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ILUSTRACIÓN: LAURA LIEDO
El Foco

El mal en nosotros

Los involucrados en guerras o genocidios no causan daño sólo como individuos sino como parte de una sociedad que ha permitido un proceso de degradación y deshumanización

Domingo, 19 de diciembre 2021, 00:03

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En el ensayo 'Prisioneros de la historia' (Galaxia Gutenberg, 2021), el historiador Keith Lowe describe las atrocidades que la división Das Reich de las Waffen- ... SS cometió en el pueblo francés de Oradour-sur-Glane el 10 de junio de 1944. Las tropas de las SS congregaron a todo el pueblo en la plaza y separaron a los hombres de las mujeres y niños. A ellos los ametrallaron, remataron, cubrieron con paja y combustible y quemaron. Eran más de doscientos hombres. A las mujeres y los niños los encerraron en la iglesia del pueblo. Después de asegurarse de que todos los hombres estaban muertos, los soldados fueron a la iglesia y colocaron en el altar una caja de explosivos, salieron del edificio, sellaron las puertas y la hicieron explotar. Después, entraron para rematar a las mujeres y niños que habían quedado vivos. Durante las horas siguientes recorrieron el pueblo saqueándolo, buscando posibles supervivientes y quemando edificios. Este es el recuento de la destrucción: «Para cuando terminaron, las Waffen-SS habían incendiado 123 casas, cuatro escuelas, 22 almacenes, 26 talleres, 19 garajes, 40 graneros, 35 cobertizos agrícolas, 58 hangares y una estación de tranvía. Estas son las ruinas que quedan en la desierta localidad de Oradour-sur-Glane hoy en día. Amontonados sobre estas ruinas, tanto individualmente como en grandes grupos, estuvieron los cuerpos de 642 personas».

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