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Furgón de cola

Open del desierto

Golf ·

Jon Rahm ficha por el circuito saudí de golf por más de quinientos millones de euros

Como tantos deportes, el golf tiene un prestigio clásico y anglosajón. Eso explica las normas de cortesía, el culto al césped y los calcetines imposibles. ... También esos clubes, todo caoba y tradición, con sus nombres imponentes. El famoso de Edimburgo es nada menos que la 'Honourable Company'. El de St. Andrews, que tampoco es manco, lleva los títulos de 'Royal and Ancient' y organiza el Open Británico desde 1860. Su trofeo es la legendaria Jarra de Clarete. El año pasado casi la gana Jon Rahm, el golfista de Barrika. Pues va a terminar en Oriente Medio. ¿Jon Rahm? Sí, él seguro, pero me refiero a todo lo demás: el golf, los calcetines, los clubes como el colegio de Harry Potter, la Jarra de Clarete y también Barrika a poco que un jeque le haga a la alcaldesa una oferta irrechazable.

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El año pasado Arabia Saudí comenzó a montar un circuito de golf de primer nivel comprándose a los mejores golfistas del planeta como se compró a Ronaldo, Neymar y Benzema para su liga de fútbol. La diferencia está en que los golfistas tienen carreras muy largas y con cuarenta años están en su mejor momento. Jon Rahm va a cumplir los treinta y el año pasado rechazó 400 millones de euros explicando que para él, antes que el dinero, estaban «la historia y el legado». Es por supuesto la clase de afirmación que se pone a prueba con mucho más dinero y Rahm ficha ahora por 550 millones. Con la llegada del golfista vasco, Arabia Saudí puede presumir de ser el país de La Meca y del mejor golf del mundo, algo hasta ahora impensable para un lugar incompatible con el whisky. ¿Se acuerdan de Rubiales y la Supercopa? Yo recuerdo aquel particular subsuelo siempre que veo a los jeques venirse al Viejo Mundo de compras deportivas. Ademas del espectáculo, las monarquías del Golfo se están llevando de Occidente una lección: nuestros principios más sólidos, los que acumulan más historia y prosopopeya, se derriban como cualquier simple contraoferta: pagando más en petrodólares.

CNI

Queridísimos espías

Preguntada por el asunto de los agentes del CNI a sueldo de Estados Unidos del que nos hemos enterado de repente y con dos meses de retraso, Margarita Robles dijo ayer que las relaciones con nuestros aliados estadounidenses son buenísimas. Consciente de que todos hemos visto muchas películas, yo creo que la ministra de Defensa dio por hecho que sabemos que la CIA no tiene amigos -espiaban hasta a Merkel- y por eso no te avisa como buenos aliados de que saben que tienes agentes de inteligencia sobornables entre otras cosas porque acaban de sobornarlos ellos. ¿Pero qué información necesita Estados Unidos que no se le fuese a facilitar en la relación normal entre dos países amigos? La verdaderamente interesante, claro. La embajadora estadounidense le ha explicado a Robles que ella no tenía ni idea y que en realidad es todo culpa de Trump. Sabiéndolo, no parece que el Gobierno vaya a declararle la guerra a Estados Unidos. Les tiene uno mucha admiración a los espías, la verdad. Tampoco será fácil, con tanta traición y tanto secretismo, recordar pasados unos años para quién espías realmente. Y la angustia de no poder preguntarlo. Porque a saber para quién espían los demás.

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