Reuters
Furgón de cola

Guante blanco

El Louvre sufre un sofisticado robo de joyas imperiales y las autoridades remiten a Arsène Lupin

Tres encapuchados accedieron ayer en un montacargas al primer piso de la Petite Galerie del Louvre. Tras abrir con radiales una ventana, entraron a la ... galería de Apolo, donde forzaron vitrinas y se hicieron con al menos nueve joyas «de incalculable valor». Después desandaron el camino y se dieron a la fuga en potentes 'scooters'. Tardaron siete minutos en hacerlo todo, cuando usted y yo al Louvre ya ni vamos porque la última vez tardamos una hora solo en entrar y concluimos que al final era no hacer cola lo que es más hermoso que la Victoria de Samotracia.

Publicidad

Las joyas robadas pertenecen a los tesoros reales y al legado de Napoleón. La famosa corona de la emperatriz Eugenia (1.354 diamantes) apareció tirada en la calle. ¿Se les caería a los ladrones? Sería raro porque parecen ladrones de la mejor calidad. «Ha sido Arsène Lupin», declaró tras el robo Ariel Weil, alcalde del distrito París Centro. Supongo que lo dijo en plan simbólico y no policial. Puede que también en plan patriótico. Habrán oído que la Quinta República se tambalea y ayer Jordan Bardella, delfín de Marine Le Pen, definió el robo como «una insoportable humillación para Francia». La línea de defensa que tal vez abrió Weil es ilusionante. Consistiría en matizar lo de la decadencia recordándole al mundo que los grandes ladrones de guante blanco -Lupin, Rocambole, Fantomas- también son franceses.

Siguiendo con el interés nacional, esperemos que en París alguien entienda que revisar la cimentación de la Torre Eiffel parece conveniente después de que se te incendie Notre-Dame y te roben en el Louvre. En septiembre ya hubo un robo de pepitas de oro nativo en el Museo de Historia Natural de París y otro de valiosas piezas de cerámica en un museo de Limoges. Lo que sucedió en el Louvre a comienzos de verano fue que los trabajadores hicieron un paro exigiendo más recursos, entre otras cosas para garantizar la seguridad. A comienzos de año, Macron anunció nada menos que frente a la Gioconda -dos obras maestras juntas, pensaría el presidente- un plan para el «renacimiento» del museo. Las obras promovidas por ese plan salvador favorecieron que ayer en el exterior del Louvre pasasen desapercibidos unos tipos que subían muy deprisa por un montacargas.

EE UU

Rey Trump

Miles de personas se manifestaron el sábado en Estados Unidos contra la política migratoria de Trump, contra los despliegues militares nacionales de Trump, contra el hostigamiento de Trump a sus opositores… Contra Trump, o sea, en general. El lema de las manifestaciones era 'Sin reyes' y transcurrieron sin incidentes, lo que demuestra que es mucha la distancia que separa la realidad de la caricatura aterradora. Cierto que el argumento funciona también al revés: no es probable que a un rey absolutista se le llene la Avenida Pensilvania de opositores, muchos de ellos disfrazados y llevando muñecos chistosos del tirano. Aplicando la lógica automática del 'influencer', Trump respondió ayer con un vídeo generado con inteligencia artificial en el que se le ve tocado con una corona real y pilotando un avión que descarga heces sobre los manifestantes. El punto en que pensábamos que algo así no es muy presidencial también lo hemos superado. El punto en que algo así era sencillamente inadmisible ni sabemos dónde queda. Lo que tampoco sé es si el mecanismo no comienza a dar muestras de fatiga. Hay algo temerario en el automatismo: responder a miles de voluntades sintonizadas y puestas en marcha con un vídeo muy viral.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad