José Ibarrola

Cuatro retos de Euskadi

El futuro pasa por emprender sin depender tanto de las administraciones, acoger a los inmigrantes, abrir la economía al mundo y ver cumplido el Estatuto

Viernes, 14 de enero 2022, 00:23

Digo cuatro cuando podrían ser cuarenta si amplío la lista a los aspectos a modificar. De forma absolutamente subjetiva, me centro en cuatro que me ... parecen muy importantes. Más importantes que urgentes, aunque cuanto más tarde se aborden serán todavía más relevantes y, ya, urgentes también.

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Los dos primeros tienen que ver con dos valores de muchos vascos que exigen rectificación. Por un lado, la escasa implicación de los ciudadanos en la gestión de la cosa pública, delegando en exceso su responsabilidad en los poderes públicos, Gobierno vasco, diputaciones y ayuntamientos, con sus órganos legislativos correspondientes. Por otra parte, la difícil aceptación, para muchos vascos, del inmigrante, sobre todo si es pobre y con pocos conocimientos. Aunque hay también otros vascos que en la aplicación de ambos valores son ejemplo, incluso más allá de Euskal Herria. Familias que acogen a emigrantes, colectivos que les arropan, a menudo con la ayuda de los poderes públicos y de determinadas entidades sociales tanto religiosas como seculares.

Pero la gran masa social no está por la labor. A lo mejor donan unos euros para tales fines. A lo peor rechazan su propia implicación bajo el principio de que lo privado deber ser exclusivamente para los suyos, los próximos, los de su territorio. Y 'los otros', mejor que se queden en sus países o en 'reservas' que les hagan invisibles a la gente guapa.

Demasiada gente no quiere darse cuenta de que ayudando al necesitado -con becas a estudiantes, con cursos de formación a los parados...- estamos fortaleciendo el músculo de la sociedad vasca. Y acogiendo al inmigrante hacemos posible la Euskadi del futuro pues, dadas nuestras tasas de natalidad, estamos llamados a desaparecer. Además, ocupan trabajos que los autóctonos no queremos.

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Leo y escucho, aquí y allí, comentarios bastantes alarmantes afirmando que 'Euskadi está en venta'; que muchas empresas vascas, excepto las cooperativas y las de iniciativa social, están siendo adquiridas por capitales no vascos, de tal suerte que el centro de la toma de decisiones estratégicas ya estaría fuera de Euskadi. El último ejemplo es la compra de Uvesco por Pai Partners en diciembre. Considero que este puede ser el tercer reto. Siendo lego en estos temas, además de leer algunos artículos (en EL CORREO, Marco Gardoqui, Manfred Nolte, Manu Alvarez), he pedido opinión a varios amigos que han sido empresarios y hoy recién jubilados. Retengo estas ideas.

La compra de empresas vascas por multinacionales es un fenómeno natural en una economía globalizada. Tan normal como que otros grupos se establezcan aquí (Mercedes, Volkswagen …). Ciertamente, supone también un mayor riesgo de deslocalización/ liquidación que, en último caso, dependería, sobre todo, de la eficiencia y competitividad futura de la empresa en cuestión. También sería de interés la participación de los trabajadores en su capital -caso conocido y de éxito, el de CAF-, que redunda en un mayor arraigo.

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El cambio de la propiedad puede tener efectos positivos: acceso a nuevos mercados y tecnologías; introducirse en sinergias y estrategias quizás más potentes del comprador; disponer de más recursos financieros para abordar nuevos proyectos... Sin embargo, este paso puede tener muchos riesgos: la empresa comprada puede perder arraigo en Euskadi; decrece nuestra capacidad para definir el modelo de país, mayoritariamente industrial hasta el presente; aumenta el riesgo de deslocalización con todas las consecuencias del 'efecto sede'; también la consolidación de las empresas emergentes autóctonas que necesitan el apoyo de las existentes con sentido de país.

El cuarto reto sería el cumplimiento, al fin, del Estatuto de Autonomía y adaptarlo, tras 42 años de su promulgación, a los nuevos tiempos. Es el menos urgente de los cuatro, pero no diría que el menos importante. Falto de espacio, me limito a postular en España el principio del 'concierto político' y, en la Europa en construcción, a Euskadi como región 'partner' de la UE.

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El futuro de Euskadi pasa por un cambio en algunos valores de los vascos. Volver al emprendimiento sin depender tanto de las administraciones (por otra parte, imprescindibles); cambiar la actitud hacia los inmigrantes, sostén de una sociedad avejentada; una economía abierta al mundo y con el apoyo de un sistema financiero eficiente y que impulse nuestra sociedad, en pro de un autogobierno adaptado a la era posindustrial y globalizada. Considero crucial el papel de Kutxabank como motor de la financiación de las empresas, sin olvidar a Caja Laboral.

Una sociedad vasca de futuro en la que lo esencial no será el lugar de nacimiento, sino el objetivo de lograr una Euskadi con historicidad, que tenga algo que aportar a los demás y abierta a recibir lo mejor de los demás. La sociedad vasca de futuro será mestiza, y el objetivo debe ser que sus gentes digan con orgullo «ni euskalduna naiz», «soy vasco», o no será. Se diluirá como tantos pueblos en la historia.

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