San Celestino V
No sería bien vista una 'multitud de tres papas', por lo que parece altamente improbable la retirada de Francisco
'The New York Times', que presta una gran atención a la información religiosa, recogió recientemente algunas opiniones de diferentes observadores cercanos a la Curia ... romana que interpretan la inesperada creación de nuevos cardenales previstos para este mes de agosto como una señal de que Francisco, de 85 años, está reforzando el colegio cardenalicio que habrá de elegir a su sucesor, lo que viene a suponer que no está descartada en un futuro más o menos próximo una salida anticipada.
El Papa Celestino V fue el primero que dimitió (¡siglo XIII!) y decretó que el Pontífice no está encadenado a su ministerio sino que tiene libertad e inspiración espiritual para saber mejor que nadie cuándo está en condiciones de desempeñar sus exigentes funciones.
El Papa Benedicto XVI, en 2013, vino a revalidar la doctrina de Celestino V y se convirtió en el primero en retirarse en casi 600 años. Ese gesto que le honra ha cambiado la naturaleza y la percepción del papado moderno, de una misión forzosamente de por vida a un servicio que debe estar supeditado a las necesidades de la Iglesia y a los requerimientos del cargo, y no a la sacralización de la persona que lo desempeña.
«Ahora es mucho más fácil imaginar una renuncia porque Benedicto allanó el camino para eso y cambió nuestra percepción», declaró al periódico neoyorquino Giovanna Chirri, la veterana reportera del Vaticano que precisamente dio la noticia de retirada de Benedicto XVI.
Los recientes problemas de salud del Papa Francisco (extirpación parcial del colon, lesión de rodilla, ciática crónica, uso de silla de ruedas...) han suscitado rumores de retirada-especialmente entre sus adversarios en el Vaticano-, pero él ha negado que se le haya pasado por la cabeza dimitir por sus actuales limitaciones físicas, aunque es también cierto que en diversas ocasiones ha dejado abierta la posibilidad de renunciar -en un futuro- si el deterioro de su salud hiciera imposible dirigir la Iglesia como él cree que se debe dirigir, y ha alabado el ejemplo de Benedicto, que a estos efectos se ha convertido ya en un verdadero precedente para la Iglesia en la configuración institucional del papado. «(Su renuncia) fue el gran ejemplo del Papa Benedicto. Fue algo muy bueno para la iglesia. Les dijo a los papas que se detuvieran a tiempo. Es uno de los grandes, Benedicto».
Celestino V pagó caro el decreto en el que proclamaba el derecho del Pontífice a dimitir de su cargo
Celestino V pagó cara esa libertad de espíritu que le llevó a emitir un decreto afirmando el derecho de un Papa a renunciar y dimitir de su cargo; de hecho su sucesor lo encarceló para evitar que esa doctrina animara conspiraciones antipapales y Celestino V murió en la cárcel. No sólo eso, el mismo Dante tuvo la poca caridad de colocar en el infierno al buen Papa Celestino, y no es casualidad que desde 1294 ningún otro haya tomado ese nombre.
Sin embargo, el 5 de mayo de 1313, Celestino fue canonizado como santo por el Papa Clemente V por la difundida devoción popular hacia él. El pueblo siempre le admiró por el coraje de haber preferido dimitir a ser manipulado por los poderes fácticos del Vaticano. Pero Clemente V no quiso canonizarlo como mártir; de hecho lo canonizó por su nombre civil Pietro del Murrone, aunque es conocido en el santoral como Pietro Celestino, y debería ser el patrono de los que tienen el valor moral de dimitir.
En febrero de 1317, los restos de Celestino V fueron trasladados a L'Aquila, y depositados en la basílica de Santa Maria di Collemaggio, donde había sido coronado Papa. Luego del terremoto que sufrió Italia en 2009, sus restos tuvieron que ser recuperados y fueron reconocidos precisamente por Benedicto XVI, en su visita a la ciudad, el 18 de abril de 2009.
Cuando Benedicto recibió su homenaje de despedida dijo a los fieles que en aquel momento le vitoreaban que «amar a la Iglesia significa también tener el coraje de tomar decisiones difíciles y dolorosas, siempre poniendo el bien. de la Iglesia antes que a uno mismo».
Benedicto, el Papa emérito, tiene ahora 95 años y Francisco 85, -la edad con la que se retiró Ratzinger-, ambos se han mantenido profundamente respetuosos entre sí, y la figura de un Papa emérito a la sombra del Papa en cátedra se ha normalizado en el mundo católico-romano, pero me parece que no sería bien vista 'una multitud de tres papas' -dos retirados y uno en la cátedra de San Pedro-, por lo que es altamente improbable una retirada del actual Pontífice mientras viva el emérito. Pero sí podemos decir lo que dijo el reverendo Thomas Reese en 'Religion News Service' cuando Francisco fue intervenido: «Podemos recordar su hospitalización como el momento que marcó el comienzo del fin de su papado».
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