
Cataluña, entre dos elecciones
Si al PSC le va bien en las generales, la tentación de derribar a Pere Aragonès y hacerse con la Generalitat será irresistible
Periodista y ensayista sobre el nacionalismo catalán
Viernes, 9 de junio 2023, 00:03
Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Periodista y ensayista sobre el nacionalismo catalán
Viernes, 9 de junio 2023, 00:03
Las municipales del 28 de mayo presentaban en Cataluña unas particularidades derivadas de la recomposición de los tres grandes espacios políticos: independentismo (Junts, ERC y ... CUP), izquierda (con) federalista (PSC y Comunes) y derecha españolista (Cs, PP y Vox). Tras las turbulencias de la década procesista que destruyeron el sistema de partidos del pujolismo, el escrutinio certificó el avance del PSC, la derrota de Ada Colau en Barcelona, el retroceso de ERC y del voto independentista, la desaparición de Cs y la entrada de Vox en los grandes ayuntamientos.
Cataluña fue la comunidad autónoma donde se registró la mayor abstención: el 44,4%, diez puntos más que en las municipales de 2019 y un 8,4% superior al resto de España. En anteriores elecciones era habitual que fuese sensiblemente superior en los barrios obreros castellanohablantes del área metropolitana que en los distritos de las clases medias y altas catalanohablantes donde se imponen las formaciones independentistas.
Por primera vez, la abstención ha experimentado un fuerte crecimiento en estas zonas, lo que indica que amplios sectores del electorado independentista, muy movilizado en el 'procés', no han ido a votar. Acaso frustrados por las falsas promesas de acceder por la vía rápida a la tierra prometida de la independencia. Esquerra, que ha sido la principal damnificada por la abstención y el retroceso del voto independentista, pasa de la primera a la tercera posición. Junts y CUP también retroceden, pero resisten mejor.
Además, Junts consigue una gran victoria de la mano de Xavier Trías, ganador en Barcelona, que arrebató 5 de los 10 concejales de ERC y con muchas opciones de recuperar la Alcaldía que ostentó en los momentos álgidos del 'procés'. Trias planteó la campaña como un plebiscito antiColau, juego donde cayeron PSC y ERC. En cierto modo, su victoria es equivalente a la de Xavier García Albiol (PP) en Badalona, una supermayoría absoluta, y donde también pesó más el personaje que la sigla.
Esquerra calculaba que su apuesta por la mesa de diálogo, con logros como la excarcelación de los presos del 'procés' y la reforma del Código Penal rompería el empate con Junts y se destacaría como la fuerza hegemónica del nacionalismo catalán. Los resultados van en sentido contrario. Junts y CUP han aguantado el tipo, ERC ha sufrido un severo correctivo y Junts demuestra la capacidad de supervivencia del gen convergente.
El otro dato relevante fue el avance del PSC tanto en la Cataluña metropolitana como en la interior. Recuperó su posición de primera fuerza municipalista y con opciones de recuperar alcaldías como en Lleida y Tarragona en manos de ERC. Mientras el PSOE sufrió un notable quebranto, el PSC obtiene sus mejores resultados en muchos años. No tanto por un incremento de sus votos, sino por la caída del voto secesionista.
Finiquitado el 'procés', PSC y ERC eran las únicas formaciones en disposición de disputar la centralidad del espacio político que dejó vacante la Convergència de Pujol. En la batalla por ocupar ese territorio central, los socialistas no solo han contado con la aureola de buen gestor de Salvador Illa, ministro de Sanidad del covid, sino con la apelación a abandonar aventuras secesionistas y encarar con seriedad los graves problemas económicos y sociales del país.
En la negociación de los Presupuestos de la Generalitat los socialistas, con el apoyo entusiasta de las principales organizaciones empresariales y entidades financieras, apretaron a ERC, en situación de extrema debilidad desde la salida de Junts del Govern, hasta conseguir, por ejemplo, la ampliación del aeropuerto de Barcelona.
Los Comunes en coalición Podemos aguantaron sus posiciones en el área metropolitana. Unos discretos resultados oscurecidos por la derrota de Ada Colau, su principal activo político y electoral que, además, ejercía una función de contrapeso en el complejo entramado político e institucional del país.
Los comicios extendieron el certificado de defunción de Ciudadanos. La mayor parte de sus apoyos fueron a parar al PP, que duplica su porcentaje de voto y logra una gran victoria en Badalona, y a Vox, que entra en las cuatro capitales y casi todos los grandes ayuntamientos de la Cataluña metropolitana.
El escrutinio de las municipales permite aventurar dos hipótesis. Por un lado, si al PSC le va bien en las generales del 23 de julio, la tentación de derribar a Pere Aragonès y tirar los dados electorales será irresistible, con grandes opciones de que Illa le sustituya en la presidencia de la Generalitat. Por otro, el varapalo a ERC le conducirá a intentar recoser sus relaciones con Junts y CUP y replantear sus relaciones con la izquierda española a la vista de que su electorado ha castigado la estrategia pactista y de colaboración con el Gobierno de coalición progresista en Madrid.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.