Luz y sonido
Bilbao ·
Instalan en Ledesma sonómetros que proyectan avisosEs curioso: lo del ocio y las molestias al vecindario constituye un problema del todo irresoluble que tiene, sin embargo, una solución sencilla, aunque sea ... a nivel teórico. Consiste en que la gente que está alternando tenga presente que hay quien vive en las casas de alrededor e intente conducirse con moderación para molestar lo menos posible. Es cierto que el ambiente monacal parece incompatible con una zona de bares, pero también lo es que siempre será posible gritar algo menos, bajar el volumen, evitar en lo posible el estruendo. Por respeto al prójimo y por algo aun mejor: puro interés. Cuantos menos problemas haya con los vecinos y las ordenanzas, mejor le irá a nuestro bar predilecto, o a la zona de bares que nos gusta frecuentar.
La del ruido es una de las pocas batallas urbanas que le queda pendiente a una ciudad como Bilbao, que es hoy probablemente más civilizada de lo que lo fue nunca. En 2006 se pensó que la Ley Antitabaco generaría una especie de caos contestatario, un montón de conductas antisociales, y no pasó nada. Solo el ruido sigue siendo entre nosotros, a veces, excesivo. Eso afecta sobre todo al descanso vecinal, pero también a las posibilidades del mundo del ocio, especialmente el nocturno. Que no es imposible vivir a menos volumen lo comprobamos cuando viajamos a algunos lugares del extranjero. También comprobamos que, por lo general, uno baja el tono casi sin darse cuenta cuando el ambiente alrededor es silencioso.
Poco dispuesto a darse por vencido en este asunto, el Ayuntamiento va a probar en un tramo de Ledesma un sistema contra el ruido generado en las zonas de copas. Unas cajas negras con sonómetros proyectarán avisos luminosos en el suelo cuando el sonido supere de un modo continuado los 83 decibelios. Es de esperar que la gente que esté en la calle tomando algo, al ver el indicador, se conjure para bajar el tono y devolver el ambiente a un rango relajado, pero tolerable: la clase de atmósfera ante la que se interpone con éxito una ventana cerrada.
Tampoco puede descartarse que haya especímenes que se pongan a cantar lo más alto que puedan por ver si consiguen provocar la proyección del anuncio lumínico y reírse un poco con la hazaña.
No pasará nada si en esos casos la caja negra está preparada para abrir fuego, aunque sea, por razones obvias, con silenciador.
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