Tentaciones
Antes de conocer el final del recuento de votos, en la planta noble de Génova ya se empezó a gestar la estrategia del partido para ... la escalofriante etapa que se abre en la política nacional. Teodoro García Egea deslizó en los micrófonos una recomendación para que Sánchez vaya recogiendo el colchón de La Moncloa. La interpretación más extendida es que Pablo Casado y sus consejeros no descartan abrir una etapa de entendimiento con los socialistas para salvar el bloqueo que ha provocado la fragmentación y el error del propio Sánchez lanzando a los españoles a votar por segunda vez en seis meses.
Pero el vértigo de ofrecer al PSOE un pacto de legislatura o un Gobierno de coalición es tan grande en el PP como en el PSOE. Así que Casado y los suyos intentarían amortiguar el golpe poniendo como condición que Sánchez, el 'killer' de Rajoy, se retire de la primera línea. No será fácil para el PP. Pero tampoco es el momento de afilar la espada y refugiarse en los consejos orientales sobre esperar a ver pasar delante de la puerta el cadáver de tu enemigo. Ni caer en la tentación de aplicar la 'teoría Montoro'. Aquello de «dejemos que caiga España que ya vendremos nosotros y la levantaremos». No tienen más que echar un vistazo al desierto naranja que ha dejado Rivera por poner sus intereses por delante de las necesidades de la nación.
A día de hoy el grueso sociológico nacional está pidiendo a los partidos que sean útiles y que defiendan los esencial: la Constitución y la unidad territorial. Casado ha sacado al PP del hoyo del peor resultado desde la refundación de Aznar y eso le consolida como el líder de la oposición y del centro derecha. Pero el clima en el que lo ha logrado no permite hacer una política convencional de poder-oposición. La ideología es fundamental en los partidos porque sostiene los valores que justifican su respaldo de un segmento social. Pero cuando las cuentas no salen hay que aparcar los programas y unir fuerzas aunque sea con el adversario. Ahora las urnas y la coyuntura política le ofrecen la posibilidad de hacer una 'joint venture' (asociación estratégica temporal) con los socialistas para frenar el independentismo ilegal en Cataluña, preparar la estructura económica para afrontar la crisis y evitar dejar en manos de nacionalistas periféricos y populistas de todo a cien el timón del país. Si quiere Sánchez, claro. Y no debería temer el factor Vox. Porque el partido de Abascal es un voto circunstancial. Refugio para votantes cabreados y con ganas de castigar a todos los partidos convencionales. Ha subido como la espuma y puede bajar igual.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión