Las cooperativas construyen un mundo mejor

El Año Internacional de las Cooperativas significa una oportunidad no solo para celebrar el impacto de las empresas cooperativas en la sociedad y en la economía, sino que también significa una oportunidad para reflexionar sobre lo logrado y lo que queda por hacer para promover más y mejor cooperativismo, más prosperidad y bienestar.

En relación con lo logrado, en Euskadi se ha reconocido una antigua reivindicación del cooperativismo vasco: ser parte del Consejo de Administración del Servicio Vasco de Empleo-Lanbide, lo que permitirá que nuestra voz, conocimiento y experiencia puedan aportar de manera sustancial, y no testimonial, al diseño de las políticas activas de empleo que se desarrollen en el País Vasco.

En un contexto marcado por una auténtica transformación y revolución del mercado de trabajo como consecuencia del avance tecnológico, de la penetración de la inteligencia artificial y de la robotización, el tejido cooperativo, uno de los principales empleadores de Euskadi no podía mantenerse por más tiempo fuera de Lanbide. Nuestro compromiso de ahora en adelante es que la experiencia, la capacidad de innovación y el conocimiento de las empresas cooperativas estén al servicio de la generación de más y mejor empleo y hacer así realidad uno de los objetivos de la Ley Vasca de empleo aprobada a finales de 2023, que el empleo que se cree en Euskadi sea de calidad.

Para abordar los retos que tenemos por delante, tenemos que fomentar de la mano de las administraciones, entornos favorables y marcos políticos y legales adecuados para fortalecer los ecosistemas empresariales donde se desarrollan y arraigan las empresas cooperativas. Para mantener y mejorar nuestros niveles de competitividad necesitamos que el proceso actual de reforma fiscal impulsado por las Diputaciones forales incorpore una actualización en la fiscalidad de las cooperativas. Tenemos que dotarnos de un marco fiscal adaptado a las particularidades de las empresas cooperativas. Como dijo el lehendakari en un foro organizado por EL CORREO, una «fiscalidad inteligente» que incentive nuestro crecimiento, que fomente nuestra competitividad y que nos permita reinvertir beneficios en las comunidades donde nos ubicamos. Contar con un régimen fiscal que reconozca las contribuciones sociales y económicas de las cooperativas facilitará nuestro acceso a financiación y nos permitirá seguir generando innovación, empleo de calidad y cohesión social​.

Nos encontramos ante un momento crítico, ante la necesidad de colocar a la industria como el gran motor económico de Euskadi, porque es la industria la que dota de bienestar y cohesión social a nuestro territorio. El Plan Industrial Estratégico 2028, anunciado por el consejero de Industria y Transición Energética, debe contar con las empresas cooperativas como elemento tractor del tejido industrial. Nuestra experiencia en sectores estratégicos como la automoción, la energía renovable o las tecnologías avanzadas deben ser consideradas como una oportunidad para Euskadi y para el proyecto de reindustrialización europeo.

Como pudimos ver en el Congreso Internacional de Cooperativas celebrado en Nueva Delhi, Euskadi es reconocido como una referencia por el alcance y penetración de nuestras cooperativas en todos los sectores de la economía. La inauguración en Donostia del Hub de Vanguardia de la Economía Social ASETT, que lleva el nombre de Arizmendiarrieta, fundador del grupo Mondragon, refleja cómo Euskadi seguirá siendo el faro de la economía social y de las empresas cooperativas en el mundo. Un centro de estudios, un lugar para la innovación, una red de intercambio de conocimientos que conectará a empresas, instituciones, organizaciones sociales y academia con el fin de extender un modelo de economía que tiene a las personas en el centro. Un lugar, en definitiva, desde el que construir un mundo mejor. Precisamente ahora, cuando más se necesita.