
Uvas y discursos
Fin de año ·
La pirotecnia deja paso a los discursos de los presidentes autonómicosSecciones
Servicios
Destacamos
Edición
Fin de año ·
La pirotecnia deja paso a los discursos de los presidentes autonómicosEntre las tradiciones de Nochevieja, a medida que nuestra sociedad abandona los petardos para evitar incendios y mascotas infartadas, se abren paso los discursos de ... los presidentes autonómicos. Es una forma de compensar el peligro, redireccionándolo de la pólvora a los asesores de comunicación. El año pasado Alfonso Fernández Mañueco grabó su discurso en un instituto de Zamora y protagonizó una escena introductoria inolvidable: el presidente entraba, desde la calle y sin la más mínima naturalidad, en el centro y se encontraba allí casualmente con un grupito de profesores y alumnos, a los que saludaba estrechando la mano de los adultos y chocándola ('give me five!') con los chavales.
Lástima que el audiovisual institucional vasco sea más contenido y el lehendakari dé el discurso de Fin de Año siempre desde Ajuria Enea y sin romper la cuarta pared. Cierto que este año es el primero de Imanol Pradales y que la competencia de cinematografía acaba de ser traspasada. Quizá disfrutemos de algún trávelin ambicioso. O, aun mejor, de un inesperado plano subjetivo mediante el que de pronto no seamos los vascos los que vemos al lehendakari, sino el lehendakari el que nos ve a los vascos. Por lo pronto sabemos que Pradales va a tener al lado el escritorio del lehendakari Agirre, que últimamente es una referencia muy propia de nuestra Nochevieja. El año pasado Urkullu comenzó su discurso recordando el de 'Gabon' de Agirre en 1936, cuando «nuestro pueblo estaba siendo atacado». Lo recuerdo porque el hallazgo historiográfico pasó desapercibido: nuestro pueblo no aportó a la guerra un solo requeté. Parece que el lehendakari Pradales va a hablarnos de Europa, un tema en principio más tranquilo. Atentos en cualquier caso a la dramaturgia. Los presidentes autonómicos nunca tienen un discurso tan dirigido artísticamente como el de Fin de Año. Y algunos llegan a mover en él las manos de un modo tan extraño, constante, enfático y ampuloso que yo temo siempre que, por pura probabilidad aleatoria, lleguen a componer alguna contraseña secreta y movilicen sin quererlo a la Mara Salvatrucha en la región.
Podemos
El año próximo será como todos proclive a los aniversarios. En 2025, por ejemplo, se cumplirán diez años desde que Pablo Iglesias -afilado, desafiante, prometedor y con coleta- llamó «cenizos» a los camaradas de Izquierda Unida y los instó a alejarse de él y de Podemos, fuerza emergente, para seguir con su «típico izquierdismo aburrido y amargado» y cociéndose en «su salsa llena de estrellas rojas y de cosas»; diez años, en fin, desde que Pablo Iglesias incluso personalizó en un pitufo, o sea, pitufó a los camaradas de IU: «No te enteras, pitufo gruñón, no les vamos a regalar nuestro país nunca más a los de arriba». Lo increíble en términos históricos es que 2024 termine con Pablo Iglesias -padre de familia, pensionado exgubernamental y gestor de cuotas televisivas pactadas con los de arriba- reconveniendo a los jóvenes comunistas de GKS. Ha sucedido en redes a cuenta de la labor parlamentaria de Podemos. Y sorprende porque la interlocución da aire a los ortodoxos emergentes, pero admira porque Iglesias parece ajeno a su propio arco narrativo como personaje. Y cree que puede seguir adoctrinando desde el lugar adecuado. Como si la utilidad de estos diez años hubiese terminado siendo mínimamente colectiva.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.