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Propensión al despilfarro

Miércoles, 4 de julio 2018, 00:00

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Durante varios meses viajé en el AVE todos los miércoles al atardecer de Zaragoza a Madrid y tuve oportunidad de contemplar la modernidad de una ... estación en Los Yébenes (Guadalajara) en la que raramente descendía o subía alguien. Obvio es añadir que se trata de un ejemplo, uno más, del despilfarro inversor de los últimos años, cuando pasamos de la penuria ancestral a la reivindicación de las ciudades y pueblos que se preciasen de una estación del AVE, una Universidad, un aeropuerto y un palacio suntuoso de deportes, además de un museo etnográfico predestinado muchas veces a carecer de visitantes. Estos días pasados el Tribunal de Cuentas de la Unión Europea difundió un informe sobre esta propensión al despilfarro, concretamente en lo que a la expansión del AVE se refiere. Su red a menudo se trazó en función de atenciones políticas, lo cual aumentó el número de estaciones, algunas sin pasajeros, incrementó el coste de los itinerarios de veinte a cuarenta millones el kilómetro y ha dejado una rémora para el mantenimiento que lo condena a ser deficitario. Sólo la ruta Madrid-Barcelona es realmente rentable. Se trata de un lujo caro.

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