EFE

Tramperos vascos

Furgón de cola ·

Tras la Navidad, el Gobierno vasco asumela responsabilidad y al tiempo la proyecta

Miércoles, 13 de enero 2021, 00:00

Ayer parecía un buen momento para hablar en Euskadi de los contagios diarios disparándose hasta los 817 casos y de si estamos de verdad seguros ... de que la estrategia de vacunación es la mejor de las posibles, pero el Gobierno vasco sorprendió poniendo sobre la mesa un asunto sin duda de mayor calado. ¿Cómo somos los vascos? También puede enunciarse al estilo de Raymond Carver: ¿de qué hablamos cuando hablamos de vascos? O formularse con audacia ontológica: ¿por qué los llamamos vascos cuando queremos decir vascos?

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La chispa la prendió Jonan Fernández, CEO pandémico, al asegurar en Onda Vasca que a los confinamientos municipales se ha llegado por culpa de los «sectores que buscan la trampa», o sea, la gente que se salta las normas. Antes, preguntado por si las medidas navideñas debieron ser más duras, Fernández ya había trasladado la responsabilidad a los sectores de la sociedad que incumplen las medidas gubernamentales: «Por ahí es por donde se nos van las fugas».

Cierto que Jonan Fernández aclaró en todo momento que esos sectores son minoritarios, pero lo hizo atribuyéndoles una responsabilidad mayoritaria. Directa, en el caso de los confinamientos municipales.

Sin embargo, cuando a media mañana le preguntaron a Bingen Zupiria por las consecuencias de la Navidad, el consejero asumió en nombre del Gobierno «la responsabilidad de lo que pueda pasar» y constató que los vascos no se han «divertido» más de lo debido en fiestas. Lo gracioso es que Zupiria creía estar contestando a Fernando Simón, y probablemente también metiendo un gol por la escuadra del fuste septentrional, pero el azar quiso que contestase en realidad a su compañero Fernández, perito en virus, cuyo ectoplasma casi se le aparece para hacerle la segunda voz: «Los vascos no se han divertido excepto en Agurain, Beasain, Muskiz o Lekeitio, que allí algunos se lo han pasado en grande y todavía nos van a matar a todos».

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Dejando a un lado que no sepamos qué clase de gente son en el fondo los vascos, no cabe la menor sorpresa ante lo ocurrido. Al contrario, todo marcha más bien según lo previsto. Y no me refiero al aumento de los contagios tras las navidades, sino al lanzamiento -olímpico, indiscriminado y confuso- de la responsabilidad.

MONCLOA

El reencuentro

Sánchez y Urkullu se vieron por última vez en persona en junio de 2018. El lehendakari fue el primer presidente autonómico al que recibía en Moncloa un presidente que prácticamente estrenaba el cargo. El gesto era manifiesto y Urkullu lo subrayó diciendo que durante su segundo mandato Rajoy nunca le recibió. Y mira que le votaban a favor. Sánchez, en cambio, no solo recibió a Urkullu -«socios preferentes», prometió el día de la moción-, sino que le sacó café y transferencias. Y hablaron de meterle marcha plurinacional al Estado. Debían de estar preciosos aquel junio los jardines de Moncloa. Dos años después, Urkullu vuelve a ser recibido por el presidente y todo ha cambiado: el jardín estará quemado por la nieve y Sánchez tiene más canas, cuatro ministros de Podemos y sobre la mesa el montón de agravios que Urkullu ha ido acumulando durante la pandemia. El 155 encubierto, acuérdense. O el enfado aquel de diez sobre diez por los fondos Covid. O lo de Bildu, qué momentazo: el lehendakari sin tocar el café y preguntando con gelidez si va todo bien, Pedro, por la dirección del Estado.

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ACREEDORES

Segundo round

Un evidente déficit de atención y algunas campañas protagonizadas por Bertín Osborne y Marc Ostarcevic me hacían pensar en que lo de la «segunda oportunidad» tenía algo que ver con el sector de la canción melódica y los playboys otoñales pero bronceados. La cosa, sin embargo, va muy en serio y tiene que ver con gente a la que el fracaso de un proyecto empresarial se le transforma en una carga que le impide levantar cabeza. Por ejemplo, al tener que afrontar importantes deudas con Hacienda o la Seguridad Social. Si la reciente reforma de la Ley Concursal no parecía ser muy sensible a esta idea de la segunda oportunidad, llegan sentencias de tribunales vascos que sí lo son y exoneran al deudor de sus cargas con el Estado, facilitando así que reinicie su actividad. Puede ser importante ahora que el Covid cierra persianas en un número abrumador aún por determinar y se piensa en cómo devolver la actividad a esas lonjas y oficinas, lo que sin duda está bien, pero quizá no tanto en qué va a ser de la persona que ha echado el cierre por última vez y se ha perdido calle abajo.

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