Respetar los resultados
Si el soberanismo gana las elecciones y forma Gobierno, los constitucionalistas no se opondrán a que lo hagan
La cantilena principal del soberanismo en estas vísperas electorales, en que los nacionalistas en angustiosa campaña continúan diseminando falsedades, se centra en una capciosa interrogación: ¿ ... respetarán los constitucionalistas el resultado de las urnas si ganan las fuerzas partidarias de la ruptura? Antes de aventurar cualquier respuesta a esta pregunta-trampa conviene destacar el cinismo que encierra tal actitud interrogativa. Porque quien no estuviera al tanto de lo que ocurre podría llegar a pensar que llueve sobre mojado, esto es, que los soberanistas, hartos de los incumplimientos de sus antagonistas, quieren asegurarse ahora su fair play. Curiosa pretensión en quienes han traicionado las reglas de juego vigentes que ellos mismos contribuyeron a establecer, y han intentado dar un verdadero golpe de Estado, que hubiera impuesto a la mitad de los catalanes (al menos) una salida totalmente indeseada por ellos, con el argumento de que así lo quería la otra mitad, convertida por arte de magia en la representación genuina y única de Cataluña.
En otras palabras, es una ironía de la vida que los sublevados exijan ahora con talante puritano la lealtad constitucional de las víctimas. Es como si los violadores de una infortunada le exigieran tras el abuso honestidad y contención. También es cuando menos cínico que quienes reclaman a los contendientes respeto a las reglas de juego no empiecen el discurso asegurando que ellos, por supuesto, están dispuestos a actuar de este modo. Porque, después de un conato de autocrítica de ERC y del PDeCAT, lo que se ha escuchado es la voluntad inequívoca de continuar con el ‘procés’, de reforzar la idea de la República Catalana, incluso de aprovechar la hipotética mayoría parlamentaria para ratificar a Puigdemont y a su Gobierno al frente de la Generalitat en un gesto de rechazo a las decisiones adoptadas al amparo del artículo 155. De donde se deduce que lo que pretenden es que el Estado se desarme unilateralmente para que ellos puedan desmontar la legalidad sin objeciones. Gloriosa y alucinante pretensión.
Pero no eludamos la pregunta en cuestión: si el soberanismo gana las elecciones y consigue formar Gobierno, las fuerzas constitucionalistas y las instituciones no se opondrán en absoluto, como es natural, a que esa mayoría forme Gobierno a través de la investidura prevista en el vigente Estatuto de Autonomía. Aunque, lógicamente, la Generalitat deberá atenerse escrupulosamente al principio legalidad, como cualquier actor público o privado de este país. En otras palabras, que no duden los soberanistas de que los constitucionalistas respetarán el resultado. Pero que tengan igualmente la seguridad de que cualquier desviación de este nuevo Gobierno emanado de las urnas será corregida debidamente mediante la aplicación estricta de las herramientas constitucionales.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión