Paisaje con peajes
Furgón de cola ·
El Gobierno asegura que los peajes llegarán a todas las autovías en 2024 como «fecha tentativa»Lo de llenar las autovías de peajes puede parecer mejor o peor, pero no una novedad. En realidad, proponerlo es una tradición en el Ministerio ... de Transportes y Obras Públicas. Lo hicieron en su día ministros tan pretéritos y variopintos como Josep Borrell, Ana Pastor o Íñigo de la Serna. José Luis Ábalos lo hizo también hace dos veranos, aunque aclarando que la tarifa sería «simbólica». Yo pensé entonces que igual bastaba con que el conductor sonriese y le hiciese un corazón de esos con los dedos a la cámara del peaje. Pero no, debía de ser algo relacionado con la pasta, porque se montó el lío. Y el propio ministro explicó que aquello que había expuesto él personalmente era «un cuento de agosto», que debe de ser como se conocen en Zaragoza las serpientes de verano, porque tampoco creo yo que Ábalos, precisamente él, se confundiese con la película de Rohmer.
El caso es que estamos en primavera y el Gobierno ha metido los peajes entre los dos mil folios del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. La medida tiene fecha, 2024, aunque María Jesús Montero aclaró ayer con ese estilo suyo que se trata de «una fecha tentativa». La ministra Ribera informó en cambio de que lo de los peajes es solo una idea, insistiendo en esa teoría alucinante según la cual el Gobierno ha mandado a Bruselas unos papeles llenos de subidas de impuestos y cosas así, pero solo como prueba, para ver si tenían bien el correo de la Comisión. Hay algo fascinante en que el Gobierno se aplique a esquivar sus propias decisiones en lugar de explicarlas. Solo Nadia Calviño, que con frecuencia parece la adulta a cargo del Consejo de Ministros, habló ayer claro en el Senado. ¿Peajes? Sí. Se necesita financiación para mantener las infraestructuras, o sea, los hospitales, los colegios, las carreteras y los aeropuertos.
Los transportistas, los conductores y la oposición en general rechazan como también es tradición la imposición del peaje. Más novedoso es que lo haga Podemos, que está en el Gobierno y parece a punto de hacer pancartas: 'Peajes no'. Yo les entiendo. De algún modo tienen que mitigar el disgusto de haberle visto a Él, a Pablo, desapareciendo en la batalla más bonito, y más humilde, que el mismísimo Rey Arturo o el buen rey Don Sebastián.
VACUNAS
Bidenmanía
Hasta hace no mucho, una de las reglas más inamovibles de nuestro pensamiento político establecía que el presidente de los Estados Unidos era el peor de los tiranos y con frecuencia también el tío más bobo del planeta. Todo cambió con Obama, que no podía molar más, y puede llegar a un extremo nuevo con Joe Biden, que no te puede caer mal con todos esos años y esas 'Ray-Ban' y ha aparecido en un sitio en el que solo puedes mejorarlo: después de Trump. Lo que no esperábamos es que Biden apostase fuerte por las reformas o por liderar proyectos como la suspensión temporal de las patentes de las vacunas del covid. Porque urge salvar vidas y arrinconar al virus. Ya habrá tiempo para la propiedad intelectual. A Biden le está pegando olés hasta Echenique. Y la Unión Europea reaccionando a lo de las patentes tarde y mal, descolocada, olvidando que los de la fraternidad y los derechos humanos deberíamos ser nosotros.
PSOE
Vuelve Susana
No va a tranquilizarse la política nacional tras las elecciones madrileñas. Lo que cuenta, estúpido, es la emoción. Así que ayer, dos días después del desastre del 4-M, el secretario general del PSOE en Madrid dimitió y el candidato terminó en el hospital. Lo de Gabilondo fue solo una pequeña arritmia. Normal. Si lo raro es que no nos dé un infarto a todos. Por ejemplo, cuando vimos ayer cómo a Pedro Sánchez le resucitaba de entre los muertos Susana Díaz, su archienemiga, y decía «libertad», como Ayuso, al aceptarle el desafío de las primarias. Continuará.
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