Algunas conclusiones tras un semestre de locos
El acuerdo arancelario con EE UU puede ser práctico, pero escuece y abre fisuras en la UE. Europa no estaba preparada para un choque de trenes
Después de este semestre de locos, es probable que usted, aburrido de los bandazos de Donald Trump, haya dejado de seguir las noticias. Nos ha ... llegado a confundir, con su carrusel de idas y venidas con los aranceles. Por eso, quizás este artículo veraniego pueda interesarle, porque solo pretende atisbar con qué quedarse de toda esta vorágine. Como resumen, cabe decir que solo China ha podido aguantar el envite estadounidense, porque juega a largo plazo y tiene cartas para ello, como su monopolio en tierras raras. Por eso no se ha precipitado y ha ido devolviendo los golpes sin estridencias, para acabar cerrando un trato equilibrado.
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Además, Trump ha alcanzado un acuerdo del 10% con su amigo británico y uno similar al europeo con Japón. Canadá y México siguen a la espera, pero lo cierto es que el precedente de la UE no se lo deja fácil. Brasil lo tiene peor, por el asunto Bolsonaro. Europa no tenía cartas porque no estaba preparada para un choque de trenes, así de fácil, por lo que ha ganado tiempo para acabar cerrando un acuerdo general del 15%, que afecta al 70% de las exportaciones comunitarias a EE UU. Por arriba, el acero y aluminio se van al 50%, aunque, quizás, solo para volúmenes superiores. Y por abajo, aeronáutica y química se quedan en cero. Ahora cada país buscará sus exenciones y letra pequeña, como Francia con el champán, lo que puede favorecer al vino.
Además, Ursula von der Leyen se traga el sapo de cerrar el acuerdo en el nuevo hotel de golf de Trump en Escocia y aguanta el enfado de Francia y Alemania, aunque todos saben que había poco que hacer. Tras el peloteo colectivo de La Haya, el acuerdo salva la continuidad de la OTAN, pero nos obliga a comprar energía a EE UU por valor de 750.000 millones de dólares en los próximos tres años y dedicar una relevante parte de nuestro mayor gasto defensivo a armas americanas, porque lo exige el guion y tampoco tenemos nuestra industria preparada para un gran salto.
El acuerdo puede ser práctico, pero escuece y abre fisuras. Trump parece haber conseguido sus objetivos: empezamos a pagar nuestra defensa, de modo que puede centrarse en el Pacífico. Además, facilita sus exportaciones a Europa y penaliza las nuestras. Él lo llama 'equilibrar la balanza comercial' porque se queja, con algo de razón, de que su empresa debe pagar el IVA para vender aquí, mientras la nuestra está exenta de IVA europeo en sus exportaciones allí. El arancel busca equilibrarlo.
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En cuanto a los mercados, parecen lidiar con la incertidumbre, con la bolsa alta y buenos resultados en las empresas, aunque hay miedo a la posible burbuja. El mundo sigue a tope de liquidez, lo que quizás aún permite enmascararlo todo. La inflación estadounidense aún no crece, porque se anticiparon mucho las compras y algunos apuestan por compensar el coste del arancel con la desgravación fiscal del nuevo Presupuesto americano, aprobado por los pelos.
Por si acaso, Trump sigue atizando al responsable de la Reserva Federal, Jerome Powell, para que le baje el precio del dinero. Hoy, todo le va bien, pero la pelea con Elon Musk le ha dejado un arañazo en la cara por su relación con Epstein, que Rupert Murdoch, desde 'The Washington Post', se ha encargado de airear. Su propio partido le pide transparencia con los famosos papeles del pederasta fallecido, que la ministra de Justicia estrella Pam Bondi reconoció que existen. Ojo, porque no será el primero que, tras saltar mil vallas altas, se tropieza con la bajita.
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Respecto a los conflictos en curso, en Ucrania, tras la escenita en la Casa Blanca abroncando a Zelenski, parece que la diplomacia de EE UU va enterándose de cómo se las gasta Putin y cambia el paso, le da un ultimátum de diez días, pero sin concretar más. En Oriente Próximo, Israel ha ido a por Irán, en una acción, aparentemente, concertada con Washington, que bombardeó el desarrollo nuclear iraní, sin mayor reacción. Poco bueno que decir sobre Gaza, donde Israel sigue a por todas, con Macron y Starmer amagando con reconocer Palestina. Como novedad, Trump señala ahora la hambruna, lo que puede marcar un punto de inflexión.
En Europa, la UE presenta su propuesta de Presupuesto para 2028-2034, donde se juega su futuro y, por cierto, el nuestro. Francia nos alerta con su mayor austeridad y Macron pide emitir eurobonos, mientras el nuevo 'premier' alemán, Mertz, lidera un mayor control de la inmigración, que permite que le superemos, en mayo, como el principal destino de asilo en la UE.
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En cuanto a España, crece su economía, pero recibe críticas por contratar con la empresa china Huawei. Además, cuatro meses después del apagón no parece haber mucha luz sobre sus causas, ni asunción de responsabilidad del regulador, que pasa del silencio a señalar a las empresas. El asunto quedaría para los tribunales, aunque dos cosas parecen resultar claras: el sistema utiliza ahora un menor porcentaje de energía renovable y se disparan los proyectos de inversión en redes y almacenamiento de energía.
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