si pensamos que los sondeos la situaban tras los Verdes. Los ecologistas son castigados por su papel en la anterior coalición gobernante, con un 11,6% de respaldo. Los liberales de FDP y la Alianza de izquierda, BSW, quedan fuera del Bundestag. La remontada es de la izquierda radical, Die Linke, que sorprende con su 8,8%.
El retrato de los 630 escaños de la Cámara combinará nuevas y viejas figuras. Merz ingresó por primera vez en el Bundestag en 1994 y es conocido en el partido conservador como el eterno rival de Merkel. Defensor de la 'Leitkultur' (cultura de referencia) como contramodelo del multiculturalismo, dejó la política en 2009 para reaparecer diez años después. Aliado con la Unión Socialcristiana (CSU) del ministro-presidente de Baviera, Markus Söder, Merz fue elegido jefe de filas para estos comicios. Olaf Scholz, el saliente socialdemócrata, y Robert Habeck, hasta ahora vicecanciller, candidato de Los Verdes, repiten. Sale de la vida política Christian Lindner, del Partido Democrático Liberal (FDP), socio de la coalición caída y destituido por Scholz como ministro de Finanzas en la vorágine de diferencias a la hora de relajar el endeudamiento para poder relanzar la economía.
La antieuropea Alice Weidel se instala en la Cámara federal con una fuerza no conocida desde la Segunda Guerra Mundial. El ascenso llega abonado por la primacía de AfD en varios lánders: en septiembre de 2024 la extrema derecha ganó en Turingia con un 32,8% de sufragios e igualó a los conservadores en Sajonia con un 30%.
La progresión de Weidel en los sondeos, unida al apuñalamiento en Aschaffenburgo (Baviera) el 22 de enero por parte de un inmigrante afgano, con dos fallecidas, condujo a los cristianodemócratas (CDU) a acercarse al planteamiento de la extrema derecha en inmigración. Presentaron juntos un proyecto de ley en el que la 'remigración' suponía un giro histórico en la política migratoria del país. Una severa denuncia de la excanciller Merkel y masivas manifestaciones en las principales urbes llevaron al rechazo del texto. En plena campaña, la CDU rebajó rápidamente su contratiempo con un plan de medidas a principios de este mes. Sin desplazar la inmigración del núcleo de exigencias, Merz recolocó el bienestar económico y la seguridad en el centro de su discurso.
En 2023, el PIB alemán retrocedió un 0,3% y cedió un 0,2% en 2024: dos ejercicios consecutivos en recesión, algo inimaginable desde comienzos de siglo. La competencia china en el primer mercado de exportación alemán, Estados Unidos, no se detiene. El crecimiento de la demanda interna no ha compensado la debilidad exportadora, los ciudadanos prefirieron ahorrar. La vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca no arregla la situación. Los proyectos de aumento de derechos de aduana de EE UU podrían costar entre 130.000 y 180.000 millones a la economía germana, avisa el Bundesbank. Y esto sin contar con el 'matacostes' de Trump, el cincelador Musk. Queda el envite del estadounidense sobre el gasto en defensa. El quiebro geoestratégico de Trump resuena especialmente en Berlín por la normativa constitucional del freno al endeudamiento.
Muchos desafíos para el próximo Ejecutivo, que gira al '¡Alemania primero!'. ¿Prevalecerá el 'cordón sanitario' para excluir a AfD del poder? Empiezan las negociaciones.
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