Lejana política
Detrás del creciente voto a la derecha y la ultraderecha está la creencia de esos ciudadanos en que les irán mejor 'sus' cosas
Hace unos días el presidente argentino, animado por la señora Díaz Ayuso, declaró que España vive bajo el monstruo horrible y empobrecedor de la justicia ... social, lo que hace necesario que los españoles despierten y combatan a su -se supone- malvado Gobierno. Esta estupidez ejemplifica una vez más cómo la política aparece presentada y evaluada como una práctica alejada.
Desde la política, a los ciudadanos cada vez les llegan menos las cuestiones, decisiones, normas relativas a las vivencias -y prácticas deseables- de los distintos órdenes de la sociedad. Lo que les llega son decisiones de los políticos sobre sus intereses, convergencias, supervivencias, pero rara vez los contenidos -lo que van a hacer y por qué van a hacerlo- de las decisiones políticas que van a tomar.
Crece cada vez más en la sociedad la estricta cotidianidad ociosa y no ociosa, el acceso a la información limitado a redes dedicadas a actos musicales, festivos, historias de confrontaciones y violencias. Y en la política, por supuesto la reproducción de descalificaciones e insultos entre unos y otros representantes.
Por otro lado, las prácticas colectivas sociales se dirigen a responder -son momentos de presencia común- a crisis sociales y también a acciones solidarias para casos de emergencias graves, pero decrecen progresivamente los procesos dirigidos por movimientos sociales organizados y activos para presionar a los gobiernos exigiéndoles transformaciones sociales y políticas. Ven a gobernantes e instituciones políticas... demasiado lejos.
El alejamiento se manifiesta en un cierto cansancio frente a la democracia. En muchos casos las opciones políticas, el voto político, están dirigidas a la persona del candidato y no a su estrategia democrática. Crece la simplificación de los enemigos. Así, los migrantes son los peligrosos y los políticos y los partidos que están en el poder, los malvados. Aumenta el voto a la derecha y la ultraderecha no causado por que se busque un modelo político distinto, ni un desarrollo de libertades especial, ni una política económica más o menos social. Los ciudadanos votan porque creen que a ellos les van a ir mejor las cosas -'sus' cosas- cuando desaparezca la competencia de los migrantes y… también desaparezcan los políticos gobernantes actuales
Hay espacios donde esta radicalidad y autolimitación crece de forma especial. En los sectores juveniles hay procesos y escenarios cuya confluencia produce esta reacción. No hay trabajo, ni vivienda, y domina una alimentación cultural muy (casi solo) de mensajes descalificatorios. Un escenario que conduce a vivencias grupales marcadas por un cierto activismo y contundencia verbal frente a los políticos considerados como responsables de su situación.
Se extienden el vaciado democrático y el distanciamiento de movilizaciones sociales y organizaciones políticas
También ha aumentado el alejamiento de las clases bajas, de sectores de parados, de clases medias-bajas. Durante las últimas décadas, ha avanzado la extensión del vaciado democrático y los ciudadanos se distancian cada vez más tanto de movilizaciones sociales como de las organizaciones políticas, desde donde se asumían y defendían convicciones, ideas, propuestas sobre lo que deben hacer los políticos. O, dicho de otro modo, de lo que debía ser la política. Ahora quedan el aislamiento y la incertidumbre; a cada uno solo le queda exigir al poder que 'él' tiene que mejorar 'sus' condiciones de vida.
Al otro lado, enfrente, está la otra causa de la lejanía. Sistemas políticos casi constitutivamente estables en el aislamiento. Sistemas cuya complejidad en el desarrollo informático, informativo o económico les lleva a operar a través del aislamiento. Se autoprotegen, argumentando que con la complejidad de su sistema solo están en condiciones de hacer afirmaciones genéricas y retóricas. Que les resulta científicamente imposible señalar y explicar el contenido y las causas de sus decisiones. Un 'elevado' argumentario que encaja, por otro lado, con que parte de los votantes y los ciudadanos solo reciban también sus mensajes genéricos, retóricos; insultos, sin más.
Este es el panorama. El cambio hacia la plenitud democrática exigiría, entre otras cosas, un mayor protagonismo colectivo de la sociedad hacia la política. Aquí en el País Vasco afortunadamente hay una mayor densidad democrática. Una movilización social más organizada y extensa, y un mayor conocimiento y la correspondiente crítica de las diversas estrategias políticas con sus contenidos. Para comprobarlo se aconseja en este sentido la lectura del reciente Deustobarómetro.
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